Por Leonardo Plata.-
Durante
muchos años, la república dominicana, reclamaba a viva voz, la transformación y
adecuación del sistema educativo, como instrumento pedagógico, con la finalidad
de alcanzar el desarrollo social y económico que tanto hemos soñado.
Ayer
se abría un episodio histórico en la República Dominicana, por el presidente
Danilo Medina. Ha dado prioridad al más importante de los sectores como lo es
la educación, que en cualquier nación, no
importa su desarrollo, es piedra
angular y eje central para salir del sub-desarrollo y el atraso.
Es
que ya lo había plasmado ese gran libertador de la opresión y de los derechos
civiles del apartheid, Nelson Mandela, cuando expresó: “Que la
educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.
Cuando
se hable de desarrollo, de avance, de sostenibilidad, de cambio y
transformaciones sociales en la República Dominicana, habrá que hablar de
educación, pero también habrá que menciona el nombre de Danilo Medina Sánchez,
quien tuvo la voluntad y la visión política de la importancia de la misma, para
sacar al pueblo de la ignorancia y de la miseria espiritual, que por años nos
ha mantenido en la pobreza.
Es
que sin educación no puede haber desarrollo, igualdad, salud, alimentación,
simplemente nada, porque la educación abarca todos los campos del saber, es
fuente inspiradora en los seres humanos. Un individuo sin educación, es como un
mísero leño, entre las aguas turbulentas del océano, es como una nave sin
puerto ni rumbo, que no sabe a dónde va.
Hace
miles de años, el gran filosofo de la antigua china, el maestro Confucio, dijo
a uno de sus discípulos,“Que la ignorancia es la noche de la mente, pero una
noche sin luna y sin estrella”. Cuanta
verdad en estas sabias palabras, que pudieron visualizar que el ser humano debe
conocer y aprender las herramientas esenciales, que les permitan vivir en
libertad, en armonía con sus semejantes, y sobre todo, como un ser humano digno.
El
presidente Danilo Medina ha puesto la plataforma, el punto de apoyo, la base,
para asentar y empezar a desarrollar con firmeza y sin descanso, la educación
de nuestros niños, niñas, jóvenes y adultos, para alcanzar el ideal de nuestro
padre y fundador Juan Pablo Duarte y Diez, así como el ideal de ¡DIOS, PATRIA Y LIBERTAD!
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