El ordenamiento urbano y cumplimiento y respeto de las leyes (1)
Por Rafael Matos Féliz
La
ruta que llevábamos con el tema anterior, lo dejamos en un ladito, para
adentrarnos en lo de la explosión de POLYPLAS, ocurrida el miércoles 5 del corriente
mes de diciembre, en el sector de Villas Agrícolas de la ciudad capital. Hasta
ahora se señalan 8 personas muertas y más de 100 heridos.
En
toda esta desgracia sobresale la irresponsabilidad de las instituciones del Estado y el interés económico del empresariado. Lejos, pero muy lejos, quedan
los intereses y derechos de los
ciudadanos. Polyplas ha salido a defenderse y a
decir que cumplieron con todos los protocolos. Por su lado, Propagas abrió la
boca únicamente para enfrentar la otra empresa. Solo algunas instancias oficiales
ayudaron en la zona. Otras han dicho que harán una investigación, después que
les criticaron su silencio cómplice.
En
los últimos 20 años de nuestra historia, se ha dado un aumento de las
violaciones a las normas y leyes, que eso manda madre. Desde el gobierno se
pregona una cosa y se hace otra. Se habla de cumplir la ley, de un estado de
derecho, de transparencia, y en realidad existe la ley de ¡sálvese quien pueda! Y
Ahora, en el caso de la explosión, se presentan las excusas de quién llegó
primero al lugar; si la comunidad o la empresa.
La
historia indica que en el 1944 (Era de Trujillo), la zona que ocupa Villas
Agrícolas, por la Ley No. 675 (Urbanización y Ornato Público), fue declarada “Zona Urbana”, es decir, no era
para zona industrial. Luego, en 1951, se construye la escuela Caridad, que luego,
en el 1954, se le llamó Palacio Escolar España. A partir de ese momento, se
fueron construyendo casas en los alrededores.
POLYPLAS
se instaló en la zona en el 1966. Para esa fecha no tenía almacén de
combustible ni tampoco existían las normas y reglas actuales con relación a ese
tipo de instalaciones; por lo que su distancia a la escuela y a viviendas,
entrañaba pocos inconveniente, pero sí el hecho de que se instaló en una zona
declarada urbana, por ley.
En
el 1972 se aprueba la Ley 317, que regula la instalación del servicio de gasolina,
estableciéndose que en Santo Domingo y Santiago, la distancia mínima del
expendio a lugares públicos (escuelas, plazas, parques, etc.), no debe ser
menor a los 200 metros, y en las ciudades del interior ese servicio no debe
colocarse a menos de 125 metros de los mismos lugares indicados.
Para el 2001, por el Decreto 307-01, se prohíbe el
depósito de hidrocarburos a una distancia menor de 700 metros de centros
educativos. Recordemos que Polyplas no tenía depósito de combustible. Para el
2002, la empresa solicita a la Superintendencia de Electricidad, un permiso
para usuario no regulado, y más tarde, en el 2005, solicita un permiso para generar
de forma privada su propia energía, que implica almacenar y usar combustible. Todo
en violación a la Ley 317-72 y al Decreto 307-01 que lo prohíben.
Para el 2006, se inaugura el Liceo Manuel Aurelio
Tavárez Justo en Villas Agrícolas, y para esa fecha el sector cuenta con más de
26,000 habitante en apenas 1.3 kilómetro cuadrado. En el 2007, Industria y
Comercio, por arte de magia, le autoriza a Polyplas almacenar para su uso, nada
más y nada menos, que 27,000 galones de gasoil y para cerrar con broche de oro
el desprecio a la ciudadanía, en el 2016, el Ministerio de Medio Ambiente le
otorga un permiso para almacenar gas natural.
Además
de Medio Ambiente, también el Ministerio de Industria y Comercio le dio su
autorización, el Cuerpo de Bomberos dio su No Objeción, lo mismo hizo el Ministerio
de Obras Públicas, la Defensa Civil y el Ayuntamiento municipal. ¡DIABLO, CUANTA DICHA TUVO POLYPLAS!
De
esa forma, se han aprobado montones de servicios de combustibles en la capital
y en todo el país. De esas “empresas”, el 80%, no cumple con los requisitos de
las normas y las leyes. Y ocurre que en todas esas violaciones han participado
como protagonistas las mismas instancias estatales: Medio Ambiente, Industria y
Comercio, MOPC, Bomberos, Defensa Civil y las alcaldías correspondientes. Así
tenemos al país lleno de “BOMBAS DE TIEMPO”.
Continuaremos,
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible
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