Por José D. Sánchez
Siempre se ha dicho y se dirá: "Todo es del color del cristal con que se mire".
La forma más fácil de denostar y pretender reducir la calidad moral de una persona o una institución, es hablando burdas mentiras o atacando la parte aparentemente más débil de su vida o de su historia.
Otra manera, es presentar nuestra verdad como heroica, menospreciando otras realidades que están muy por encima de nuestras hazañas o queriendo enlodar, incluso minimizar por presuntos errores, esas posiciones o acciones.
También tenemos, algunos que estuvieron, que hoy reniegan por varias pintas razones, que no creo valga la pena mencionar, esos, son los peores.
Esta historia comienza un 20 de febrero de 1956 con la fundación del Movimiento Popular Dominicano(MPD), que rompiendo paradigmas, sus dirigentes se atrevieron a venir a la entraña de la tiranía de Trujillo, la más sanguinaria y menos permisible en muchas millas a la redonda, con la consigna: " Lucha interna o Trujillo siempre".
Sus detractores osaron hasta decir o insinuar que era un acuerdo con el régimen trujillista, mentira que niegan los hechos posteriores y la historia, no pudieron ensuciar y el hollín se impregnó en sus cuerpos.
Más adelante sucedieron estos acontecimientos que vale la pena destacar:
1.- El MPD no se puso a la moda alineándose con una tendencia de las existentes, "pro" cubano, chino, soviético, vietnamita, yugoslavo, albanés u otra, de donde llegaban los recursos para sostenerse y realizar las actividades económicamente holgadas; hasta tal grado que su secretario general de entonces, un hombre que aún vive y se merece todo mi respeto por su trayectoria de vida, fue degradado y luego expulsado del partido por viajar a China y contraer compromisos a nombre de la organización sin autorización de la misma.
2.- El MPD fue el primer partido de izquierda que visualizó, en época tan temprana como 1967, que el foco guerrillero no era opción para que triunfara la revolución, aunque no todos sus miembros estuvieran de acuerdo, la pura verdad.
Estas dos posiciones acarrearon consecuencias, la principal fue la escasez de recursos materiales y económicos, sin dinero no se mantiene una organización política, con rifas y contribuciones tampoco.
La otra posición, no necesariamente ideológica, convirtió al partido en el blanco predilecto y el enemigo común de los alineados, organizaciones de la misma izquierda que sí tenían lazos y compromisos con las naciones mencionadas anteriormente, originando contradicciones que se remontan hasta el presente.
La primera consecuencia trajo duras pruebas y toma de decisiones para granjearse los recursos necesarios por algunas formas no muy santas, para realizar las actividades y mantener la organización política.
Los opositores los estigmatizaron con los epítetos de: "mata policías" y "asalta bancos", como asesinos y ladrones vulgares de la peor ralea.
Esos mismos dirigentes del MPD acusados, formarían parte en 1965, en la Zona Constitucionalista, de salvaguarda de las propiedades y los bienes que quedaron bajo su cuidado, almacenes y negocios de alimentos, pasaron hambre, pero no lo tocaron; tiendas de ropas y joyerías, anduvieron mal vestidos, pero no saquearon, ninguno aparece en las fotos y videos con prendas mal habidas en sus cuerpos; mansiones con cajas fuertes y bancos con sus bóvedas, repletas de dinero, plata y oro, para luego de pasada la guerra, sus dueños, asombrados, ver que todo estaba intacto.
Mezquino me sentiría si no agrego, que miembros y simpatizantes de otras organizaciones de izquierda y de derecha, militares y policías y gente común del pueblo, fueron dirigentes y subordinados, de esta epopeya y, entre ellos, los emepedeistas.
ESOS SON LADRONES?
Al estribillo y malicioso epíteto de "mata policías", la respuesta es sencilla y la termino también con una pregunta.
En 1970, la máxima dirección del MPD se embarca en un acontecimiento que marcaría la historia mundial, "el secuestro de un agregado militar norteamericano", para canjearlo por 20 presos políticos y así evitar que fueran asesinados en las cárceles del régimen de los doce años.
La orden del presidente Lyndon B. Johnson al presidente Balaguer fue tajante: "hay que complacer y negociar con los secuestradores".
Estados Unidos no negocia con terroristas.
La razón, en las demandas de los comandos no existían cláusulas de dinero ni otras posibles prebendas ni económicas ni de bienestar para quienes ejecutaron esa acción.
Podían esas mentes que se embarcaron y triunfaron en ese episodio épico y único hasta esa fecha, estar pensando en eliminar simples policías?
Los de los asaltos es innegable y hay más, se enviaban compañeros al corazón del imperialismo norteamericano a buscar recursos, arriesgando sus vidas, unos cayeron, otros resultaron heridos y muchos apresados, generalmente por hechos que no cometieron.
Eran acusados de crímenes alevosos y de todos los asaltos y robos.
La verdad que los enemigos callan, esconden, disfrazan, es que: El dinero conseguido por esta vía nunca, con escasas excepciones, se usaron para resolver problemas personales sino para actividades partidarias, pasaban hambre y necesidades, ellos y sus familias, pero no utilizaban esos recursos, eran intocables.
Hay algo más significativo de simpatizantes y miembros del MPD, vendían su sangre para las actividades del partido y para que pudiera publicarse el periódico Libertad.
No sólo estaban dispuestos a morir por sus ideales, como pasó con tantos, que fueron asesinados y desaparecidos, sino que iban voluntariamente a La Cruz Roja para cambiar su dorado líquido por unos pocos pesos, donando parte de sus vidas por sus creencias.
ESO NO TIENE PRECIO. SON GRANDES VIRTUDES.
Orgulloso me sentiría si estuviera engalanado con esas integridades, por lo menos una, pero me sentiría indigno si no aclaro que no soy actor ni tan siquiera secundario de esos acontecimientos, cuando participé por primera vez en una asamblea política en la Escuela San Juan Bautista de La Salle en el Barrio Simón Bolívar, con los hermanos Cabeza y Domínguez, que luego fueron deportados del país, tan solo tenía 11 años y aún me orinaba en la cama.
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