607: El defender la verdad sin importar las consecuencias, no te rodeará de amigos ni te protegerá la espalda.
Por José Francisco D. Sánchez
Si en el artículo anterior decía que era un camino espinoso, éste será de clavos ardiendo.
Pido excusas por anticipado, porque este artículo será un poco más extenso, hasta a trabajos personales tendré que hacer alusión.
Cuando hable sobre los mismos, será haciendo referencia a Santiago.
También saldrán a relucir temas abordados en entregas anteriores, ejemplo:
A los que sé apresuraron, queriendo ser protagonistas, aprovechar las turbulencias del momento o sacar provecho político, hasta candidatos a la presidencia, proponiendo aprobación de leyes y entidades existentes, haré la siguiente aclaración.
En la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones (SEOPC), luego Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), los políticos creen que cambiando el nombre mejoran el el funcionamiento de las instituciones, existía la Subdirección de Edificaciones, que se dividía a su vez en el Departamento de Tramitación de Planos y el Departamento de Supervisión de Obras, brindando servicios al sector público y al privado.
Era tanta la credibilidad del trabajo de ésta Subdirección, que en Catastro Nacional, hoy Registro de Títulos, era obligatorio presentar una certificación de la misma para conseguir los títulos de las construcciones.
Mayor tenía en el sector financiero, donde para solicitar un préstamo para una edificación era necesario presentar, primero el plano aprobado y sellado por el Departamento de Tramitación de Planos y segundo, la carta de obra terminada por el Departamento de Supervisión y la Subdirección, para poder conseguir el desembolso final de dicho préstamo.
Pecaría de iluso y hasta mentiría, si no dijera que también existieron quienes eran las yerbas malas del personal que laboraba en esos departamentos, y cuando aparecía un usuario que llevaba una queja y presentaba prueba sobre el comportamiento irregular de cualquier supervisor o revisor de planos, se procedía en lo inmediato a solicitar su cancelación.
Agregamos que fueron muchas las veces que tuvimos que asistir a las oficinas del CODIA para responder a cuestionamientos y quejas de los usuarios, siempre salimos bien librados y con la frente en alto de esas inquisiciones.
A todo lo bueno le llega primero el fin y en el último gobierno del PLD varios ministros y sus amigas se encargaron de borrar la forma de trabajo de esa Subdirección y la cambiaron por otro accionar más cómodo a sus formas de pensar y a sus intereses.
El primer cambio cuestionable fue enviar ingenieros y arquitectos a dar todas las inspecciones, estructurales, eléctricas y arquitectónicas.
Fallaron todos:
Los constructores, el CODIA, los bancos, las aseguradoras, Registro de Títulos, más los supervisores que aceptaron ser parte de ésta aberración, aceptando que ingenieros civiles y arquitectos hicieran inspecciones eléctricas o un arquitecto realizando supervisiones estructurales, violando la usurpación de funciones y la ética profesional.
Con la llegada del presente gobierno, con lo que fue la Subdirección de Edificaciones del MOPC, se creó el Ministerio de Viviendas y Edificaciones (MIVED), y en vez de mejorar, las cosas empeoraron, siguen existiendo los supervisores de obras y los revisores de planos, o por lo menos cobrando, repitiendo los errores pasados y haciendo cosas peores, tanto en las supervisiones como en la tramitación de los planos, son oficinas donde solo fluyen con rapidez y eficiencia los planos y las obras donde aparecen las firmas de sus empleados.
Haciendo uso de la ley de información pública, el que deseé realizar una investigación seria solo tendría que buscar los archivos y ver el porcentaje entre los de adentro y los de fuera.
En el MIVED se han otorgado permisos a compañías privadas o personas para dar inspecciones y agilizar las tramitaciones de planos, pero también se les han negado a otras con igual o mejor calificación para tales fines, en ambos casos, un fracaso.
Cómo Evitar Otra Tragedia Como la del Jet Set?
Es imposible predecir que no volverá a repetirse, pero sí podemos asegurar que se puede conseguir que sea difícil que vuelva a ocurrir y que no será ni remotamente parecida si sé toman los correctivos de lugar.
Si el gobierno quiere continuar con la responsabilidad de las supervisiones y de las aprobaciones de los planos (nunca he estado de acuerdo), debe retomar el modelo anterior y mejorarlo, introduciendo cambios significativos, entre ellos considero:
a.- El servicio no debe ser gratuito.
b.- Los revisores de planos y los supervisores no podrán realizar trabajos particulares, para eso, los que ejerzan tales funciones tienen que tener sueldos competitivos y que se actualicen anualmente.
c.- Los revisores de planos y los supervisores, tienen que hacer declaración jurada de bienes antes de asumir dichas funciones y repetirlas cada 4 años.
d.- Las aprobaciones de planos tienen que tener límites de tiempo, dependiendo de su envergadura y del seguimiento de los responsables de la tramitación, todo establecido en un reglamento.
e.- Las supervisiones deben realizarse a la menor brevedad posible después de solicitadas, en el reglamento deben establecerse responsabilidades económicas cuando no estén terminadas, para evitar prácticas comunes anteriores.
f.- A compañías privadas deben otorgárseles los permisos correspondientes para realizar supervisiones, sin la responsabilidad del Estado, para evitar el monopolio y que los constructores tengan otras opciones.
g.- Los bancos, las aseguradoras, deben de tener sus propios supervisores o contratar compañías privadas para que los riesgos de los préstamos y los seguros otorgados sean de su incumbencia.
h.- Todas las medidas agregadas a éstas que sean necesarias.
Si estuviera en mis manos, no dudaría en privatizar las aprobaciones de los planos y las supervisiones de todas las construcciones, sean públicas o privadas.
Cuando una persona de ideas radicales e izquierdosas llega a esta conclusión, es porque está plenamente convencido que lo que existe no funciona y su salvación es difícil y remota.
Sin importar la decisión que se tome al respecto, tenemos que decir con toda propiedad y a viva voz:
Aquí no habrán más tragedias como la del Jet Set.
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