Por Alejandro Santana
Sábado 21 de
mayo, a las siete treinta de la mañana, le eché de menos al pregón, que desde
hacía varias semanas, antes de las elecciones, escuchaba en mi casa a alas 7:30 a.m, cuando me preparaba para ir a trabajar a Acción Mañanera Sabatina.
¡Vecina corra,
llegó INESPRE, para que las brahoneras puedan prender el fogón!. Ese era el
pregón pre elecciones- Pero ya en la noche, descubro que la energía eléctrica
que se mantuvo desde semanas antes de las elecciones, fue suspendida a las 7:30
de la noche en los circuitos que no son 24 horas.
Recordé, frente
a tantas coincidencias, algo que leí o escuché sobre la gloria y el infierno, y
como me llegó se lo cuento:
Un hombre
muere, va al cielo, donde San Pedro, este le dice que hay reglas en la muerte. ¿Cuáles?, pregunta el muerto. Pues todo el que muere debe pasar tres días en el
infierno y tres en la gloria, ¿cuál escoges primero?.
El infierno, dice el muerto, como para salir pronto del mal paso, pero sorpresa, cuando
llega al infierno, se encuentra con tremenda fiesta, muchas mujeres bonitas y
dispuestas a lo que sea, bebidas diversas y tremenda gozadera.
Disfrutó su
tres días en el infierno, regresa donde San Pedro y le dice que ahora le
gustaría pasar esos tres días en la gloria. Cuando llega a la gloria no le
gustó, muchas mujeres con trajes hasta los tobillos, muchas orando de rodillas
y una paz que francamente no le gustó, parecía dominicano el muerto del cuento.
Terminado sus
tres días en la gloria, regresa donde San Pedro y le hace saber que ha cumplido
con la regla de los tres días en el infierno y los tres días en la gloria.
San Pedro le
dice, -pues ya estás en condiciones de decidir donde pretendes pernoctar por toda la
eternidad. -Quiero el infierno, allí todo es más alegre.
Lo envían al
infierno y, ¡tremenda sorpresa!, todo estaba distinto, ya no había fiesta, no
habían mujeres hermosas, bebidas ni gozadera, todo era un gran horno, con una
temperatura de unos 120 grados F.
Ve al diablo
soplando la candela y puyando a las almas atormentadas que había en el lugar. El muerto llama al Diablo y le reclama por el gran cambio, pero el Diablo le dice:
-Hace tres días
había elecciones, estábamos en campaña, pero ya terminaron, ganamos, y lo que
vivirás a partir de ahora es la realidad.
Hice la
comparación mental de ambas situaciones y es verdad, cuando estamos en campaña,
los políticos son bonachones, te toman las llamadas, te saludan hasta en las
multitudes, eres su amigo, el que nunca le falla, el que está dispuesto a volver
a dar su voto, pero cuando todo concluye y baja el telón, la cosa es diferente,
te ven a través de los cristales oscuros de sus vehículos de lujo, no reconocen
el número del cual lo llamas, pero tampoco eres su amigo.
Ya pasaron las
elecciones, no escucharemos el pregón de INESPRE, llamando a las amas de casas
para que acudan a comprar, para que puedan encender su fogón; ya los
circuitos que no son 24 horas no gozaran del privilegio de tener energía
continua, de calidad y sin interrupción, retornamos al puro infierno. Ah, y los
combustibles nos los subirán todas las semanas, ya no habrá que disimular,
pasaron las elecciones hermano.
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