15 de agosto de 2020

NUESTRAS GLORIAS- Papito Pagán

Por Rafael Matos Féliz

Las brisas frescas del último día de diciembre del 1926 pasaron por el hogar de los señores José Pagán Vargas (puertorriqueño) y María Vargas (cabraleña), recibiendo en sus brazos al niño que acababa de nacer en el Batey Central y a quien le dieron por nombre, Silvestre. Este acontecimiento significó el regalo de Año Nuevo para la feliz pareja de padres y una agradable recepción entre los familiares.

Silvestre Pagán Vargas, (Papito Pagán, como se le conoció), con poca edad, ingresa a la escuela primaria localizada donde hoy está la Agencia Panchín Brilla y allí bajo la tutela del profesor Núñez, alcanzó el 4to curso. Luego, por cosas de la vida, con 14 años de edad, descontinuó sus estudios. Por interés personal se dedicó a jugar pelota con otros compañeros en el play detrás del mercado público. Perteneció a la Liga Nadín Hazoury.

Como jugador juvenil, se recuerda cuando dos equipos locales jugaban un campeonato en la provincia y ese día, Papito despachó el metrallazo que hizo ganar a su equipo. La algarabía se escuchó en los confines de casi todos los barrios provinciales.

Se desempeñó en la segunda base y demostró ser un jugador de buen calibre, por lo cual, en el 1944, con 18 años, pasa a la Selección Amateur de Barahona. Esta selección tenía como manager al ilustre dirigente Deportivo Liquito Hernández y a partir de ese momento, Papito Pagán participa en todos los campeonatos de la región sur. San Juan, Baní, Azua, San Cristóbal, Las Matas y otros pueblos vieron a este intermedista sacarles muchos outs, doble outs y lo vieron despachar hits por entre sus defensas, como se dice en buen dominicano, “aguarles la fiesta”.

Una anécdota muy recordada por la fanaticada, es la que cuenta que cuando la selección barahonera se enfrentaba a la selección sanjuanera, en el juego decisivo del campeonato del sur, en el año 1947 y en el estadio de la Normal de Santo Domingo, le tocaba a Papito Pagán batear en la séptima entrada con bases llenas. El juego estaba 3 a 2 a favor de San Juan.

El manager, Liquito Hernández, conocedor de la velocidad y del dominio del bate de su jugador, se le acerca y le dice al oído: “Papito, empátame el juego con un buen toque”. Dicho y hecho, cuando vino el lanzamiento, le presentó el bate y salió un rodado por la tercera, por la otra línea salió Papito como un bólido hacia primera y el corredor de tercera despegó para el plato. El antesalista de San Juan, que lo era el estelar del deporte, Olmedo Suárez, corrió frenético a tomar la bola y al hacerlo se tuvo que quedar con ella, pues ya “todo el mundo” había llegado a las bases. Ahí mismo se armó la algarabía, empatándose el juego y las bases continuaban llenas.

Luego vino a batear la gloria deportiva barahonera, Rafael Lagares (Rafa), quien pegó tremendo tripletazo que vació las bases, llevó arriba a la escuadra local, entusiasmó a la fanaticada cuatriboliá y le bajó la estima a los sanjuaneros. Finalmente, al culminar el juego, Barahona se coronó Campeón del Sur.

En 1948, le tocó a Papito Pagán junto a los campeones del sur, enfrentar a la gloriosa escuadra de Santiago, campeones del norte, y fue ese el enfrentamiento que quedó sellado con dolor, luto y amargura en la mente y corazón de todos los dominicanos, pues después de dividir victorias, los santiagueros cayeron en accidente aéreo, perdiendo la vida entre montañas perdidas. Papito quedó tan impresionado y marcado por esta tragedia, que nunca más se le vio jugar y queriendo olvidar penas y curar heridas, se dedicó a otras cosas alejado del deporte y fue así como buscó trabajo en el Ingenio Barahona.

En esa empresa ocupó el puesto de Encargado de almacén. Allí pasó unos 12 años y luego fue Celador de Aduanas, por 9 años. Volvió al Ingenio y permanece hasta el año 1987, fecha que se pensiona por el Seguro Social. Papito Pagán no se llegó a casar ni procreó hijos. Él, junto a Femo Peterson y a Manuel “Come azúcar”, hasta el 2003, fueron visitantes continuos a Santiago, desde que la Asociación de Cronistas Deportivos de allí institucionalizó la Conmemoración de los caídos en Río Verde. Desde el 2003, sólo Papito Pagán y Femo quedaban como las glorias vivas de aquel pasado histórico y heroico; pero el 30 de agosto del 2011, se nos fue la vida de Papito Pagán, gloria del deporte barahonero.

¡¡ PAPITO, GLORIOSO ERES EN NUESTRA HISTORIA DEPORTIVA!!

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