Por Miguel Herrera
Cuando
en enero el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco
Central reportó un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de un
6.8%, evidenció que la economía inició el año creciendo por encima de
sus potencial.
Ese
inicio mostró un dinamismo económico que se mantuvo en todo el año.
Aunque con fluctuaciones en la tasa de crecimiento mensual, ninguna de
las cuales quedó en un nivel inferior a la meta que se había establecido
en el programa monetario del Banco Central, que era una expansión del
PIB de 5.5%.
La
economía en el 2018 cosechó el impacto de los incentivos monetarios
concedidos por las autoridades monetarias para sacar la producción
nacional del estancamiento en que cayó durante el segundo y tercer
trimestres del 2017. Esos incentivos, dirigidos a dinamizar la actividad
económica mediante el incremento del consumo y de la inversión,
provocaron que el crédito bancario al sector privado creciera en la
primera mitad del año a una tasa promedio de 13%.
La
aceleración bajó de ritmo cuando las autoridades monetarias comenzaron a
desmontar los incentivos monetarias a partir del séptimo mes, pero aun
así, el crecimiento mensual se ha mantenido por encima del potencial, es
decir superior al 5.5%. En su reunión de política monetaria del 30 de
junio, el Banco Central aumentó su tasa de política monetaria en 25
puntos básicos, de 5.25% a 5.50% anual, medida de carácter restrictivo
con potencial de restarle velocidad al crecimiento económico. Hubo una
ligera pérdida de velocidad. De un crecimiento del IMAE de 6.8% en
junio, cedió a 6.6% en julio (el primer mes de vigencia de la aumentada
tasa de política monetaria), a 6.4 por ciento en agosto y 6.1 por ciento
en septiembre.
Crecimiento y precios estables
El
elevado crecimiento mostrado durante todo el 2018, fue logrado en un
ambiente de relativa baja inflación, al punto de que en noviembre último,
el Índice
de Precios al Consumidor (IPC) fue negativo en 0.35%, permitiendo
acumular para los primeros 11 meses del año un nivel inflacionario de
apenas un 1.39%.
La
política monetaria tuvo un papel protagónico, tanto en promover el
crecimiento vía la expansión del crédito a la producción y al consumo,
como en evitar que la aceleración de la economía calentara los precios
internos.
Aunque
el propósito no declarado del cese de la proactividad de la política
monetaria era bajar la intensidad del crecimiento para prevenir
desequilibrios en los precios internos, la tasa de crecimiento de los
últimos tres meses del ano se mantendría en torno al 6% de crecimiento
mensual, por el impacto que tendría el comercio y tres eventos de gran
magnitud que se ejecutaron en el último tramo del 2018: las ferias
automotriz de los bancos de Reservas y Popular, y el Viernes Negro. Esos
tres eventos, celebrados entre octubre y principio de diciembre,
figuran entre las principales manifestaciones de consumo que mueven el
comercio, el tercer más importante sector que empuja el dinamismo
económico.
Como
para los primeros nueve meses del año la economía dominicana registró
un crecimiento interanual del PIB) real de 6.9%, se estima que el nivel
pueda mantenerse como promedio para el 2018, porque con o sin incentivo
monetario, el último trimestre del año es el período de mayor demanda de
crédito, históricamente. Las empresas reponen inventarios de productos
terminados y de materias primas e insumos, y procuran liquidez para
pagos extraordinarios para compromisos que aunque previstos, como la
regalía pascual, demandan mayor capital de trabajo.
El
robusto desempeño de la economía en el período enero-septiembre, aunque
impulsado por las medidas de flexibilización monetaria que estuvieron
en vigencia desde concluido el segundo cuatrimestre del 2017, proyecta
que el ciclo alto seguirá aunque sea en sectores que todavía asimilan
remanentes del impulso.
El
propio Banco Central ha estimado que la economía seguiría creciendo por
encima de sus potencialidades durante todo el año 2018. Y ha proyectado
un nivel de alrededor de 6.5% para el cierre, que pudiera ser una
estimación conservadora, como suele hacer la entidad.
Las
actividades económicas de mayor aporte en términos de valor agregado
real, este año han sido Construcción, que para los primeros nueve meses
contribuyó con un crecimiento de 10.9%), Zonas Francas (12.0%), Comercio
(8.9%), Salud (8.7%), Comunicaciones (8.0%), Servicios Financieros
(7.7%), Agropecuario (6.9%), Transporte y Almacenamiento (6.7%),
Manufactura Local (6.3%), Energía y Agua (6.1%), Hoteles, Bares y
Restaurantes (5.4%).
De
ese grupo de sectores, el comercio, turismo, zonas francas, servicios
financieros, transporte y las comunicaciones tienen amplias
posibilidades hasta de aumentar sus niveles de crecimientos, por
condiciones estacionales que tienen cada uno de ellos. l
Comercio, turismo y banca en temporada alta
Ejemplo
de las actividades económicas que se espera que por su comportamiento
histórico se activen a fin de año, son el comercio todos los renglones,
el turismo (hoteles, bares y restaurantes) entra en temporada alta, el
transporte tiene mayor demanda, los servicios financieros entran en su
temporada más alta y la producción agropecuaria, en los renglones carnes
avícola y porcina. También la industria de bebidas alcohólicas y
gaseosas, y las del subsector harinas.
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