Por Alejandro
Santana
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Esto es un problema social, las leyes son claras y dicen
textualmente que nadie debe tomar la justicia en sus manos, es decir, no se
puede matar a un delincuente que viene a robarte y matarte.
Hay hechos conocidos que sería bueno refrescar, 1ro, una noche,
atracan a una joven, la despojan de un celular, ella conoce al ladrón, le pone
una querella en la Dirección Regional de la Policía en esta ciudad, y
lo atrapan, cuando la llaman, afirma que sí, que ese es el ladrón.
En el escritorio donde está sentado quien está de servicio, hay
cuatro celulares, ella identifica el de ella, le dicen que vuelva al otro día a
las nueve de la mañana, y cuando acude, ya el delincuente lo habían soltado y
su celular había desaparecido del cuartel policial, resultado, tiene a un
enemigo potencial en las calles y no tiene su celular.
2do, en Villa Central, en el barrio la Montañita, (tierra de
nadie), matan a un trabajador de EDESUR, se entregan los autores del hecho y el
de mayor responsabilidad dice que lo mató porque se puso bruto, es decir no se
dejó atracar con facilidad y por eso lo mataron.
En la ciudad capital hay muchos casos criminales, y sólo la
mayoría que ha recibido condenas, han sido benignas, pero el ciudadano que mata
a un delincuente, si va a la cárcel a pulgar penas ejemplares, "de acuerdo
a jueces".
Se pueden señalar miles de casos de delincuencia, donde el
delincuente sale ganando, mata, roba y recobra su libertad, cuando es apresado,
con mucha facilidad.
Somos una sociedad que no ha sabido darse un verdadero código
procesal penal, que aunque sea garantista de derechos ciudadanos, también
contemple sancionar al ciudadano que delinque.
Las veces que nuestros congresistas han tratado de hacer códigos
judiciales, han cometido el error de importar experiencias de sociedades,
educadas y organizadas y con otras realidades que no son las nuestras.
Resultado, tenemos una alta tasa de corrupción, de delincuencia en
todos los órdenes, tenemos a policías, fiscales y jueces corruptos, tenemos
ciudadanos, entre ellos padres, madres y otros familiares que apoyan o encubren
a sus hijos delincuentes y aunque estos hayan matado a más de veinte ciudadanos
honestos, cuando a ellos les toca ser ejecutados, entonces salen a defenderlos
y hasta lo entierran con nuestra bandera.
Si vemos sin pasión a nuestra sociedad, a nuestros ciudadanos,
diremos con facilidad que nos hemos vuelto locos, que andamos en decadencia,
que debemos reorientarnos, que debemos retroceder a los tiempos en que la
honestidad era nuestra carta de presentación.
Esa falta de valores nos tiene divididos, unos estamos de acuerdo
con que se mate a los delincuentes que salen a las calles a matar, pero otros
lo defendemos férreamente, pero no sólo eso, hasta los entierran arropados con
nuestro signo patrio, ¡qué irrespeto!, y que falta de autoridad.
Esos descuidos, esa falta de autoridad, es que ha despertado en la
sociedad el que muchos ciudadanos estemos deseando tener nuestro propio
Chapulín, para que nos defienda,
Pero no un chapulín que se desenvuelva con payasadas y maneras
alocadas, necesitamos a un chapulín al estilo del personaje del hombre de la
etiqueta de la telenovela, "Por estas calles", donde había un
personaje que salía a cazar a los delincuentes, ladrones y les obligaba a
quitarse el zapato del pié derecho y colocarse una etiqueta que decía,
¡fusilado por ladrón!. Sé que es anti cristiano y anti jurídico quitar la
vida a alguien, pero es que la falta de una regularización efectiva por parte
de nuestras autoridades, no nos deja otra opción que no sea el desear tener a
un salvador, o en su defecto, a un General Rangers, así andamos como sociedad.
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