Clemente Terrero*
El gremialismo mesiánico, es más o menos eso, se basa en la creencia de un grupo de sus seguidores que su mesías lo sacará de todos los problemas que se presenten, por eso lo adoran, lo adulan y lo alaban.
Esa idea de mesianismo ha sido construida en base a favores, dádivas, ayudas y cargo de importancia dentro de los gremios, una especie de yo te doy y tu me apoyas. Este fenómeno social se ha expandido en toda la esfera de la sociedad, convirtiendo los favores en compromisos con el mesías.
Esos favores que hace ese dirigente es con los recursos de la institución, no con los suyos, buscando aumentar su influencia y fortalecer su imagen en los gremios, con la intención marcada de ir creando una red de agradecidos, un grupo de apoyo que lo proteja de sus adversarios.
Los seguidores del gremialista mesiánico lo colocan en un pedestal, es un ídolo, un Dios salvador que lo protegerá siempre de lo malo y les resolverá todos sus problemas, es el protector supremo, colocado por encima del bien y del mal y de las instituciones. Es puro culto a la personalidad.
Los favores se hacen para lograr el compromiso de defenderlo todas las veces que sea necesario, atacar a todo aquel que se levante con una critica o que difiera del pensamiento y de las posiciones de su mesías. En democracia, la gente tiene derecho a diferir y criticar el estilo de manejo que tiene un dirigente.
El mesías gremial no puede ser interrogado, cuestionado, criticado, corregido, aconsejado ni nada parecido, para sus seguidores eso es una ofensa, un ataque a su persona, una falta de respeto hacia su ídolo, que no debe tocarse ni con el pétalo de una rosa.
Los gremialistas mesiánicos no piensan, su misión es simplemente cumplir las ideas del mesías, esas personas no tienen voluntad propia, lo que los mueve es hacer valer la voluntad de su ídolo, son unos sambies dispuestos a salirle al paso todos los que “blasfeman” contra su protector.
La mistificación de ese dirigente es tan grande, que lo consideran un ser perfecto e infalible, que no tiene manchas, ni nada malo que pueda decirse, pero los que no estamos poseídos por su influencia, sabemos que todo lo que existe en el mundo es imperfecto y que equivocarse y cometer errores es de seres humanos.
El gremialista mesiánico no cree en las masas, no tiene ideología ni principios, cree ciegamente todo lo que su ídolo le promete, sin medir la razón y la cordura. El gremialismo mesiánico es un tipo extremo de fanatismo que defiende lo bueno y lo malo que su ídolo haga por encima de todo. La voluntad de los gremialistas mesiánicos está poseída, bajo control.
Los dirigentes gremialistas mesiánicos generalmente no tienen una organización, o entidad gremial que sirva de soporte a sus propuesta gremiales y no tienen muy en cuenta los procesos reglamentados en el gremio.
No tener estructura gremial que garantice su sostenibilidad en el tiempo es un problema y va a estar limitada su proyección en las masas, tendrá dificultades para dar a conocer su propuesta. El gremialista mesiánico es como una estrella fugas, perdida en el horizonte, que no tiene una dirección, no tiene un fin y lo mas grave es que no tiene una orientación ideológica que le sirva de guía.
El dirigente mesiánico se rodea de adulones, que lo alaba, un circo que le aplaude todas sus ocurrencias, no hay nada que buscar en este ambiente irracional y servil.
*El autor es un gremialista militante activo del Colegio Médico Dominicano (CMD).
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