Por Ernesto Heredia
A medidas que se acerca el final de la contienda electoral, hemos oído de
parte de los tres principales candidatos que aspiran a ser presidente de la
República Dominicana, las diferentes propuestas (promesas politiqueras) para
gobernar nuestro país, en caso de ganar las elecciones de este próximo 5 de
julio.
Mientras uno se enfoca en decir que un gobierno suyo creará miles de
empleos para erradicar la pobreza de nuestra nación, otros se empeñan en
decir que crearán o construirán un sin número de viviendas, a fin garantizarles a los más pobres un techo digno.
Sin embargo, desde que tengo la edad suficiente para ejercer el derecho al
voto como ciudadano, he venido escuchando las mismas promesas de todos los
aspirantes a dirigir los destinos de un pueblo que ha carecido de líderes
íntegros, honrados, honestos, y sobre todo comprometidos con la verdad.
Hemos visto que desde la fundación de nuestra sociedad libre, soberana e
independiente, nuestros gobernantes sólo se han empeñado a través de los años en
inmiscuirnos en una eterna y profunda crisis política, social y económica.
Es la misma forma de hacer política que tienen estos candidatos actuales
con nuestros antecesores, que hacen ciento de promesas cuando se está en campaña
electoral, pero cuando llegan al palacio se olvidan del compromiso que hicieron
en su proselitismo para ganarse la simpatía del maltratado pueblo dominicano.
Basta ya de promesas baratas.
Necesitamos un presidente que junto a sus funcionarios se comprometa con
la clase más necesitada, con los estudiantes, padres de familia que día a día
salen a las calles a buscar el sustento de sus hogares, impulsar una justicia
transparente y confiable, eliminar el amiguismo en las instituciones estatales,
acabar con el “macuteo” en los organismos oficiales de la nación, y que sobre
todo, sea garante de la igualdad social.
¡NO MÁS PROMESAS Y PROMESAS!
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