Por Tomás Aquino Méndez
Recientemente, el mundo perdió a uno de los más románticos compositores e intérpretes: Armando Manzanero. Cumplió recién, 85 años y, aunque tenía un solo riñón, su condición de salud era buena. Uno de sus hijos, Juan Pablo Manzanero, reveló algo que debe ponernos a todos a reflexionar. Dice que su padre les dijo que estaba “cansado” del encierro y que saldría de la casa. No valieron los consejos. El 11 de diciembre decidió asistir a un acto público en su natal Yucatán. Era su fecha de cumpleaños y para celebrarlo junto a familiares y amigos. Todos tenían mascarillas, pero una gran parte salió contaminada del lugar. Fue la última vez que se le vio en público. La mayoría rebasó la enfermedad, él no pudo. El pasado 28 de diciembre se despidió de este mundo.
El COVID19 exige a todos usar mascarillas o tapabocas, sin embargo, no es 100 por 100 segura la protección. El gobierno dominicano acaba de endurecer las medidas, tratando de hacernos entender la necesidad de protegernos, porque no sabemos cómo, cuándo ni dónde podríamos contraerlo. Si además del TAPABOCAS, el otro requisito es el aislamiento y mantenernos en nuestras casas, debemos acogernos a este mandato. Tal como me decía mi padre, es mejor preso que muerto. Hoy yo les digo a mis amigos, familiares y a todos los dominicanos: ES MEJOR ENCERRADO QUE ENTERRADO.
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