"Soy de los pocos colombianos que pueden decir que no
recibió violencia por parte de Pablo Escobar", dice su hijo. "Juan
Sebastián Marroquín", el nombre ficticio que adoptó Juan Pablo Escobar
para sobrevivir durante 20 años, revela al mundo el costado familiar del máximo
narcotraficante de la historia en su libro Pablo Escobar: Mi Padre.
Y no
duda en calificarlo de "narcotraficante, terrorista y asesino",
aunque Escobar aclara que su padre jamás le hizo daño. En una entrevista con la
revista colombiana Semana, dijo que él era el "talón de Aquiles" de
su papá. "Al que siempre querían buscar y atacar era a mi persona. No
porque yo fuera peligroso, sino porque era lo único que le dolía a mi
padre", relata.
En
el libro, editado por Planeta, también afirma que, en contra de la versión
oficial, el capo no murió a manos de la policía. Juan Pablo sostiene que Escobar
se pegó un tiro el 2 de diciembre de 1993 cuando se vio herido y acorralado en
los tejados de una vivienda de Medellín.
Radicado
en Buenos Aires, donde vive con su esposa, su hijo de dos años, su madre y su
hermana, asegura que no busca justificar a su padre sino "entender lo que
motivó una violencia que terminó destruyendo un país".
Este
hombre, ahora con 37 años, apenas tenía siete cuando -según confesó en otra
entrevista concedida a la agencia española EFE- terminó su infancia feliz. Era
el año 1984 y su progenitor ordenaba el asesinato del entonces ministro de
Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.
"Mi
padre era el jefe del cartel de Medellín, yo nací y crecí en ese contexto, sus
amigos eran los peores bandidos y criminales que ha conocido la historia de este
país", recordó Juan Pablo sobre su infancia.
Y
prosiguió: "La mayoría de los padres de familia en el colegio no permitían
que sus hijos se acercaran a mí. En el recreo me la pasaba solo con los
guardias de mi padre. Yo jugaba al fútbol con estas personas que eran sicarios,
rodeado de armas".
"En
las piñatas en vez de juguetes se metían fajos de billetes, allí intervenían
niños, madres, padres, todos querían meter la mano. El zoológico (cebras,
jirafas, hipopótamos), las motos que llegué a acumular (con apenas nueve años),
las mansiones suntuosas. Lo que vale la pena de todo eso destacar es que no
quedó nada, todo fue destruido", agregó.
"Este
libro no tiene ánimo de revanchismo, lo importante es relatar la historia,
entenderla en toda su dimensión, comprender que yo tuve la capacidad de
desprenderme de los afectos como hijo para poder describir a mi padre tal cual
era", explicó.
Habló
de las contradicciones cuando describió cómo Escobar negoció con la guerrilla
del M-19, "a la que admiraba" por proezas como robar la espada del
liberador Simón Bolívar, y al tiempo tener en su nómina a criminales como Fidel
y Carlos Castaño, fundadores de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
5 Millones de dólares al General Noriega
Pero si a Escobar algo le entusiasmaba era jactarse de crear
redes del narcotráfico, para ello se valió de militares cubanos, del Gobierno
sandinista e incluso del dictador panameño, quien llegó a acoger en su
residencia a la familia Escobar. "Al general Noriega le entregó cinco
millones de dólares para que le permitiera operar en Panamá", asevera.
A lo
largo de las páginas de su libro, hecho a partir de una investigación familiar,
Escobar desentrama los oscuros negocios de su padre, quien hasta tenía
contactos con agentes corruptos de la DEA para introducir droga a los Estados
Unidos.
"Era
dueño de una ideología a la cual todos eran afines por mucho que fueran de
derecha o izquierda, la ideología del dinero. A todos les gustaba el dinero;
entonces, por más que tuvieran sus convicciones políticas, aceptaban su
corrupción, sus ofertas de convertirse en millonarios de la noche a la
mañana", dijo a EFE Escobar sobre los distintos apoyos que recibió su
padre.
Si
tiene que llegar a una conclusión sobre el infierno de los años vividos durante
la vida y tras la muerte de su padre, Juan Pablo remarca que "el
narcotráfico nunca es un buen negocio porque termina quitando todo, desde los
afectos hasta la libertad y la propia vida".
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