24 de julio de 2016

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 25 de julio, 2016)

Peter Watson: Historia intelectual del Siglo XX (I)



Por Carlos Darío Sousa S.*



De Peter Watson me he leído tres libros: “Historia intelectual del Siglo XX” (2004), “Ideas. Historia Intelectual de la humanidad” (2006); y “La gran divergencia” (2012). Todos editados por Crítica.



En el primero, del que me voy a referir ahora, apartándose de los convencionalismos conque suele  contarse la historia, es decir, a una sucesión de guerras, lo que algunos otros autores han escrito, desde Sun Tzu, Maquiavelo, Kant, Clausewitz, cada uno con diferentes visiones, o como Berg, que la pone como el motor de la humanidad, y desastres a los que Watson contrapone a los grandes intelectuales y el aporte al progreso con deslumbrante sucesión de ideas.



El siglo XX se caracteriza en lo intelectual, por una profunda aceptación de la ciencia, lo que no solo se debe a que ésta haya contribuido con la invención de nuevos productos, cuyo extraordinario alcance ha transformado por completo nuestras vidas. Amén de cambiar el objeto de nuestros pensamientos, la ciencia ha transformado nuestra forma de abordar dicho objeto.


Puede haber críticos que sostengan que, por lo que respecta a la relación con la ciencia, el siglo XX no ha sido distinto del siglo XIX o el XVIII, y que lo que estamos viviendo no es sino la madurez de un proceso iniciado incluso antes, de la mano de Copérnico y Francis Bacon. En cierta medida, tiene razón Claude Lévi-Strauss, al plantear que los filósofos no pueden vivir al margen de la ciencia, ya que ésta ha revolucionado las normas que rigen el intelecto. Sin embargo, el siglo XX se diferencia de los precedentes en tres aspectos fundamentales.



En primer lugar, hace cien años o más, la ciencia era más bien un conjunto dispar de disciplinas que aún no se habían centrado en los fundamentos de la naturaleza inferido. John Dalton había inferido la existencia del átomo, pero nadie había llegado siquiera a identificarlo ni tenía la más remota idea de cómo estaba configurado.



El segundo rasgo que diferencia al siglo XX de los precedentes, radica en el hecho de que se han unido en su transcurso de forma consciente y convincente, varios ámbitos de investigación, con el fin de elaborar una historia coherente del mundo natural. Esta historia abarca la evolución del universo, así la de nuestro planeta, sus continentes y sus océanos, los orígenes de la vida, el proceso de población del orbe y el desarrollo de las diversas razas, con sus diferentes civilizaciones.



En tercer lugar, la ciencia del siglo XX se distingue de épocas anteriores en el terreno de la psicología, en la que se ha privatizado el yo y se ha dejado relativamente vacante el ámbito público. El ser humano miró en su interior, de una forma que le había estado vedada con anterioridad. El declive de la religión formal y el auge del individualismo, hicieron que el hombre del siglo XX sintiera de forma distinta de como lo habían hecho sus antepasados.



Watson habla de “aceptación de la ciencia”, para indicar que, además de que el público general se vio condicionado por los avances protagonizados por la propia ciencia, las demás formas de pensamiento o actuación, se adaptaron a ella, pero, o bien reaccionaron frente a ella, pero en ningún momento pudieron ignorarla.



El libro está dividido en cuatro partes y consta de cuarenta y dos capítulos, en poco más de novecientas páginas.



La primera parte “De Freud a Wittgensteim. El sentido del principio”;  la segunda “De Spengler a Rebelión en la Granja. El malestar de la cultura”. La tercera parte “De Sartre al mar de la tranquilidad. La nueva condición humana y la Gran Sociedad”. La cuarta, “De la contracultura a Kosovo. La opinión de nadie y la opinión de todos”.



Cada parte está dividida en capítulos. De la primera: La paz perturbada; Una casa en mitad del camino; El corazón de las tinieblas de Darwin; les demoiselles du modernisme; La mente práctica de los EEUU. E=mc2, ///; Escaleras de sangre; El volcán; y finalmente, El contraataque.



La segunda parte consta de los siguientes temas: El eclipse; Una tierra baldía adquisitiva; La Middletown de Babbitt; El ocaso de los héroes; La evolución de la evolución; La edad dorada de la física; El malestar de la cultura, Inquisiciones; Débil consuelo; El legado de Hitler; El Colossu; Un viaje sin retorno; Luz de agosto.



La Tercera parte consta, también, de diez capítulos: París, año cero; Hijas y amantes; La nueva condición humana; El canon se resquebraja; Fuerzas de la naturaleza; Mente menos metafísica; Manhattan transfer; Igualdad, libertad y justicia en la Gran Sociedad; La longue durée y, finalmente, Cielo y tierra.



En la cuarta tenemos: Una nueva sensibilidad; Safari griego; French collections; Bien y bienes; El precio de la represión; Conocimiento local; La idea grande que ha existido nunca; El imperio contraataca; La guerra de la cultura; El profundo orden del caos.



*El autor es catedrático universitario.-


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.