Por José D. Sánchez
Es difícil encontrar la fluidez mental y las palabras para rememorar y plasmar en el papel un recuerdo reciente cuando uno de los protagonistas ha desaparecido de forma tan repentina y tan inesperada, sin despedirse, sin poder decir y sin poder estimular las cuerdas vocales para con su voz transmitir los últimos pensamientos que cruzaron por su mente, el viaje sin regreso se encargó de tu cuerpo, transportandolo a un lugar donde no podremos volver a ver tu sonrisa ni escuchar tu voz, pausada, calma y siempre cargada de enseñanzas y ejemplos.
Tuvimos un largo período de años sin encontrarnos, quizás recibiendo noticias esporádicas y no reales, verdaderas o tergiversadas de los pasos que estábamos recorriendo y el derrotero por el que encarrilamos nuestras vidas, que estuvieron fuertemente unidas por ideales comunes en una época y posible por siempre, incomprendidas y para muchos risibles, vistas en esta era y por estas generaciones que nunca podrán entender que no nos pertenecíamos y que nuestro destino y accionar estaba determinado por El Partido, en nuestro caso el Movimiento Popular Dominicano(MPD), nombre que en otro tiempo, solo su mención, era sinónimo de desaparición o muerte.
Lo más sencillo:
Apresamientos, golpizas, vejámenes y para preservar la vida y las ideas teníamos
que ser clandestinos hasta en el seno de nuestras familias, amistades y amores.
Siento demasiado
respeto por aquellos que como tú, mantuvieron su pensamiento vertical, hoy
llamados, desfasados, inmóviles en el pasado, defensores de una ideología sin
destino o tan solo:
"Tan serio que no se
atreven a decir que se equivocaron y por eso mantienen su posición sin
claudicar".
Los más jóvenes se
atreven a decir que no hicimos nada.
La vida preparó un
reencuentro y comenzamos igual, sin reclamos, con mayor cariño y más grande la
amistad, nos vimos las caras varias veces pero nos comunicabamos con frecuencia
y siempre me decías:
"Sanchito tenemos
que vernos, tenemos muchas cosas que hablar, pero debemos de tener tiempo
porque son demasiadas que debemos de tratar".
Jamás, ninguno
imaginamos que esa cita no se iba a realizar.
Pero tuvimos tiempo
para mantener una comunicación por mensajes, recuerdo algunos:
Cuando te envié el
cuento: "DOS MUJERES COJONUDAS", me devolviste una carcajada virtual
y tu respuesta decía:
_ Las mujeres no
tienen cojones, tienen pepitas.
Otra vez te pedí
que revisaras algunas hojas del libro sobre Henry Segarra, escrito por su
hermano y tu respuesta fue inmediata: tiene muchas incongruencias.
Cuando hice
hincapié en la necesidad de no dejar desaparecer la historia del MPD, de
escribir la verdad sin protagonismo y sin heroísmo, porque nunca hemos reclamado
ni deseamos esa condición, me comentaste que tenías un libro terminado y otro
muy avanzado, espero se rescaten y se publiquen.
Siempre insistía en
que siguiera escribiendo.
Nos vimos la última
vez en el aniversario del fallecimiento de Lorenzo Vargas, El Sombrero, te
abordé a la salida del cementerio en Santiago y te pregunté, sin sospechar, que
sería nuestra última conversación personal, como el que apura la gota de agua
que escasea y se acaba.
Brígido, cuando
estábamos en las contradicciones en 1981, siempre andaba solo en el Campus
universitario, pero nos encontrábamos a menudo, ¿tú me estaba protegiendo?
Presentí tu sonrisa
y escuché estás palabras como respuesta:
_Teníamos un
compañero, que no quería saber de los miembros de otras organizaciones de
izquierda. (No recuerdo el nombre que mencionaste, quizás esté vivo y pueda
dar su testimonio, si aún lo guarda en la memoria).
_ Un día, al caer la
tarde nos encontrábamos en el parque Los Chachases, Iván Rodríguez (del PTD),
se encontraba en la acera esperando transporte para dirigirse a otra
provincia._
_ El compañero se
mantuvo en vigilia permanente hasta que Iván abordó el vehículo que lo
trasladaría, lo encontré raro y me atreví a preguntarle la razón de su actitud
conociendo su posición antagonista, y él me respondió:
"NOSOTROS
SIEMPRE PROTEJEMOS LO QUE NOS INTERESA".
Así fue nuestra
despedida, como fue tu vida, campechana, de entrega, directa e indirecta,
firme, amigo, de enseñanza y aprendizaje, temerario, audaz, pausado,
inteligente, sobre todo veraz.
Sin el culto a la
personalidad que ambos rechazamos.
¡SIEMPRE TE
MANTENDRÉ COMO ESTANDARTE!
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