Por Nélsido Herasme*
La salud es fundamental para la sociedad
dominicana. La aparición de cualquier catástrofe desnuda de cuerpo entero
nuestro sistema. Los hospitales hoy requieren mayores atenciones, equipos,
calidad, higiene personal, medicamentos y muchas otras condiciones para
ofrecer servicios adecuados a la población.
Sin ánimo de hacer
comparaciones, las que no vienen al caso, pero debemos decir que el sistema
sanitario y la asistencia social de Cuba reciben 12,740 millones de pesos (530 millones
de dólares), que representan el 28% del gasto para el año que transcurre,
mientras que el nuestro no alcanza
ni el 3% del presupuesto nacional y aun así, en medio del Covid 19, el gobierno no
deja que lo ayuden, y en cambio rechaza donaciones, las que el mismo mandatario
dijo solo serían tramitadas vía las autoridades competentes, pero desde
el oficialismo no se le ha prestado atención.
La oposición solicitó la
intervención para importar 40 mil kits de pruebas rápidas para detectar el
virus y miles de mascarillas, sus equipos de especialistas están prestos para
realizar esas pruebas, pero a la fecha aún no reciben el visto bueno de las
autoridades de salud, y así no se puede.
Muchos recordamos al presidente Medina decir
en la provincia de Azua de Compostela, que los hospitales públicos estaban en mejores condiciones que los privados, brindando, incluso,
mejores servicios, pero ahora resulta que los dos presidentes de las cámaras
legislativas (Reynaldo Pared y Radhamés Camacho) están enfermos y acaban de
poner al desnudo al gobierno, porque ambos están purgando su salud en centros
hospitalarios privados.
Reynaldo, el del Senado, está recluido en un centro asistencial de los Estados Unidos y Camacho, el de los Diputados, se encuentra recibiendo atenciones en la Clínica Corazones Unidos.
El momento es apremiante,
propicio para la concertación y la unidad nacional para enfrentar con
entereza los embates de este letal virus, cuyo único objetivo es matar gente,
por lo que se entiende, no se puede rechazar ningún tipo de ayuda, venga de donde
venga.
Las catástrofes no tienen color
de partidos, ni color de equipo de pelota, ni religión, por tanto, la hora es de
mancuerna y cooperación en la lucha contra el coronavirus, no de rechazar el
concurso de ningún sector ni de aprovechar la crisis para sacar ventaja
política en favor de Penco alguno, ni de nadie.
*El autor es periodista, reside en Santo Domingo.-
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