28 de marzo de 2025

Una Realidad Multifactorial.

Por José Corniell

Nos anima hablar de este tema, el hecho de que en los últimos días se ha desatado una violencia policial exponencial, afectando a la sociedad en su conjunto, pero de forma muy especial al segmento juvenil.
No pasa un día sin que las redes sociales destaquen una acción de parte de un miembro o una patrulla de la institución llamada a garantizar el orden público y la seguridad ciudadana, que no encaje dentro de la calificación de brutalidad policial.
Esto sucede, no obstante, esa institución estar inmersa en un proceso de reforma, que debe cambiar radical y definitivamente, la forma de pensar y actuar de todos y cada uno de sus integrantes, sin importar el rango que tenga dentro de la misma.
La brutalidad y el feo comportamiento que exhibe la gran mayoría de los miembros de nuestra policía, viene dado, entre otras, por las siguientes razones, según nos arroja la búsqueda hecha en la IA (Inteligencia Artificial).
Cultura de autoridad y jerarquía: En las fuerzas armadas y la policía, hay una estructura jerárquica muy estricta, donde se espera obediencia ciega a las órdenes de los superiores. Esta cultura de autoridad puede generar en algunos individuos un sentido de poder y superioridad sobre los demás, especialmente si no han sido entrenados para manejar esa autoridad de manera responsable.
Desensibilización y deshumanización: El entrenamiento militar y policial puede involucrar la desensibilización emocional hacia situaciones de conflicto. Los jóvenes en estas instituciones a menudo aprenden a ver a los demás, especialmente a los civiles o a aquellos que perciben como infractores, como objetivos o problemas a resolver, lo que puede llevar a comportamientos más agresivos y abusivos.
Falta de formación en empatía y ética: En algunos casos, los programas de entrenamiento se enfocan más en la disciplina y el control físico, que en el desarrollo de habilidades de liderazgo responsable, empatía y ética profesional. Esto puede resultar en una visión más rígida y autoritaria del mundo, donde la fuerza es vista como una herramienta válida para resolver problemas.
Exposición a la violencia: Los jóvenes que se alistan en estas instituciones pueden estar expuestos a situaciones de violencia, abuso y estrés. Este entorno puede tener un impacto negativo en su forma de interactuar con los demás, llevando a algunos a adoptar comportamientos prepotentes o abusivos, como una forma de manejar sus propias inseguridades o como resultado de la normalización de la violencia.
Baja autoestima o necesidad de validación: Algunos jóvenes ingresan a estas instituciones buscando respeto, poder o validación personal. Una vez dentro, aquellos que no cuentan con una sólida autoestima pueden intentar ganar ese respeto de manera inapropiada, ejerciendo poder de manera abusiva para sentirse superiores a los demás.
Modelos negativos y abuso de poder: Existen casos en los que los oficiales y
superiores en las fuerzas armadas o policiales ejercen abusos de poder, lo que puede crear un ambiente donde los jóvenes ven este comportamiento como aceptable o incluso necesario para avanzar dentro de la institución. Los nuevos reclutas pueden adoptar estos comportamientos como parte de su proceso de adaptación y aprendizaje.
Condiciones sociales y económicas: En muchas ocasiones, los jóvenes que ingresan a las fuerzas armadas o la policía provienen de contextos sociales y económicos difíciles. Esta situación puede contribuir a que busquen en estas instituciones una vía para conseguir estabilidad económica y respeto. Cuando finalmente obtienen poder en sus nuevos roles, algunos pueden sentirse desbordados por esa nueva posición y usarla de manera indebida.
Estos factores, combinados o de forma individual, pueden influir en el comportamiento de algunos jóvenes en instituciones castrenses o policiales, llevándolos a adoptar actitudes prepotentes o abusivas hacia los demás. Sin embargo, es importante reconocer que no todos los jóvenes dentro de estas instituciones exhiben este tipo de comportamiento, y muchos trabajan de manera profesional y ética.

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