Por Alejandro Santana
Domingo Gómez, o Domingo Feliz
Beltré, de 60 años y treinta de labores como cartero del correo de esta ciudad,
era un hombre tranquilo, trabajador, que apenas salía de la vivienda donde
vivía en sus horas libres.
Estaba sentado en un mueble, no
había luz en el sector y en la esquina de la casa habían varios jóvenes y se
apersonaron dos ¨desconocidos¨, montados en un motor, y la emprendieron a tiros
contra Robert Ramírez, un joven de 17 años, quien resultó impactado en el
vientre.
Uno de los disparos, de seis que
se escucharon, de acuerdo a la versión de los vecinos, penetró por una hoja de zinc que cubría el tablado en mal estado de la humilde vivienda, haciendo un
recorrido para impactar en pleno pecho al cartero muerto, el respaldo de un mueble
también está perforado por el disparo.
Aunque los familiares de Robert
lo definen como un joven tranquilo, al decir de los lugareños no corresponde a
la verdad, ya que este está ligado a otro que es a quien miembros de una banda
quiere linchar.
Se habla de negocio sucio de
drogas, de tumbe, a viejas rencillas con el buscado, que reside cerca de donde
ocurrieron los hechos.
Lo único real y verdadero, donde
no hay versión encontrada, es en el auge que ha venido teniendo la delincuencia
en esta ciudad, en nuestros barrios, donde bandas armadas se pasean con armas
en las manos, de manera pública.
Entre las declaraciones recogidas,
está la nota discordante de que cuando ocurrieron los hechos uno de los
moradores del lugar se apersonó al cuartel que existe en el barrio, en busca de
ayuda, pero fue desagradable la respuesta que escuchó de los agentes de
servicio en el destacamento.
¡No venga a darnos quejas de
delincuentes, que si acudimos al lugar y por desgracia hasta herimos a alguien
nos meten a la cárcel!, fue lo que dijeron los agentes del destacamento de
Villa Estela, es posible que tengan razón.
En el lugar del incidente hay
muchas y variadas versiones de este hecho de vandalismo, hasta se sabe quiénes
son los responsables de las heridas al joven y la muerte del humilde cartero, que tuvo la desgracia de estar en el lugar
inadecuado, a la hora equivocada.
Las autoridades, entiéndase Ministerio Público, no deben dejar morir sin solución este hecho de sangre, los
vecinos tienen mucho que decir, siempre que se les investigue sin presión ni
amenazas.
En ningún lugar se está seguro,
hasta en la casa donde se vive se está en peligro, y lo peor es que los ciudadanos
no sienten que la policía protege los barrios, por lo que los delincuentes se
pasean noche tras noche, y en ocasiones en horas del día, armados hasta los
dientes.
La desesperación es tal, que hasta
el traslado del General que comanda la plaza se está pidiendo a gritos, por
entender que no está haciendo nada y que los delincuentes le han torcido el
pulso.
Verdad o mentira, en esta ciudad
existen varias bandas armadas que hasta han amenazado a periodistas, por la
publicación de hechos protagonizados por ellos, amenazas que no han
trascendido debido a que no confían en la eficiencia de las autoridades, que
hasta conocen a los integrantes de bandas y no actúan.
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