El sistema inmunitario: El maravilloso escudo que ganará la guerra contra el coronavirus
Por Gustavo López Sánchez
Madrid, España
Esta guerra decidirá cuánto durará la pandemia o si una persona infectada se tendrá que debatir entre la vida y la muerte o pasar una enfermedad leve. Lo único seguro es que «el sistema inmunitario acabará ganando», tal como ha dicho Margarita del Val, viróloga e inmunóloga del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC), en Madrid. Se impondrá en la población y pondrá final a la pandemia, pero lo cierto es que todavía faltan por conocer muchos de sus secretos, como cuánto dura la inmunidad o si los virus del catarro pueden ser de ayuda, tal como un estudio sugirió esta misma semana. Por eso, varios expertos han explicado a ABC cuáles son las claves que decidirán esta batalla. Comprenderlo, además, puede ayudar a encontrar los tratamientos y las vacunas que apoyarán al sistema inmunitario, la primera línea de defensa: «Ahora mismo es lo único que nos protege frente al virus», ha añadido Del Val.
La viróloga e inmunóloga del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, Margarita del Val, es una de las firmantes de una carta, publicada en «The Lancet», en la que veinte reputados científicos han apoyado la realización de una auditoría independiente de la gestión de la pandemia en España.
En una entrevista telefónica, avisó de una peligrosa segunda oleada, con la llegada del frío, y ante la relajación del cumplimiento de las medidas de distanciamiento e higiene: «En mayo y julio hemos cumplidos las normas y hemos sido el escudo contra el virus. Pero ahora hemos bajado la guardia. Y me preocupa, porque nos va a meter de lleno en la oleada de otoño con niveles muy altos de transmisión comunitaria, y va a ser muy difícil controlarlo». Por tanto, añadió: «O nos controlamos ahora, o tenemos confinamiento asegurado».
Explicó que ya se han producido los primeros avisos en las UCIs para prepararse ante lo que pueda llegar, pero ha pedido que la población sea consciente de los riesgos: «La población piensa que está de vacaciones, pero deben darse cuenta de que les va la vida en ello». En cuanto a aquellos que no toman medidas porque creen que no son grupo de riesgo, dijo que es fundamental pensar de forma colectiva y no solo en sí mismos: «Lo malo no es ser susceptible al coronavirus, sino propagarlo». Además, añadió que aquellos poco susceptibles al virus pueden ser más susceptibles a las consecuencias del impacto económico que está causando la pandemia: «Los jóvenes son grupo de riesgo ante las consecuencias económicas, les puede ir peor y se pueden quedar en paro. Sin salud no hay economía».
Un refinado ejército de células «asesinas»
Todavía hay mucho que no se sabe sobre la guerra desencadenada entre el SARS-CoV-2 y nuestras defensas, porque el sistema inmunitario está lejos de ser sencillo: «Es una red muy compleja de células de distintos tipos que están interconectadas entre sí», ha explicado Alfredo Corell, Catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid y vicerrector de Innovación Docente y Transformación Digital de la misma institución. Por ejemplo, está formado por algunas células que atacan a los patógenos y otras que funcionan como directores de orquesta, guiando a sus compañeras. Además, todas ellas liberan una gran variedad de sustancias que interfieren con los agresores, que piden refuerzos o que activan la inflamación.
Por tierra, mar y aire
El sistema es tan refinado, que «puede hacer frente a todas las formas posibles de patógenos, incluso si nunca los ha visto», ha dicho Margarita del Val. En cuanto un agresor se presenta, el sistema inmunitario lanza todas sus armas, «por tierra, mar y aire»: «Primero intervienen las tropas de vanguardia, que están en primera línea de fuego, y después las tropas de élite», según ha detallado.
En concreto, primero se produce la respuesta inmunitaria innata, que depende de células que reaccionan muy rápido ante cualquier amenaza, como policías en alerta permanente, y con el tiempo se activa la respuesta adaptativa, que depende de especialistas dirigidos a un patógeno concreto, como pueden ser los grupos antiterroristas. Esta respuesta es más implacable pero tarda más en activarse. Por ejemplo, los anticuerpos forman parte de esta.
La gran pregunta: ¿Cuánto dura la inmunidad?
