Por José Rafael Sosa
La literatura de crecimiento es
una de las expresiones del oficio escritural que con mayor impacto se deja
sentir en los nuevos públicos.
Este género, (hay quienes lo
consideran de modo variopinto: entre el modismo literario y la oportuna forma
escritural de inducir a valores mediante una narrativa simple y llana), tiene
notables cultores que venden millones de libros cada año y que se consideran
como “divos literarios”, que a todos y todas encantan con el embrujo de sus
obras, signadas siempre en el entorno de la fábula, la anécdota, la narración
reflexiva y una desbordante imaginación pedagógica.
Uribe, brillante como
conferencista y animador de eventos reflexivos, no se limitó nunca al ejercicio
de la dirección de recursos humanos, para, en cambio, hacer militancia
profesional en el gremio de quienes trabajan con capital humano, se dedicó a
estudiar los libros de quienes más aportes han hecho al campo indicado y en sus
viajes al extranjero, casi siempre con motivos de trabajo, sacó el tiempo para
adquirir nuevos títulos, asistir a conferencias, estudiar (y disfrutar
metodologías de presentación), dando como resultado el brillante expositor que
resulta ser.
Ahora, producto del mismo proceso,
entrega a la sociedad este compendio de reflexiones (la mayor parte originales
suyas y otras de producción universal, reinterpretándolas para darle el exacto
significado que implica su objetivo: entregar a la sociedad un instrumento de
pensamiento que mejore las prácticas de convivencia humana; que insista en el
cultivo interior de virtudes y valores; que desmonte el egoísmo como carruaje
desbocado y nos ponga a pensar y actuar en función del bien común.
Si una característica norma este
título, esa es la belleza de lo simple y sencillo, con que envuelve la fuerza
de su mensaje destinado a provocar una postura reflexiva para llegar a un mejor
actuar.
Dividido en tres partes
(Reflexión/reacción/acción), Uribe logra ordenar y clasificar sus mensajes en
una ruta lógica que primero toca el pensamiento, provoca una reflexión y
finalmente – cuando menos eso aspira el autor- lleva a mejorar el accionar.
Eladio Uribe muestra con este libro, que los cargos laborales, que los títulos y que los ambientes climatizados, no han logrado domesticar un espíritu libre y rebelde, solidario y enamorado de ideales.
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