Por Carlos J. Vidal Lassis
Siempre me gusta leer y pensar en cómo se aplica lo que leo en mi vida personal o del medio en que me desenvuelvo, o lo que sea en que esté envuelto mi interés. Leyendo la Biblia, versión Katz, Hebreo-Español, leí un pasaje comentado sobre Levítico 9-11 y su contenido me llevó a reflexionar sobre Barahona y toda la región. Hace comprender que debemos considerar el hecho de que no solo quienes ocupan posiciones de liderazgo tienen obligación de asumir responsabilidad por resolver los problemas que son evidentes a todos.
Claro, no significa esto que cada uno asuma resolver los problemas en la forma en que cada uno cree conveniente, eso crearía un caos o anarquía.
Hay un balance entre asumir responsabilidades individualmente y respetar el liderazgo vigente. Lo que debemos enfatizar aquí es que todos nosotros somos igualmente responsables de solucionar los problemas que vemos, más allá de nuestra posición o estatura debemos trabajar bajo la guía de ese liderazgo que se ha ido perfilando recientemente. Me refiero a los que han tomado la iniciativa de asumir el liderazgo que se necesitaba en Barahona.
En la responsabilidad no hay jerarquía, se
debe insistir, sin embargo, al momento de implementar soluciones sigamos las
directrices participativas y compartidas, de manera que podamos asegurar que las
soluciones que aportemos sean buenas y que se puedan conducir apropiadamente.
Cuando los líderes están abrumados por los problemas, los criticamos por no actuar de manera más audaz y agresiva, nos frustramos y hasta sentimos resentimiento por la falta de progreso en esas áreas cruciales.
Entonces, la respuesta correcta a nuestra preocupación es desarrollar una estrategia y discutirla con nuestros líderes, para luego implementarla con su apoyo y guía. Con este enfoque, las personas tienen la capacidad de asumir la responsabilidad y confrontar los desafíos que ven, sin socavar el liderazgo al hacerlo.
!Barahona siempre!
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