Por Rafael Matos Féliz
Desde joven, Manén Peláez se preocupaba por las tareas propias de la
época: vivir con su familia viendo pasar el tiempo y compartir con los
amiguitos los pasatiempos de la infancia. Cuando cumplió los 10 años de edad,
el país iniciaba una nueva etapa política, pues las tropas invasoras
norteamericanas habían abandonado el territorio nacional, asegurándose antes de
irse, de dejar una estructura que se encargue de violar las normas de la
decencia y del decoro, y de esta forma los actos de corrupción se convirtieron
en el pan nuestro de cada día.
Aunque muchos nacionales se involucraron en esa vorágine, que se continúa
hasta la hora actual, Manén, con su juventud a cuestas enarboló siempre el espíritu deportivo.
En aquel devenir, Manén se ejercitaba con casi todos los
juegos de niños de la época; carreras, juego de bolas, béisbol, cuyas pelotas
eran hechas de trapos e hilos, y otras actividades más. Poco tiempo después, se
iniciaba la Tiranía más sangrienta de América: la Era de Trujillo, y para ese
entonces el cuerpo juvenil de Manén Peláez se elongaba y su tamaño lo hacía
distinguir entre sus compañeros.
La escuela, la vecindad y otros lugares, recogieron las primeras hazañas de
Manuel Antonio Peláez, pues sus largas piernas le hacían dominar carreras,
saltos y eventos deportivos en los cuales participaba y en los que unas buenas extremidades hacían la diferencia. De esta forma,
logró ser el mejor en Salto Alto en la escuela, el mejor en Salto alto en la
barriada y el mejor en Salto Alto en la provincia.
Con este historial encima, Manén es seleccionado como representación
provincial en la disciplina en la que era dominante para participar en los
Primeros Juegos Deportivos Nacionales, que se celebraron en el país en la
ciudad capital en el año 1937: estando en pleno apogeo la Dictadura
Trujillista.
En ese evento deportivo, el joven Manuel Antonio Peláez (Manén), quien en
ese momento tenía la edad de 22 años, se alza con el honor de ganar El primer
Lugar en Salto Alto para llegar a coronarse como una de las primeras glorias
del deporte de la provincia de Barahona, de la región y del país.
En los últimos tiempos, Manén se dedicaba a la Sastrería y se comenta que
sus trabajos de sastrería eran de la mejor calidad; pero poco a poco su vista
se le fue apagando y se retiró a su residencia de la ciudad de Barahona y con
el peso de sus años, cargó un fardo de penas y olvido que no se corresponden con
una de las primeras Glorias del Deporte de la provincia de Barahona. Manén
falleció el 26 de febrero del 2007. Sirva pues, este sencillo reconocimiento a
este gran forjador del orgullo de los dominicanos.
¡Honor a quien honor merece!
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