Por Alejandro Santana

Cualquier intento es torpedeado por ciudadanos que entienden que ninguno
ha hecho nada en favor de su natal, los acusan de ausentismo, de engaños, falta
de interés luego de alcanzar las posiciones en elecciones o por decreto.
Veo con pena como a muchos de mis colegas los abuchean en las redes cuando
tratan de promover a políticos que han estado muchos años disfrutando del poder
alcanzado a través del voto, èl y sus familiares y a los votantes los olvidan y
sólo los recuerdan cuando hay que salir a buscar nueva vez al tonto útil para
que los beneficie.
En honor a la verdad, ninguno de los políticos que tenemos en las curules,
en los ayuntamientos, en instancias donde se llega a través de un decreto, goza
de la simpatía mayoritaria, tienen grandes rechazos.
Pero los ciudadanos siempre tienen esperanzas en sus políticos, por eso
hoy, una nueva generación de políticos son los que están en la mente de
los votantes, por el hecho de que aún no nos han engañado.
Así de simple y como la nueva esperanza, tenemos a nuevos candidatos a
regidores, síndicos, diputados y senadores, gente nueva, muchos con grandes
cualidades, moralidad, profesionalismo, vinculación social, sensibilidad humana
y visión de lo que verdaderamente necesita el votante.
A como vamos, los comunicadores que respetamos a los demás ciudadanos nos
será difícil promover a políticos que han estado liderando durante muchos años,
los bienes de sus familias, no así los intereses y necesidades de los votantes.
En estas nuevas elecciones, municipales, congresionales y presidenciales, el
voto mayoritario será por figuras nuevas, políticos que no nos hayan hablado
mentiras, que nos nos hayan engañado.
Que no nos hayan prometido plantas de tratamientos, mercados, mataderos,
saneamiento de cañadas, desarrollo turístico, muelles para cruceros, para
cargas y respeto al medio ambiente, acueductos y otras tantas cosas que durante
muchos años hemos estado esperando.
Sin lugar a dudas, apostaremos a figuras nuevas, pero si no lo hacemos, entonces a nadie le preocupará nuestras lagrimas de desagrados, nuestras lamentaciones
por haber escogido nuevamente muy mal.
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