10 de enero de 2020

Verdades Históricas


Por José D. Sánchez

Es lamentable que personas, sin adentrarse en el estudio del proceso migratorio en nuestro país, opinen alegremente y sin conocer o haber estudiado las teorías sobre el crecimiento poblacional y sus consecuencias.

Mucho menos, legos y aquellos que se consideran eruditos, se han detenido a revisar el compendio de leyes sobre migración que existe en nuestro país desde su fundación y desde que comenzamos a hacer pininos como nación independiente, que demuestran que difícilmente exista otro país tan abierto a las migraciones, ordenadas y controladas.
 
Parece que también desconocen el papel jugado por una conocida Logia en el proceso migratorio dominicano y cómo promovieron asentamientos de negros americanos en nuestro territorio, lo que condujo a las emigraciones hacia Samaná, sin existir en esta provincia ingenios azucareros, solo como resultado de los esfuerzos que promovieron nuestros políticos históricos para la venta o cesión de esas apetecidas tierras.

Es posible no estén enterados de la razón de las emigraciones de los negros de las diferentes islas que nos rodean, preferiblemente hacia San Pedro de Macorís y porque ellos mismos se hicieron llamar “Cocolos“ para diferenciarse de los braceros haitianos, aún teniendo un origen común.

Es peor aún, cómo dominicanos con ínfulas de historiadores y sus adictos, han querido variar la historia dominicana y niegan las batallas y las matanzas perpetradas por nuestros vecinos en contra de nuestros ciudadanos.

A éstos le pido que me expliquen, si estos hechos no sucedieron a la luz de la razón y tomando como referencia los censos nacionales realizados en el periodo 1795-1819, 1822-1844, cómo pudo existir una disminución tan drástica de nuestra población. 

Veamos: 1795: 125,000 habitantes, 1819: 63,000 habitantes, 1844: 30,000 habitantes, y después de controladas las invasiones a finales de los años 1850- 1867: 200,000 habitantes, según Ulises Francisco Espaillat y en 1895 podría estimarse en 600,000 habitantes, según Gregorio Luperon, existiendo en nuestro suelo, desde 1865-1895 una guerra fratricida feroz y con mínimas condiciones sanitarias y de salud que diezmara la población dominicana y sabiendo de antemano que por cuestiones políticas o de contiendas bélicas, sólo emigran las familias con mayor poder económico y en la época que tratamos, el 98% de nuestra población era muy pobre.

Sobre la diferencia existente entre los dos pueblos que habitan la isla, hay un abrevadero con agua muy cristalina y abundante, es el estudio de los sociólogos e historiadores haitianos sobre su pueblo.

Si leemos a Jean Price Mars, su historiador por excelencia y muy buenas obras sobre la materia, si no damos como valedero y juicioso que en las batallas de Santome y Las Carreras fueran raros “ toques de cornetas“ que produjeron las desbandadas del poderoso ejército haitiano, porque dicha aseveración sólo podría tener una explicación mágico-religiosa en mentes y gentes poseídas por el vudú.

Revisando los escritos de los mencionados anteriormente y nuestra historia, podemos llegar a la conclusión de en realidad cuál de los dos pueblos es xenófobo y racista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.