Por Rafael Hernández
En todos los períodos electorales, desde que se comenzaron a
utilizar las encuestas en este país como instrumento de medición de la
intención del voto en un momento determinado, todos los partidos también
adoptaron la modalidad de pagar encuestas para su manejo interno, a sabiendas
de que son un instrumento válido y que les indica las áreas donde están débiles
y necesitan enfocarse más. Es decir, que la encuesta técnicamente bien hecha es
un instrumento válido para reorientar el trabajo político de los partidos. En
algunos casos había aspectos que favorecían al candidato de ese partido y ellos
lo explotaban mediante la publicidad, pero dejaban de lado la parte que no les
favorecía.
Sabemos que hay compañías locales y extranjeras que trabajan
directamente para partidos políticos y que algunas de ellas tienen
equipos de técnicos especializados, que con los resultados de encuestas
anteriores hacen una “proyección de oficina” y la “venden” como encuesta real,
porque regularmente son encargos interesados y bien pagados. Una de esas
compañías se ha pasado todo el tiempo elevando exageradamente al candidato del
partido a que pertenece el presidente de la misma, sin que nunca haya acertado,
pero vemos que sigue publicando al igual que en todos los procesos electorales,
sin inmutarse por sus fracasos.
Ahora la tendencia que se ha impuesto es la de proyectar con altas
cifras a determinados candidatos, para que “la gente crea”, ya que tiene la
peregrina idea de que el pueblo no vota su voto y le da el voto a quien le
hacen creer que va a ganar, y que así ganará su candidato. Quizás años atrás
eso era así. Sin embargo, con el tiempo existe lo que se llama el “voto duro”, para referirse a la tendencia que tiene la gente de votar por un candidato pase
lo que pase.
En el país ha ocurrido un replanteo del bipartidismo. Esto ocurre
a partir de la inquina del presidente Medina contra Leonel Fernández, quien tuvo
que salir del PLD para formar un nuevo proyecto político. Así ha surgido una
tercera fuerza, a la cual todos ven que sería la bisagra en una evidente
segunda vuelta, tal y como pinta la situación actual. Pero la inquina de Danilo
contra Leonel es tan fuerte, que ahora que Leonel está enfocado en atraerse las
bases del PLD, el gobierno ha diseñado una estrategia para minimizarlo y
dejarlo destruido para siempre, en un sentimiento dominado por el odio, y por
eso han estado publicando “supuestas encuestas” donde le atribuyen entre un
cinco y un cuatro por ciento de la intención del voto. El asunto es reducirlo a
la nada, con la aviesa intención de polarizar las fuerzas entre Abinader y
Gonzalo. Es el arte de la manipulación maquiavélica en acción, ya que todos
conocemos que Abinader no es político, sino empresario y que los ardides
y la maquinaria peledeísta lo podrán destruir fácilmente según sus
cálculos (es la técnica de elegir al adversario más débil para aporrearlo), lo
que no sería lo mismo frente a un zorro como Leonel. Si se observa en el
“encuentazo” que acaba de publicarse, quieren invertir ese efecto psicológico
de que Leonel está juramentando las bases del PLD en la Fuerza del Pueblo. ¿Cómo
lo hacen? Ah! Leonel aparece perdiendo 9 puntos y exactamente Gonzalo ha ganado
9 puntos. Toda una genialidad!!! Desde luego, para los ingenuos.
También se plantea que Abinader ha bajado puntos, lo cual es otra
genialidad, un descubrimiento del agua tibia. Todas las preferencias
electorales tienen un techo y eso lo sabe todo estudioso de las ciencias
sociales. De modo que de la misma manera que ningún estudioso de las ciencias
sociales se pudo tragar el cuento de lo que ocurrió estadísticamente con los
resultados finales de las primarias en el PLD, de la misma manera sería necesario
que estos expertos analicen este “Encuentazo” que acaban de lanzar a la
palestra.
Yo como lego me pregunto, ¿Cuál fue el diseño? ¿Cómo mediante
llamadas telefónicas (unas mil) pudieron establecer un margen de error de +/-
3%? ¿Cómo pudieron establecer el de confiabilidad? ¿Cómo se puede establecer la
validez interna y externa de algo hecho bajo esas condiciones? ¿Mediante cuáles
procedimientos controlaron las variables internas, externas e intervinientes
que se cruzaban? ¿Cómo establecieron el segmento de cada sexo? ¿Cómo se
hicieron la estratificación social y por edades? Sólo por hacer unas cuantas
preguntas tontas de uno de los tontos que ellos asumieron que somos los
consumidores de información.
Aquí se le quiere dar carácter de infalibilidad a las encuestas.
Nada más falso, las encuestas se aplican a apersonas y las personas cambian de
opinión a cada momento. Una encuesta solo mide, cuando ha sido hecha con todos
los requisitos técnicos, el momento en que se aplicó. Así que las encuestas no
fallan por sí mismas sino por el efecto diacrónico, las que cambian son las
circunstancias de los votantes y los errores y/o aciertos de los partidos y
candidatos. De modo que hemos visto los fracasos de una serie de candidatos que
a lo largo de un proceso se proyectaban como ganadores, pero a la hora de la
votación habían cometido errores terribles, que cambiaron por completo la
intención del voto. Todavía falta la recta final del proceso, vendrán
nuevas compañías con nuevas “encuestas y encuentazos” y esa “guerra de
encuestas” no va a beneficiar a nadie. Hay una realidad que se va a imponer por
encima de todo. Simplemente desarrollen el sentido crítico y aplíquenlo.
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