Por Dr. Vinicio López

Un
centro de atención primaria, o UNAP, como es mejor conocido por la población,
está destinado para brindar servicios de salud a 500-700 familias. O lo
que es lo mismo, a entre 2,500 y 3,500 personas. Para un adecuado funcionamiento
debe contar con una buena infraestructura física, dotada
de todos los servicios
básicos indispensables y bien equipados. Como recursos humanos debe contar con
un médico, idealmente especialista en Medicina Familiar. Enfermeras y
promotores de salud, en adición a los servicios de conserjería y vigilancia de
seguridad. Todos estos recursos humanos deben vincularse lo más estrechamente
posible, a su entorno comunitario e involucrarlo en la solución y prevención de
potenciales problemas sanitarios.
El papel
del promotor de salud es de primer orden, y como tal debe ser importantizado.
Un promotor debe atender a cien familias, lo cual no resulta difícil realizar
en 30 días. Debe cumplir con una serie de indicadores sobre los cuales debe
reportar su cumplimiento al supervisor y/o al médico. Es esencial que sean
verdaderos líderes comunitarios, con probada vocación de servicio y respeto
ganado en el sector de su incidencia. Es necesario recordar que los primeros
promotores surgieron como voluntarios, sin recibir paga alguna más que la
satisfacción por la misión cumplida.
Articulando
un buen servicio de promoción de la salud, disminuirían significativamente las
epidemias y casos de enfermedades prevenibles por vacunas, de dengue, malaria,
leptospirosis, enfermedades diarréicas, hipertensión, accidentes
cerebrovasculares, insuficiencias renales crónicas, diabetes y complicaciones diabéticas,
entre otras patologías. Las atenciones y orientaciones brindadas a las
embarazadas, puérperas y niños, reducirían la alta tasa de mortalidad
materna e infantil que padecemos. La atención personalizada a los envejecientes
y a las personas con enfermedades crónicas, son otros de los beneficios. En
casos necesarios, ese promotor se hará acompañar del médico en la visita
domiciliaria. Igualmente debe servir, junto a todo el equipo, para ser
facilitador en la inscripción de los recien nacidos y otras personas a los
beneficios de la Seguridad Social, especialmente en el régimen subsidiado.
Con la
promoción de estilos de vida saludable, se contribuye a la disminución de malos
hábitos alimenticios, de sedentarismo y obesidad, de ruidos innecesarios, de
imprudencias en el tránsito y su alta secuela de accidentes. Serían
innecesarios los operativos de descacharrización en los patios de las viviendas
cada vez que se presentan brotes de dengue o de otras enfermedades transmitidas
por vectores. La dura realidad es que todos en el sector salud conocemos al
dedillo cuanto he dicho, y más. Manos a la Obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.