Por Vinicio López
En el desarrollo de nuestras labores de médico anestesiólogo en
el sector público y privado, introducimos por primera vez en la Región el uso
de la anestesia y analgesia epidural, el uso de la morfina intratecal, combinada
con anestésico de uso raquídeo para producir analgesia hasta por 24 horas del
postquirúrgico y el uso del sello hemático peridural con sangre autóloga, como
tratamiento de respuesta inmediata al terrible dolor de cabeza por punción
lumbar, entre otras innovaciones.
A la par realizábamos intensas actividades
gremiales y políticas. También ejercíamos como docente universitario en la
época de oro de la Universidad Mundial Dominicana, extensión Barahona. Tuvimos
participación destacada en la consecución del terreno, construcción, equipamiento
y en las actividades científicas y sociales del club de los médicos en
Barahona. El incentivo médico por distancia de labores fue también una
importante conquista en la que nos involucramos de manera protagónica.
En el Hospital Regional Jaime Mota ejecutamos varios trabajos de
investigación que fueron presentados y/o publicados en la revista oficial de la
entonces Asociación Médica Dominicana, en reuniones científico-gremiales y
congresos médicos.
En estos trabajos siempre incluimos a médicos generales, como
forma de elevar su currículo, facilitándole así sus ingresos a residencias
médicas para la formación especializada de su preferencia. Es así como el
Hospital Jaime Mota fue el centro sanitario donde por primera vez en el país
revertimos los efectos de una sobredosis suicida de diazepam hecha por un joven
depresivo, al cual aplicamos exitosamente aminofilina endovenosa a
razón de un miligramo por cada kilo de peso.
Otro trabajo científico que también por primera vez se hizo en
el país, fue el que realizamos usando la combinación de midazolam y ketamina en
legrados uterinos, con excelentes resultados hemodinámicos y mentales.
Otro aspecto que resultó controversial fue la formación de
técnicos en anestesia que iniciamos en el año 1988, como una manera de aminorar
la enorme carga que para solo dos anestesiólogos y un técnico representaba
enfrentar todos los casos de las cuatro provincias de la Región que requerían
el servicio de anestesia. La oposición de la Sociedad Dominicana de
Anestesiología no se hizo esperar.
Consciente y convencido de nuestra penosa realidad, seguimos adelante formando 18 técnicos de anestesia en tres períodos, entre
médicos y enfermeros, con un riguroso programa de docencia teórica y práctica.
Fue muy importante la colaboración de mis compañeros de labores, tanto
anestesiólogos como cirujanos. Hicimos para este entrenamiento la selección de
un miembro de cada hospital provincial y municipal de la Región, algunos de los
cuales brindan y/o brindaron sus servicios en Neyba, Cabral, Polo, Vicente
Noble, Tamayo, Duvergé, Enriquillo, y en el Hospital Regional Jaime Mota de
Barahona.
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