22 de septiembre de 2014

La Baja Autoestima de la Miseria

Por Rafael Matos Féliz

El título rimbombante de esta entrega tiene su razón en el hecho de que en la conceptualización de muchas personas, incluyendo personas trabajadoras y de sano vivir, se ha orquestado una construcción de conocimientos, que refiere que si se vive en la miseria, cualquier “aporte”, de la índole que sea y con las consecuencias que sean, debe ser bien recibido.

Este paradigma miserable, en República Dominicana, es manejado por los apologistas de la politiquería y del “buscavidismo”, llegando
al extremo de establecer como “verdad subjetiva”, que hay que buscársela, pues el mal comío no piensa. Al parecer queriendo decir, que lo que se tiene que hacer es “jartarse siempre y a como dé lugar”.

Lo bueno de todo este aberrante criterio, es que los mejores y más grandes científicos y pensadores que conoce la humanidad hasta nuestros días, no  tuvieron la desgracia de tener a sus lados a estos miserables apologistas, pues de seguro que les habrían desgraciado la vida para siempre.

A los Bernoulli (que vivieron en la miseria casi toda su vida) se les conoce como la familia de genios que más aportes ha hecho al conocimiento de la humanidad. Por su parte, Isaac Newton, Carl Gauss, Pitágoras, Benjamín Franklin, Albert Einstein, Nikola Tesla, Leonardo DaVinci, Thomas Edison y muchos otros, tienen en común que fueron vegetarianos y sus comidas eran bastantes discretas, basadas en cereales, frutas, verdurasfrutos secosEs decir, no pensaban con el estómago, como nuestros amigos dominicanos.

Por todo lo antes señalado, me pregunto ¿De dónde sacaron los que tienen el estómago convertido en cerebro, su miserable afirmación? ¿Estudiaron la historia de la humanidad y a los científicos del mundo? ¿o tienen el cerebro carcomido por los gérmenes putrefactos de la ignorancia y la Era de Trujillo?

Me tomo el atrevimiento de contestar las preguntas planteadas, dejando el espacio abierto a cuantas respuestas puedan dar los lectores, o a los que les quepa el traje que acabo de diseñar.

Trujillo, en nuestro país, se encargó de crear un ejército de lambones y de miserables, que lo único que hacían era darle loas al jefe y convertirlo en el “Padre de la Patria Nueva”. Mientras Trujillo asesinaba, torturaba, despojaba y desterraba a todo aquel que se oponía o se creía que no estaba de acuerdos con sus desmanes y su despotismo.

Como contrapartida a estos crímenes, se le hacía creer al pueblo sencillo y trabajador que Trujillo era el “Benefactor de la Patria” y que en él estaban cifradas las esperanzas de una mejor vida. Cada vez que el tirano llegaba a los pueblos del interior, en los balcones de las fortalezas o del local del Partido Dominicano, Trujillo tiraba al aire muchas papeletas de un peso y algunas de cinco y de diez pesos, y la muchedumbre se abalanzaba sobre el dinero y al final se escuchaba ¡VIVA TRUJILLO!

De esta manera se mantenía al pueblo en la más abyecta ignorancia y miseria y se le hacía creer además, que si pensaba en contra del Jefe, eso era malo y entonces se colocaba en una situación muy desventajosa. Así se creó un régimen de terror, de muerte y desapariciones misteriosas.

Hoy, salvando la distancia, los que tienen el cerebro en el estómago se están encargando de reeditar esa era de horror y de oprobio, con la diferencia de que hoy la conducción del pueblo es hacia “oye loco, búscate lo tuyo que hay muchos que están dando cuartos y a esos hay que rendirles honor y pleitesía”. Según los apologistas del buscavidismo, lo mejor es prostituirse, pues el que da quiere que le den a cambio otro bien que no tiene. Ahora como antes, la degradación moral tiene sus cantores y poetas. ¿Ustedes han visto al diablo?

Aquí en Barahona estamos viendo a muchos ¿ciudadanos? montados en el tren del dinero fácil y del soborno. Estos señores no paran mientes en defender a los que los han comprado por un plato de lentejas e incluso en asumir en contra de la población todas las iniquidades, con tal de estar del lado de su amo y señor.
¿Hipócritas?, ¿Perversos?, ¿Prostituidos? ¡Líbrame San Claralampio de tener estos pensamientos!

Lo que más se aproxima a mi mente es que se quiere un pueblo con baja autoestima, bajo el terror de la miseria, cuando en realidad esos apologistas y sus amos nunca querrán que eso termine, pues mientras haya miseria estos señores tienen su mejor caldo de cultivo para crecer, desarrollarse y seguir viviendo sobre las costillas del pueblo trabajador.


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