7 de septiembre de 2020

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO- Kropotkin y la Tradición Intelectual Anarquista (1 de 2)

Por Carlos Darío Sousa S.*

Jim Mac Laughlin escribe esta obra, Ariel, 2017, que es una introducción al pensamiento del príncipe Pior Kropotkin, un activistas anarquista, muchas de cuyas ideas sobreviven a los cambios de siglo, del XIX al XX, y si se me permite, al XXI.

Mac Laughlin, en el capítulo que titula “La educación de un anarquista”, señala el contexto histórico en que vivió y que es uno de los más turbulentos de la historia de una Rusia que vivía “unos pasos detrás del mundo civilizado”. Ciertamente la estructura básica de la sociedad rusa conservaba

muchas de las señas del feudalismo impuesto por Iván el Terrible (1547-1584) y Pedro el Grande (1672-1725). (Dejando en el margen el señalamiento del nacimiento del Ducado de Moscú, y a partir del -1492- cual se inicia el expansionismo territorial –y político- de los rusos).

En la cúspide de esa sociedad estaban los poderosos oligarcas, la aristocracia terrateniente y la nobleza hereditaria, quienes conservan privilegios políticos y sociales que hacía mucho que habían desparecido, o limitados, en la Europa Occidental. La historia de Rusia seguía básicamente centrada en las actividades del zar, la nobleza, el estamento militar y la iglesia ortodoxa rusa. Los campesinos  y los siervos del país estaban ausentes de la historia. Cuatro quintas partes de los rusos eran siervos agrícolas.

El 19 de febrero de 1861, se dictó un ukase o decreto que abolía la servidumbre y emancipaba a los siervos. Se señala como causa de ese cambio la llamada guerra de Crimea, el Oso contra el León (librada entre el Imperio ruso y el Reino de Grecia contra la liga formada por el Imperio Otomano, Francia, el Reino Unido y el reino de Cerdeña, los aliados, producto del expansionismo del Imperio ruso. Se disputó en la  península de Crimea donde está la  Sebastopol, ciudad cuya toma por los aliados puso fin al conflicto, aunque años después Crimea es invadida por los rusos), donde fueron derrotados, y que puso de manifiesto que era un gigante con pies de barro. Para algunos autores, Orlando Figes, por ejemplo, la ponen como el paso previo a la Primera Guerra Mundial. Por cierto, la guerra entre Japón y Rusia, 1904-05, puso fin a la expansión rusa en oriente, pero guardo un expediente que Stalin les tenía reservado: ocupación de las Islas Kuriles.  

A pesar de su origen privilegiado junto con la experiencia militar en la Siberia Oriental, sirven para explicar su maduración como uno de los principales intelectuales anarquistas de Europa. “Un santo sin Dios”, lo llamaría Paul Avrich, uno de sus biógrafos.

Para entender cómo llegó a convertirse en el principal teórico anarquista  de su época, los biógrafos se han remontado a su infancia, buscando en ella las raíces de su antiautoritarismo. Esto se reproduce en autoritarios marxistas y antiautoritarios anarquistas

Lo cierto es que su anarquismo fue producto, o fruto, de sus investigaciones sobre el origen del Estado, las funciones de la autoridad política, la contribución a la supervivencia tanto de especies individuales como de sociedades completas.

De ahí que entendiera la sociedad anarquista en la que las relaciones mutuas de sus miembros estarían reguladas, no por leyes, ni siquiera por autoridades electas, sino por las costumbres sociales y los acuerdos entre individuos libres.

Se opuso a los partidos políticos que sostenían que el cambio social radical no requería la abolición del Estado. Sus preocupaciones estaban más bien orientadas a los abusos de la autoridad, la injusticia social, la pobreza rural y urbana y la destrucción del comunalismo.

No puede entenderse la vida de Kropotkin sin la educación y la formación militar que recibió de tutores franceses. Educación y modales, conversaciones y gramática francesa, geografía universal, historia del mundo, tener opiniones, se le introdujo en las sutilezas de la cultura francesa y allí encuentra los ideales de igualdad. Por supuesto, le enseñaron las asignaturas rusas, gramática, aritmética e historia. Profesores de la Universidad de Moscú inculcaron amor por la historia y el folklore, las narraciones de Gógol y Pushkin, y posiblemente del radical Nikolái Chernyhevki, autor de la novela “¿Qué hacer?”. Lenin tituló uno de sus trabajos con el mismo título.

En esa Rusia, la documentación de algo, la vida de los siervos, por ejemplo,  era mal visto, así que solo las hicieron posible por asuntos personales. Propotkin, desde niño describía la vida en las fincas de los alrededores de su hogar.

La recolección de datos estadísticos era una herramienta valiosa para el progreso social. Sin embargo, en Rusia, el fantasma de la política obstaculizaba gravemente el desarrollo de nuevas disciplinas como las estadísticas y la demografía. Sólo fue en 1897 que se completó el primer censo a escala nacional.

Las precisión estadística y el cuidado de los pormenores regionales, se convirtieron en rasgos distintivos de obras fundamentales del anarquismo “Campos, fabricas y talleres” (1899),  “La conquista del pan” (1906) y “La ciencia moderna y la anarquía (1901).

Para entender a Propotkin, uno tiene que seguir su trayectoria por los campos de Siberia. Dejando una cómoda posición, primero dentro del Cuerpo de Pajes y luego dentro de la poderosa estructura que le permitiría hacer carrera en  el establishmen militar ruso y la burocracia zarista. Prefirió el campo a la ciudad industrializada.

Sobre parte de su vida y trayectoria hasta ideológicamente llegar al anarquismo, lo veremos en la  próxima semana.

*El autor es catedrático universitario.-

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