En alrededor del 80% de los infectados de Covid-19 no aparecen síntomas o éstos son muy leves, en parte porque la respuesta inmunitaria innata, genérica y rápida, es suficiente para contener al virus. Pero a veces no es así: aparecen síntomas y poco a poco entra en juego la respuesta adaptativa, que depende de los especialistas. Quizás lo más interesante es que esta segunda línea de defensa «aprende» a reconocer al SARS-CoV-2, lo que a su vez permite que las «tropas de élite» actúen muy rápidamente si hay una segunda infección. Al menos en teoría.
La pregunta más importante que queda por resolver es, qué grado de protección queda en las personas que estuvieron en contacto con el virus y por cuánto tiempo. De ello depende que una persona ya infectada vuelva a ser vulnerable o no al virus o a partir de qué momento ocurrirá. También es fundamental para desarrollar una vacuna duradera. Por el momento, se trabaja en contestar a estas preguntas con ensayos clínicos, con la finalidad de analizar si esas personas se infectan o no de forma natural.
La caída de los anticuerpos
Hasta ahora, algunos estudios han ido mostrando que los niveles de anticuerpos producidos en respuesta al SARS-CoV-2 disminuyen en pocos meses: «En España, la mitad de la gente que ha pasado la enfermedad ya no tendrá anticuerpos en invierno», según Margarita del Val. Pero la investigadora ha destacado que eso no quiere decir que la inmunidad vaya a durar poco: «No hay que asustarse, todo el resto de la inmunidad está activada». Aparte de los anticuerpos, en la respuesta adaptativa también hay células que han «aprendido» a reconocer al virus para contener su avance.
Esta podría ser la causa de que las segundas infecciones de SARS-CoV-2 parezcan ser más moderadas, aunque todavía hay pocos datos. Según Del Val, en una reciente conferencia, el director médico del Hospital Clinic, en Barcelona, explicó que no se han registrado casos con complicaciones entre sanitarios expuestos a una reinfección.
En opinión de Carlota Dobaño, investigadora e inmunóloga en el Instituto de Salud Global de Barcelona, «todavía hay una gran indertidumbre sobre la duración de la inmunidad: los niveles de anticuerpos parecen disminuir, tal como muestran algunos estudios, pero quizás la memoria de los linfocitos sea más larga». Y es ahí donde el catarro podría tener un papel protector.
El posible efecto protector del catarro
Los catarros son infecciones muy llevaderas porque el sistema inmunitario adaptativo ya ha aprendido previamente a reconocer a los virus que los causan: entre ellos, hay cuatro tipos de coronavirus, que son, por así decirlo, primos inofensivos del SARS-CoV-2.
El parecido entre estos coronavirus y el causante del Covid-19 puede ser ventajoso. O no. Esta semana, científicos del Instituto de Inmunología de La Jolla, en California (EE.UU.) concluyeron que los linfocitos T de memoria que se producen en respuesta al catarro, también reconocen al SARS-CoV-2, en lo que es un ejemplo de «protección cruzada».
Esto podría sugerir que el catarro tuviera un cierto papel protector, lo que a su vez «podría explicar por qué algunas personas muestran síntomas más moderados -al infectarse de Covid-19- mientras que otros se ponen severamente enfermos», dijo en un comunicado Daniela Weiskopf, codirectora de la investigación.
¿POR QUÉ UNAS PERSONAS SON MÁS SUSCEPTIBLES QUE OTRAS?
El 80% de las personas que contraen el Covid-19 o bien no se entera o bien experimenta síntomas leves. Sin embargo, la enfermedad puede ser mucho más severa para personas mayores, en gran medida por la presencia de otras enfermedades. Pero aparte de esto, hay muchos casos que todavía no tienen explicación. Por ejemplo, los niños parecen ser especialmente inmunes, algunas personas necesitan pasar varios meses en UCI y hay jóvenes sanos que sufren síntomas muy serios a causa del Covid-19. ¿Por qué ocurre todo esto?
Los científicos están rastreando el genoma en busca de variantes de genes que hagan más susceptibles a algunas personas, y hasta se está investigando el papel de los grupos sanguíneos. Hasta ahora, sin embargo, la influencia detectada es pequeña.
La suceptiblidad es dos veces mayor en hombres. Entre las causas, puede estar la mayor tendencia que tienen los varones a experimentar respuestas inflamatorias exacerbadas. Esto favorecería las «tormentas de citoquinas», en las que el SARS-CoV-2 dispara una respuesta inmune dañina para el cuerpo y que puede ser letal.
Tomada de ABC.-
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