19 de noviembre de 2014

EDITORIAL HUESPED

Cuatro grandes sueños del Sur
Listin DiarioEl tiempo vuela y cuatro grandes promesas para el Suroeste podrían quedar en puras quimeras: la presa de Monte Grande, la conversión de Bahía de las Águilas en uno de los mejores destinos turísticos; la carretera Cibao- Sur y la carretera que comunica a Piedra Blanca con San José de Ocoa.
En esos cuatro monumentales proyectos y en otros complementarios se afincaron muchos sueños de bienestar, desarrollo y progreso humano para la región menos atendida del país.

Y esos sueños, ahora, parecen lejos de concretizar.
La última de las malas noticias es que los trabajos de construcción de la presa de Monte Grande han sido paralizados.
Los equipos y el personal humano han sido retirados y no hay garantías inmediatas y firmes de que la obra pueda ser concluida porque faltan más de cien millones de dólares para completarla.
De las otras tres obras, la vía Cibao- Sur, para unir dos regiones del país y facilitar el comercio, la interacción humana y el turismo; la carretera Piedra Blanca-San José de Ocoa, que permitirá el transporte fluido de la producción de invernaderos de esa zona, así como la plena explotación de las riquezas turísticas de Bahía de las Águilas; la falta de recursos y un litigio judicial parecen condenarlas al fracaso.
Es una lástima que estas duras realidades se interpongan e interfieran en el deseo y la voluntad de hacerlas de uno de los que también soñó con ellas: el presidente Danilo Medina. Un sureño que al asumir la primera magistratura del país simbolizó la llegada de la buena suerte a esa región.
Otras obras de relevancia, al menos, están en proceso para ayudar al despegue económico de Baní, Azua, Barahona, San Juan de la Maguana, como reflejos del preliminar impulso que el Gobierno dio a su prioridades para el Suroeste.
Pero sobre la continuidad de algunas de estas también subyacen temores de que no puedan culminarse si los fondos resultan insufi cientes.
Por lo que se ve y se presiente, cabe suponer que el Suroeste, otra vez, quedará en la cola de la fila de los pueblos que han esperado, desde hace más de medio siglo, el momento de su redención económica.
Y se les agota la esperanza.

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