24 de abril de 2016

No lo Puedo Creer, No Debemos Celebrar

Por Alejandro Santana
Los procesos electorales dominicanos son el mejor momento para cometer tropelías, acciones descabelladas e invasiones de terrenos y borrado de murales y pinturas patrimonio de todos, sin que pase nada.
Desde los años en que el doctor Balaguer nos gobernaba, aprendimos a dejar pasar las acciones descabelladas, hasta las que ponen en juego la eficacia de las autoridades.
Cuando Balaguer, los dominicanos empezamos a ver cómo cantidades de tareas de terreno con propietarios, eran invadidos por supuestos campesinos sin tierra, y padres de familia sin techo, y no pasaba nada, porque era una acción que se hacía en tiempos de campaña electoral.
Es decir, que para esas fechas, grupos de delincuentes se apropiaban de lo que no era de ellos y nada pasaba, no se podía perder el voto de esas gentes.
Y precisamente en esta ciudad de Barahona, en tiempos de campaña, de reelección, un pastor evangélico, hombre fuerte y poderoso, decidió que se borrara un mural artístico que nos regalaron verdaderos hijos de este pueblo que vinieron de tierras lejanas, a plasmar como testimonio de vinculación para con los suyos, esta obra de arte que a los ojos de ese poderoso y fuerte resultó promiscua.
Y no ha pasado nada, las autoridades que debieron iniciar un proceso judicial por violación a la cosa pública, no han dicho nada. Claro! estamos en campaña, y ese hombre fuerte y poderoso tiene en sus manos varios votos que si se disgregan, los podían hacer tambalear.
Pero el asunto es más grave aún, los intereses se han interpuesto, tenemos candidatos a cargos electivos de barahoneros que toda la vida han protestado por las malas acciones y no han dicho esta boca es mía, ellos también están en campaña.
Tampoco quieren perderse esos votos, ya muy comprometidos con otros candidatos a los cargos de Alcalde, Regidor, Senador y Diputados. ¡Vaya, qué ciudadanos nos gastamos los barahoneros!
Sin lugar a dudas que los tiempos de campaña son el escenario propicio para cometer cualquier tipo de fechoría, sólo hay que definirse como votante a favor de los que nos gobiernan y hasta decir que poseemos más de cinco votos.
Hoy, viendo las redes, me impacta una nota fechada en Nagua, donde un encapuchado penetra a un cuartel del Ejercito de la República Dominicana y se lleva a un preso que había sido encarcelado en allanamiento con dos pistolas y drogas, así de simple, como si se tratara de una acción de los Tupamaros.
Así no podemos seguir, las instituciones, más las  del orden, la de seguridad Nacional, no pueden seguir siendo burladas por delincuentes armados, por desaprensivos que entienden que están por encima de la ley.
Es posible que para muchos ese acto sea motivo de celebración, pero para los ciudadanos que apostamos al orden, es motivo de preocupación, cosas como estas no deben seguir ocurriendo sin que pase nada.
Los cuarteles, tanto los del Ejercito, como de la Policía, deben ser recintos resguardados efectivamente, porque en el respeto hacia ellos está la seguridad del ciudadano.
Si celebramos el caso de Nagua, ya los cuarteles no serian el refugio seguro para quienes tienen la necesidad de acudir a ellos para que se les preserve la vida luego de un accidente de tránsito, donde haya desgracias que envuelvan a ciudadanos.
La autoridad no se puede perder y no importa que estemos en campaña electoral para actuar, es mejor perder dos votos para preservar el orden y la seguridad ciudadana, y los buenos ciudadanos siempre aplaudiremos acciones encaminadas al respeto del orden Constitucional.
Debemos reflexionar, las invasiones de tierra, el borrado de murales y pinturas que son patrimonios de todos, igual que el asalto a un cuartel para poner en libertad a un reo, es algo peligroso que las autoridades no deben seguir dejando pasar por alto, se requiere de acción rápida, no importa que estemos en campaña, porque la Nación debe estar por encima de cualquier apetencia política.

Las leyes y su  ejecutorias reguladoras deben ser aplicadas hasta en Viernes Santo, sin privilegios, sin distingos de credo, razas y preferencias políticas. El país, los ciudadanos, las leyes, son cosas que deben ser de primer orden en cualquier país y su aplicación no debe tener receso, su aplicación es nuestra fortaleza institucional.

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