15 de marzo de 2019

Otra Comunicación, de Sánchez a Matos Féliz

Por José D. Sánchez

Mi apreciado y leido amigo, soy ecologista por convicción y campesino por descendencia. Sus preguntas tienen respuestas en lo que escribí, cuando digo: "Como dice un hindú. El problema no son los plásticos, el problema somos nosotros".

Nunca pretendo dejar de usar el plástico, sino darle mejor destino al desecharlo. La idea no es limpiar las playas y los ríos de basura, es no ternerlos como destino final.


También agrego: Ponerle precio al plástico, porque cuando tenga un costo, mientras más elevado, mejor, nadie lo va a tirar y sabremos el destino final y que no será el fondo de los ríos ni las entrañas de las especies marinas.

En el 1974, nos burlábamos de un profesor que nos decía el peligro que estábamos enfrentando con el crecimiento del bosque seco y sustitución del bosque húmedo. En ese entonces no existía bosque seco en la provincia de Santiago, y sólo se veía en la Línea Noroeste (estoy hablando del Cibao específicamente).

Hoy, el bosque seco está en toda la región y si éste, en 45 escasos años ha crecido tanto, si tenemos la voluntad y los recursos, lo reemplazamos en 10.

En el gobierno de Hipólito, los camiones y las patanas de árboles recién cortados, los cubrían con lonas, y la única diferencia hoy, es que no la ponen. No es prohibir la tala de madera, es hacer cumplir las leyes y reforestar los cortados.

Cuando se trajo el café costarricense al país, se eliminaron las amapolas y las guácimas, hoy hemos tenido que volver a sembrarlas y tenemos uno de los mejores cafés del mundo.

Me gustaría ser ministro de Medio Ambiente, pero con poder, vehículos, burros, caballos y hombres con las correas bien puestas.

Hace 40 años Constanza y San José de Ocoa eran prácticamente selvas, hoy me dan lástima, aunque estemos comiendo mejores frutos.

Como podrás ver, creo tenemos más coincidencias que contradicciones, y mi posición no es respuesta a un escrito, es una convicción. Hay muchos ecologistas que no les importa cortar árboles, prefiero la sombra y no la inclemencia del sol.

Cuando supe la importancia del pez cotorra, hice una promesa: no consumirlo más, prefiero pasar por estúpido para la mayoría, y enseñar a mi familia a no comerlos, seremos cuatro excepciones, pero orgullosos de no provocar un daño a la naturaleza.

Siempre de ustedes,

José Domínguez Sánchez

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