22 de abril de 2022

Ciclovía e Imbornales, la Sarna Urbana

Es oportuno también ocuparse de la sarna urbana que significan las odiosas ciclovías que nadie usa y los fatídicos hoyos que deja el asfaltado nuevo de las calles de la ciudad.

Por Juan Llado

Las más frecuentes protestas contra la gestión de las autoridades tienen que ver con la falta o insuficiencia de los servicios públicos. Pero otro motivo de rabia y frustración del ciudadano lo provocan algunas inexplicables intervenciones de los responsables sobre el entramado urbano. Con decisiones mostrencas contribuyen a crear un ambiente hostil contra el ciudadano. El mejor ejemplo es lo que acontece actualmente en el Distrito Nacional con la ciclovía y con los imbornales.

Quien esto escribe emitió recientemente un estruendoso alarido de protesta por el imprevisto choque frontal del vehículo con uno de los muros de la ciclovía de la Avenida Bolívar. La imprudencia de otro conductor motivó un giro brusco que causó el accidente. Ante el alto costo del daño a una de las ruedas delanteras se impone recurrir a los medios para denunciar, añadiendo fuerza a muchas otras voces, la impertinente desidia de las autoridades sobre la odiada ciclovía, añadiendo de paso otra maldición sobre la actual sarna de los imbornales de la ciudad.

Según Wikipedia, “ciclovía, carril bici, bicisenda, ciclorruta, vía ciclista, o ciclopista es el nombre genérico dado a parte de la infraestructura pública u otras áreas destinadas de forma exclusiva para la circulación de bicicletas. La ciclovía puede ser cualquier carril de una vía pública que ha sido señalizado apropiadamente para este propósito o una vía creada independiente donde solo se permite el tránsito de bicicletas.” Los proponentes de las ciclovías tienen validos argumentos para apoyarlas y en muchas ciudades del mundo se usan con éxito. Pero en otros casos específicos no son funcionales y causan costosos accidentes.

La ciclovía mencionada fue inaugurada por la Alcaldía del Distrito Nacional y el INTRANT en junio del 2020. Escogiendo la Avenida Bolivar para crear un espacio exclusivo para las bicicletas, se pretendía con ello que la “población dominicana apoye otra alternativa de movilidad y que estos realicen el compromiso de cuidar a los ciclistas.” Posteriormente en Santo Domingo Norte se introdujo tambien otra ciclovía. Desde entonces han sido muchos los opinadores locales que han criticado acremente las ciclovías existentes básicamente por no ser apropiadas en nuestro trópico y porque le roban espacio a los vehículos y dañan sus gomas. “Dañan más de lo que benefician. 

Algo similar pasa con los imbornales de la ciudad. Según el diccionario, los imbornales son una “abertura practicada en la calzada para conducir el agua de lluvia o de riego a la alcantarilla.” En el caso que nos ocupa, el problema consiste no solo en que muchas de esas aberturas no tienen tapas y causan accidentes a los peatones. Peor es lo que esta sucediendo con muchos de los imbornales que están empotrados en las calles de la ciudad. La gran mayoría de ellos tienen tapas de hierro que cubren la superficie del hueco dejado por la abertura de la alcantarilla. Pero muchas de esas tapas han sido robadas por quienes las venden como chatarra y los hoyos se quedan descubiertos. 

Lo peor de todo es que las mismas autoridades han creado hoyos profundos y peligrosos al aplicar unas gruesas carpetas asfálticas a algunas de las calles principales de la ciudad –algunas de los cuales no se justifican-. Como la carpeta es tan gruesa, las tapas de los imbornales no se divisan a tiempo y los hoyos son tan profundos que cuando el conductor cae en uno de ellos se producen daños costosos a las ruedas y el tren delantero de los vehículos. No se explica como las autoridades de Obras Publicas no completan la obra del nuevo asfaltado con la correccion de los hoyos que producen. Es como si quisieran hacer el rodamiento de los vehículos más amigable para los conductores. Pero al dejar el trabajo incompleto y no nivelar las tapas de los imbornales con la superficie de la carpeta asfáltica, lo que logran es hacer daño a los estrechos bolsillos de los conductores.

La CAASD en Santo Domingo y CORAASAN en Santiago, han prometido resolver el problema del robo de los imbornales sustituyendo las tapas de hierro con tapas de un plástico grueso y resistente. Pero no han prometido resolver el problema de los hoyos. El MOPC debe hacerse responsable de acometer esa tarea urgentemente porque las amargas quejas de los conductores que caen víctima de los hoyos se traducen en pérdida irreparable de las simpatías electorales. 

Ahora que se ha anunciado una epidemia de sarna en Haití, y eso ha levantado temores de que se propague a nuestro lado de la isla, es oportuno también ocuparse de la sarna urbana que significan las odiosas ciclovías que nadie usa y los fatídicos hoyos que deja el asfaltado nuevo de las calles de la ciudad.

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