2 de noviembre de 2020

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO- El Arte de Insultar

Por Carlos Darío Sousa S.*

Javier Fernández Retenaga y José Mardomingo nos brindan esta selección,  recopilada y editada por Edaf, 2005, extraída de las obras de Arthur  Shopenhauer  -1788-1860-. Esta antología no es una teoría de la invectiva ni un método para la práctica del insulto, sino una muestra del ejercicio de lo que podríamos llamar “arte de insultar”, que surge de la pluma de uno de sus más consumados maestros.

Esta edición recoge (de la que yo CDSS hice otra selección) no sólo insultos sino también una amplia selección de las críticas censuras,

reprobaciones amonestaciones, etc. etc., que pueden encontrase en la dilatada obra del pensador alemán, que entre otras cosas era famoso, además de ateo, por su mal carácter.

EL ABURRIMIENTO

Sabido es que los males se soportan mejor en compañía. Parece que la gente cuenta entre ellos el aburrimiento, por eso se juntan unos con otros para aburrirse.

AFINIDAD CON LO MALO

Parece que sobre el género  bípedo pende una maldición en virtud de la cual, por su afinidad con lo torcido y malo, incluso en las obras de los grandes hombres es precisamente lo peor, los errores, lo que más gusta. Los admira y elogia, mientras que lo realmente digno de elogio, simplemente lo tolera.

BARBA

Se dice que la barba es algo natural en el hombre. En cualquier caso, y precisamente por eso, resulta muy adecuada para los hombres en estado de naturaleza, al igual que lo de afeitarse para el hombre civilizado, pues así se muestra que la cruda violencia animal, de la que aquella es signo visible en el sexo masculino, ha tenido que ceder el paso a la ley, el orden y la urbanidad.

La barba aumenta y resalta la parte animal del rostro, por eso da a este el aspecto tan llamativamente brutal, no hay más que observar el perfil de un hombre barbudo mientras come!

CRÍTICOS

Hay críticos que piensan que les corresponde decidir a ellos qué es bueno y qué es malo: creen que su corneta de juguete es la trompeta de la fama.

DEMAGOGOS

Los demagogos de la actualidad son, en su calidad de enemigos del cristianismo, optimistas: el mundo es para ellos un fin en sí”, por lo que en sí mismo, es decir, en su constitución natural, está estupendamente dispuesto y es el domicilio mismo de la felicidad. El colosal mal mundo, que grita contra esa tesis, lo atribuyen por entero a los gobiernos. Si estos cumpliesen su deber –dicen- tendríamos el cielo en la Tierra; es decir, todos podríamos atiborrarnos de comida, emborracharnos, reproducirnos y dañarla sin el menor esfuerzo ni tener que pasar necesidades: pues esta es la correcta paráfrasis de su “fin en sí” y el objetivo del “progreso indefinido de la humanidad”, que no se cansan de proclamar en frases tan pomposas como vacías

EGOÍSMO

El egoísmo está tan profundamente arraigado en el individuo, que para moverlo a actuar sólo podemos contar con seguridad con móviles egoístas.

EMPLEO DEL TIEMPO

La gente corriente se ocupa únicamente de matar el tiempo: quien posee algún talento, de aprovecharlo. El hecho de que las personas de escasa inteligencia estén tan expuestas al aburrimiento se debe a que su intelecto no es más que un medio al servicio de su voluntad.

ENVIDIA

El que carece de toda superioridad o mérito desearía que nada existiese. Le tortura verlos en otras personas: se pone blanco, verde, amarillo de la envidia que le corroe por dentro. Le gustaría aniquilar y hacer desaparecer a todos los privilegiados. Más si, para su desgracia, no tiene más remedio que dejarlos vivir, será bajo la condición de que oculten sus perfecciones, de que las nieguen por completo, de que abjuren de ellas. Eso es el origen de las frecuentes alabanzas a la modestia.

La superioridad intelectual es en todo lugar y situación lo más odiado del mundo.

ESCRITORES Y PERIODISTAS

Los muy miserables hacen cuentas del número de letras y, si pueden ahorrarse alguna, no tiene el menor escrúpulo en mutilar una palabra o en emplear otra cuyo sentido es diferente. Como son incapaces de alumbrar ideas nuevas quieren  al menos poner en el mercado nuevas palabras, y cualquier ensuciacuartillas se siente con autoridad para mejorar la lengua. Los más desvergonzados son los periodistas, y como, debido a la trivialidad de lo que escriben, llegan al gran público, buena parte del cual no lee más que eso, la lengua coree un grave peligro por su culpa. Por eso, lo que con toda seriedad propongo es que se someta a censura ortográfica, o que cada palabra mal usada o truncada se le haga pagar una multa, pues, ¿no es infame que los cambios en el lenguaje tengan su origen en el género literario más pedestre de todos?

FANATISMO RELIGIOSO

¡Cuántos horrores han provocado las religiones, especialmente la cristiana y la musulmana. Y cuantas desgracias han traído sobre el mundo! Pensad en el fanatismo, en las persecuciones interminables, sobre todo en las guerras de religión, esa sanguinaria locura, inimaginable para los antiguos; después, en las Cruzadas, que fueron una carnicería de doscientos años enterasmente irresponsable  y destinada a conquistar bajo grito de guerra “Dios lo quiere” la tumba de quien había predicado el amor y la tolerancia. 

FELICIDAD

La paz, la tranquilidad y la felicidad habitan sólo allí donde no haya ningún dónde ni ningún cuándo.

RUIDO

Si este mundo se hallase poblado por seres realmente pensantes, sería imposible que todo tipo de ruido, incluso el más horrible e inútil, estuviese permitido sin restricción alguna

VIDA HUMANA

La vida no es en modo alguno un regalo para nuestro disfrute, sino que más bien se asemeja a una penosa tarea que hay que realizar.                          

PRESENTE, PASADO Y FUTURO

El presente es siempre insatisfactorio, el futuro incierto, y el pasado, irrecuperable. La vida, con las pequeñas y grandes adversidades que nos depara cada año, cada semana, cada día, cada hora, con sus falsas esperanzas y continuos contratiempos que frustran cualquier previsión, lleva con tanta claridad el sello de aquello a lo que no se le puede tomar gusto que resulta difícil entender cómo nadie ha podido ignorar esto y convencerse de que la vida está ahí para que la disfrutemos agradecidos, y seamos felices.                                                

VEJEZ

Todos deseamos llegar a una edad avanzada, es decir, a un estado en el que diremos: “Hoy me encuentro mal, y cada día me encontraré peor, hasta que venga lo peor de todo.

 MUERTE

Para que el hombre disfrutara de un estado de felicidad no bastaría con que se le trasladara a un “mundo mejor”, sino que sería preciso que también él experimentara una transformación radical; esto es, que dejara de ser lo que es y que, en cambio, fuera lo que no es. Este requisito se cumple de momento con la muerte, de lo se deduce su necesidad mortal.

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