14 de julio de 2024

El odio y el Rencor

Por Clemente Terrero

Quiero analizar una de las reflexiones de José Mujica, pasado presidente de Uruguay, un militante de la izquierda revolucionaria latinoamericana, quien en un momento de su trayectoria de lucha fue un guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional LOS TUPAMAROS. 

En uno de los enfrentamientos con las fuerzas del régimen que gobernaba su país, fue apresado en la década del 1970 y estuvo recluido  por varios años en una cárcel de máxima seguridad,

cuando fue excarcelado se integró a la lucha parlamentaria a través de un frente político, por su firmeza ideológica, con el apoyo popular fue elegido presidente de Uruguay en el 2010. 

José Mujica fue un presidente visionario y honesto, que no se dejó arrastrar por las ondas sonoras del neoliberalismo ni usó el poder para hacerse rico con el dinero del pueblo por medios ilícitos de la corrupción.

Desde la presidencia se resistió a muchas tentaciones, de tener una vida de lujo que le leofrecía la política del podrido sistema capitalista que domina el mundo. Como presidente fue un ejemplo de humildad, de sencillez, no cambió su estilo de vida ni el vehículo que tenía antes de ser presidente, siguió siendo un hombre del pueblo.

El combativo guerrillero, cariñosamente llamado Pepe Mujica, como presidente siguió siendo la misma persona, no cambio su manera de ser, el poder no lo hizo arrogante como pasa con muchos políticos, que cuando llegan al poder  menosprecian a la gente humilde, a corromper los hombres y las instituciones. Mujica mantuvo su fidelidad ideológica, apegado siempre a los principios y a las  ideas revolucionarias.

José Mujica fue un ejemplo de  transparencia en el manejo de la cosa pública, no malgastó, no malversó los recursos del estado, ni los uso con fines personales, ni los repartió a amigos y familiares, todo lo contrario, su salario de presidente, lo donó a organizaciones sociales.

Nunca se mencionó ninguna cosa negativa en su gobierno y cuando dejó el poder, recibió elogios de muchos de los gobernantes del mundo, algunos, con poses hipócritas, ya que en sus gobiernos hicieron todo lo contrario a lo que hizo Mujica, por eso, el pueblo los echó del poder con un amplio rechazo popular.

En el fragor de la lucha  revolucionaria, José Mujica recibió muchos desagravios, maltratos, atropellos, abusos y humillaciones, pero eso no lo llenó de odio ni de rencor. Los maltratos que recibió de sus enemigos no los guardó en su corazón, sino que los sacó y los echó a la basura.

Para que sirva de ejemplo, en una ocasión dijo lo siguiente: "No se puede vivir la vida cultivando odio y rencor, la vida es porvenir, no se puede vivir en la vida dándole importancia a las calumnias, los dolores que padecí en el transcurso de mi vida no me los repara nadie, ni me los devuelve nadie". 

También dijo: "Hay que aprender a cargar con la cicatriz y con la mochila y seguir andando, mirando hacia adelante, si me dedico a lamerme las heridas en el transcurso, no miro hacia adelante y para mi la vida es siempre porvenir, lo que vale es el mañana".

José Mujica pudo darse cuenta de que el odio y el rencor son tóxicos para la vida, que rompe la paz y el equilibrio del organismo, daña los tejidos, la mente, el alma y los sentimientos. 

No permitas que el odio y el rencor invada tu ser, échalos fuera lo más pronto posible, por tu bien y por el bien de tu vida social.

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