Por Clemente Terrero
En el ámbito de la lucha social se dice que la política es el arte de lo posible, o sea, que el político no puede hacer lo que es imposible, que para ser exitoso no debe inventar, debe tener objetividad.
En el contexto filosofico, existe la realidad la subjetiva y la realidad objetiva. Cuando una persona está convencida que una cosa es como la concibe, piensa y siente, se conoce como subjetividad, es su realidad interior.
Subjetividad es por ejemplo que un individuo diga voy a a ganar elecciones porque lo pienso, lo creo o lo siento, sin ningún sustento que demuestre ese convencimiento.
La objetividad es todo lo contrario, es la noción que tiene el sujeto de la realidad concreta a través de informaciones que le permiten concebir la verdad como es, que se pueden verificar los hechos, tener una noción de la verdad política, tener conciencia de lo que es posible y lo que es imposible.
La objetividad no es más que una abstracción de la realidad en el sujeto, que no es influenciada por sentimientos ni por opiniones, sino en base a evidencias que pueden ser verificadas en cualquier momento. Una forma de conciencia de la verdad.
La subjetividad tiende a desorientar a los políticos, conducirlos por caminos equivocados, llevarlos al fracaso, pensar que se puede conquistar algo sin suficiente respaldo, sin la debida motivación o sin tener una estructura territorial que le sirva de apoyo.
La politica no es una actividad de sueños, ni sentimientos, es una cuestión de conocimiento, de arte, de ejercicio, de aprendizaje, de teoría y de acción, es estudio y análisis de la realidad social, de las fuerzas sociales, es hacer una correcta valoración del momento.
La objetividad es una herramienta para hacer planes, organizar acciones y planificar los movimientos en cada momento político. Objetividad es tener conciencia de la verdad exterior, para elaborar la táctica y la estrategia de acuerdo a las complejidades política.
La subjetividad puede producir una sobrevaluación de la superioridad sobre el contrario en una coyuntura dada, menospreciar la realidad real e inexorablemente conducir por el camino la derrota.
La política es el arte de la objetividad, tener plena conciencia de lo que se puede hacer y de lo que no se puede hacer en un momento político determinado.

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