(Un error al escribir el título y el texto del presente artículo, observado por algunos lectores, nos ha obligado a publicarlo de nuevo, debido a que el autor escribió "Premium", cuando el término correcto es "Primum", puesto que "premium" se refiere a calidad y "primum" significa "primero")
"Por Clemente Terrero*
Hipócrates fue un médico griego, considerado el padre de la medicina, que realizó grandes aportes al conocimiento de la medicina, entre éstos, el juramento hipocrático, una norma ética que trata de los deberes de la profesión médica, es parte de la “deontología médica”.
Primum non nocere, no solo debe ser una norma para los médicos, debe abarcar a todos los seres humanos para que no se le haga daño a nadie. Para lograrlo es necesario eliminar los malos pensamientos.
Hay gente que debe detener la sed de venganza provocada por problemas políticos, económicos e ideológicos, porque ninguna de ellas son razones suficientes para justificar la acción de hacerle daño a una persona.
Hay personas que usan el poder para perseguir a los que consideran sus contrarios, para humillarlos, maltratarlos y aplastarlos. Pero hay una expresión que dice: "No le hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti".
En la época de Trujillo, la población dominicana fue sometida durante 30 años a un régimen de intolerancia, temor y de muerte, hasta que la gente se hartó. Es que nadie tiene el derecho de someter a la gente a vivir un estado de terror.
Hay que vivir en comunidad, que significa, gente que vive junta, bajo las mismas reglas. Para vivir juntos es necesario la convivencia, un ambiente de paz y armonía, tolerancia y respeto.
Hay que decirle no al odio, al maltrato y a la persecución. El odio desencadena maldad y la maldad desencadena odio. Es un circulo vicioso del que hay que salir.
Hay que sacar del cuerpo el espíritu de la maldad, el deseo de venganza, eliminar los pensamientos negativos que mandan a hacer el mal.
Hay que insistir que el principio hipocrático, “Lo primero es no hacer daño, no solo debe ser para los médicos, sino para todos los hombres y mujeres del mundo, para erradicar la maldad, por siempre, de la faz de la tierra.
*El autor es infectólogo, director del Hospital Infantil Robert Reid Cabral.-
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