Por Alejandro Santana
Sé que no soy el periodista que he deseado ser y sé que
tampoco soy ese periodista que el pueblo ha deseado que sea.
Conozco que desde la Constitución de de la Republica se
establecen derechos hacia los ciudadanos en torno a la libre expresión,
pero esos derechos vienen pautados al respeto absoluto hacia la honra, el
pudor y las buenas costumbres.
Hay barreras que no se pueden traspasar, so pena de ser
sancionado, también conozco que en la Biblia hay la oferta de la Salvación,
pero algo de tanto valor divino, también tiene sus reglas.
El ejercicio del periodismo no es tener patente de Corso, hay
reglas, hay intereses que respetar, te acoges o simplemente te vas.
Cuando se entra a trabajar a un medio, no importa cuál sea, se está
sujeto, entre otras cosas, a los intereses de los dueños de ese medio, te acoges
o te vas, así de simple.
Mi primera experiencia la viví cuando fui corresponsal del
vespertino La Noticia, medio dirigido por los más abanderados del periodismo de
trinchera en los doce años de Balaguer, algunos de ellos están vivos aún y me
pueden desmentir.
Joven, con mucho deseo de triunfar en la profesión, fui a la
loma Las Mercedes, de Pedernales, para realizar un trabajo sobre la
problemática de los campesinos del lugar.
Allí había un problema de 20 años, la Alcoa Exploratión Company había desalojado a los agricultores de las tierras de vocación minera para
alojarlos en otras, aptas para el cultivo. Les había prometido acueducto,
escuela vocacional, redes eléctricas y otros beneficios que a esos 20
años no se cumplían.
Me invitó una Asociación junto a otros colegas de Barahona, todos
están vivos aún (también pueden desmentirme). En la comunidad se haría una
huelga, un lunes, y nos encontrábamos en el lugar desde el domingo en la tarde.
Uno de los propios comunitarios chivateó nuestra presencia y
las intenciones de la huelga, en la noche nos invadieron tropas del Ejército
Nacional, salvamos la vida por las habilidades de Luis López Méndez, que
dijo al oficial al mando, que todos los periodistas que estábamos en el lugar (unos ocho), estábamos monitoreados cada media hora por los medios que
representábamos.
La huelga no se efectuó, militarizaron el lugar de la extracción
de la bauxita, regresamos a Barahona y de ahí nos fuimos a la capital a
nuestros medios, a trabajar la nota.
Hice un reportaje de la realidad de la loma Las Mercedes en
Pedernales, adornado con fotos, con imagines de los miembros de la Asociación y
campesinos afectados.
Manuel Volquéz Bello, periodista de la región que laboraba
en la redacción del periódico, me corrigió el trabajo, se lo entregamos a Emilio
Herázme Peña, junto a las fotos, se me felicitó por el "¡excelente trabajo!",
palabras de Emilín, jefe de redacción.
A los 15 días, el trabajo no había sido publicado, miembros de la
Asociación me contactaron y fuimos a la redacción del periódico, allí se me
guardó una tarjeta del relacionador publico de la Alcoba, con la encomienda de
que me pusiera en contacto con ellos, no sin antes decirme Emilio Herázme
Peña, que esa empresa les pagaba a ellos un anuncio de 25 mil pesos, (mucho
dinero para la época). Mi primer encuentro con la libertad de expresión.
Renuncié del periódico, deje de ser su corresponsal en Barahona,
nos llevamos el trabajo a Noti Tiempo, donde también era corresponsal y ahí lo
seccionamos y lo difundimos, ahí no había anuncio de esa empresa minera.
Hay actores vivos de esa experiencia que me pueden testimoniar o
desmentir. Entendí ahí mismo que las veces que creí haber escuchado hablar
de ¡libertad de expresión!, yo escuchaba mal, se hablaba de libertad de
empresa.
Muchos, que como yo, abrazaron este oficio para hacer aporte a los
cambios, nos hemos encontrado con muchas realidades rancias.
Las reglas del juego siempre las ha puesto otro, el periodista que
ha entendido eso es el que ha permanecido en un medio a lo largo de su carrera,
te acoges o te vas, así de simple hermano.
Ahora, no siempre se ha sacado de un medio a periodistas porque
hayan querido ser de vanguardia, también hay periodistas que han cometido
indelicadezas en el ejercicio y son echados a la calle, pero eso nunca se dice,
la empresa se lo guarda.
Y se lo guarda porque las empresas, de acuerdo a lo que dice un
ilustre amigo, son como las prostitutas, con el perdón de ellas , que ni
agradecen ni guardan rencor, te pueden votar hoy, pero mañana te pueden volver
a usar.
Debo decir, aportando que desde los gremios, entiéndase SNTP Y CDP, en los cuales fui parte de su fundación, desde los años 70 preocupado por esa
realidad, empezamos a preocuparnos por la prensa alternativa, es por eso
que hoy para mal o para bien, tenemos los blogs, medios de expresiones
libres desde los cuales usted deja de ser honestos si quiere.
Este trabajo lo he realizado para edificar a ciudadanos que no
entienden por qué sale alguien de un programa en un momento dado, no siempre hay
violación de derechos ni de libertad de expresión, mayormente ocurre nuestra
salida cuando no sabemos jugar con las reglas establecidas por los dueños de los
medios.
La libertad de prensa siempre ha sido la ilusión de periodistas
que hemos visto la profesión como un sacerdocio y el pueblo la ha visto como un
anhelo y donde, si el que nos gobierna es inteligente, nos la hace creer y se
desenvuelve en ese juego.
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