Miradas libertarias
Por Carlos Darío Sousa S.*
Desde
las perspectivas del anarquismo, esta doctrina política está planteando algunas
alternativas a lo que llaman “decadente sistema capitalista”, partiendo de una
ciudadanía cada vez más activa y que participa y se implica en las soluciones
de los problemas comunes a sus comunidades.
Adrián
Tarín coordina un grupo de trabajo que analiza diferentes aspectos de la
sociedad actual, partiendo de los orígenes del anarquismo y refutando, a veces,
y planteando, en otras, posiciones por las que nuestra sociedad ha transitado
en los extensos años por lo que ha transcurrido hasta llegar a la realidad actual.
Temas
que van desde “la precariedad teórica y conceptual del anarquismo”, “fracaso
político de este ideario”, “falla estructural de su planteamiento filosófico”,
“pasó desapercibido en el ámbito académico”, a temas que van desde el análisis
del poder, utopías, vínculos sociales, grupos excluidos, urbanismo y ordenación
territorial, feminismo, derecho, violencia, o el tema de liderazgo, ocupan gran
parte del análisis de contenido del libro.
De todo
lo referido, quiero solo referirme a temas relativos al “Poder”, “feminismo”,
“derecho” “y violencia”. Sobre el poder, partiendo de la definición que da Bobblio
en su “Teoría general de la política”, que en
la teoría política el alfa y omega es el poder, “Cómo se adquiere, cómo se
conserva y cómo se pierde, cómo se ejerce (Maquiavelo sostenía esos criterios),
cómo se defiende y cómo nos defendemos de él”.
Desde
la perspectiva política del anarquismo y partiendo del modelo de organización
basado en la “autogestión y en el federalismo”, tanto lo primero como lo
segundo, se basan en la defensa de la libertad individual y colectiva, y en la
defensa de la solidaridad entre sujetos y organizaciones humanas, del que no es
ajeno el “Orden”.
Koprotkin,
analiza en profundidad el tema y quiere destruir el “Orden”, tal como se le concibe
en nuestra sociedad actual. “El Orden de
ahora, lo que se entiende por “Orden”, es que las nueve décimas partes de la
humanidad trabajan para procurar el lujo, los goces y la satisfacción de las
pasiones más execrables a un puñado de haraganes”. “El Orden es una minoría ínfima
elevada a los sitiales gubernamentales, que imponen…a la mayoría, y que
adiestra a sus hijos para ejercer más tarde las mismas funciones, a fin de
mantener los mismos privilegios por la astucia, la corrupción, la fuerza, la matanza”.
Bakunin
dice, “Si hay un demonio en la historia,
es el principio del poder y es el que ha producido por sí solo todas las
desgracias, todos los crímenes y los hechos más vergonzosos de la historia”.
Las
clásicas y modernas tipologías del poder se han concentrado en comprender,
establecer, defender y legitimar las relaciones
de poder entre gobernantes-gobernados, Estado-ciudadanos, en últimas,
entre quien ordena y quienes obedecen, entre sujeto activo y unos sujetos
pasivos.
El
anarquismo y el feminismo son dos ideologías estrechamente vinculadas entre sí.
Ese vínculo se centra en el principio articulador de ambas propuestas: Libertad
humana, al estar el anarquismo basado en relaciones no jerárquicas y en una
organización sin gobierno de autoridad.
El
feminismo, por su parte, sustenta sus principios definitorios en la eliminación
de las desigualdades entre mujeres y hombres, que tienen por consecuencia la
merma de libertad de ellas. Es decir, el feminismo reivindica la sociedad
igualitaria, pues busca emancipar las relaciones sociales de la dictadura del
patriarcado, entendida como una forma de jerarquía sexual a la que obedece la
subordinación femenina. En todo momento debemos destacar el término para
definir estas actuaciones: Igualdad. Término que subyace en todas las
propuestas anarquistas. “Sin privilegios
no hay diferencias entre personas”.
El
Derecho es frecuentemente asociado al Estado, no hay dudas de que es el
lenguaje del mismo y su hegemonía, en materia de producción jurídica, es
prácticamente incontestable. Dos mecanismos podrían cuestionar -y no vamos a
analizar- esta afirmación: el análisis histórico y el análisis socio-jurídico
de la actualidad. Prefiero entrar en el tema del Estado moderno.
El
Estado moderno es producto, tanto de la tradición cristiana trinitaria, como de
las derivas de concentración del capital colonial, pero no puedo dejar de
asomarme a procesos que se asemejan. El Estado es una construcción teórica con
la cual se nombra a una realidad como acumulación de situaciones.
El
Estado moderno europeo será una de tantas mezclas posibles dadas a partir de
los elementos que lo configuran -vrg., territorio, autoridad, burocracia,
fuerza armada, normas y prescripciones, creencias, entre otras posibilidades-, en
la que tiene una gran participación a partir del siglo XVI, el colonialismo.
Más allá de la estructura formal del Estado, de su arquitectura administrativa,
de la forma económica que lo sostenga o del modo de producción en que se
desenvuelva, subyace la fuerza que lo impulsa: el Poder.
Y Poder
es aquello que se ejerce, se concentra y se emplea para la consecución de un
fin, es el elemento en torno al que el Estado se construye.
Por
supuesto, cada uno de los puntos analizados, siempre serán un tanto limitados
en el tiempo, y puedo asegurarles que profundizando en el estudio de las
ciencias sociales, las reflexiones van a enriquecer el
acervo político. Pero sobre todo, se va a demostrar que el pensamiento
libertario es una alternativa ideológica que sigue vigente.
*El autor es catedrático universitario.-
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