6 de agosto de 2018

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 6 de agosto, 2018)


La Transparencia del Tiempo

Por Carlos Darío Sousa S.*
 
Leonardo Padura, La Habana 1955, nos brinda nueva vez una de las aventuras de su personaje insignia, el ex -policía Mario Conde. De Padura me he leído “El Hombre que amaba los perros”, y que trata con una gran rigurosidad, dentro de lo que él llama “sustentos históricos, contextos y escenarios reales” sobre la vida y muerte de Lev Davínovich Bronstein, León Trotsky, asesinado por mandato y sentencia del dictador soviético Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido cómo José Stalin, el padresito de todas las Rusias, o el padre de todo el terror de la Unión Soviética, por el español José Mercader, el 21 de agosto de 1940, en su exilio de México. La larga mano de Stalin no tenía límite y tampoco aquello de que “Moscú no cree en lágrimas”. Dejémoslo ahí, y si quieren más, léanse las memorias de Nikita Kruschev. 

Las otras obras son “La Cola de la Serpiente” y “Herejes”. Todas dentro de los límites argumentales de la investigación policial de Mario Conde. 

La Transparencia, cae dentro de los límites y papel del ex –policía, y esta vez trata sobre la recuperación de una estatua de una “Virgen Negra”, la epopeya que le rodea, su procedencia, su “fusión” con la Virgen de Regla y todas las representaciones del altar Yoruba, de la santería cubana, con referencias a las diferentes representaciones de efigies de  “vírgenes negras” existentes en diferentes regiones de España.

El argumento de la novela se remonta a la época de los “caballeros de las santas cruzadas”, Los Templarios y su posterior persecución y desmantelamiento, más que por asuntos religiosos y políticos, por asuntos de economía, casi como hoy, un poder bancario. Sus riquezas como elemento que destapa la “angurria” del rey francés Felipe IV “El Hermoso”, que junto con el Papa Clemente V y los dominicos, se encargarían de sacarlos de circulación.

Producto de esas circunstancias y a raíz del asalto de un convento por parte los persecutores de los caballeros del temple, uno de sus miembros logra escapar y lo hace  llevándose la reliquia. En esa época, escapar de la larga mano de la Monarquía y de la Iglesia, era correr una aventura, de vida o muerte. Y si los Dominicos, los perros del señor, andaban por ahí, agrego yo, la inquisición andaba cerca.

El asunto es que la Virgen va a parar a un valle de los Pirineos catalán, donde se rodea de circunstancias que le dan un sentido cuasi milagroso y de adoración en la pequeña comunidad donde le han levantado una capilla.

La “Guerra Civil” española aporta parte del argumento, pues una partida de facinerosos que se hacen pasar por “anarquistas” asaltan el villorrio en busca, por la fuerza, de las riquezas “nacionalizándolas”, como se dice ahora. El asesinato de un padre y su hijo van a desencadenar el posterior desarrollo del argumento.

Obviamente, un hijo de los asesinados, demostrando un gran valor, saca de la iglesia y de la villa la sagrada imagen de la virgen y así se inicia un periplo que lo lleva hasta el puerto de la bahía de La Habana, casualmente a la parte que corresponde a Regla donde se venera a La Virgen de Regla, la Yemayá de la santería. (Lo de Baní y su patrona es otra historia).

Tanto la imagen traída de España y la de Regla, tienen en común que  son Vírgenes Negras. “La patrona de Cataluña (Mare de Déu de Montserrat), conocida como “La Moreneta”, se presta perfectamente a la confusión, que es aprovechada inteligentemente por Antoni Barral, que en su huida va a parar al puerto de san Juan de Luz, donde se embarca como polizón en un barco que viaja hacia Cuba.

De ahí en adelante no ocurre nada que sea diferente a lo que normalmente ocurre con los polizones y sobre todo con los emigrantes, aquellos, si no lo tiran por la borda, trabajarán manteniendo la limpieza de la nave, y éstos, cuando llegan con papeles, pocos papeles o sin papeles, normalmente nadie pregunta mucho, por lo que su integración a su nuevo país es casi normal. Esa es la migración y movimiento de los seres humanos desde hace siglos.

El problema se destapa cuando la virgen es robada. Un nieto del catalán, que además es gay, es el heredero de la virgen, que de una u otra forma es evaluada y se sabe que cuesta lo suyo, no solamente por lo que representa, la rareza, sino por su antigüedad, ya que se estima que la escultura  es una talla medieval.

Ese robo destapa toda una serie de situaciones en la que interviene por contrato el ex policía, que por demás es antiguo compañero de escuela del heredero. 

Padura, como en todas las novelas leídas, siempre le hacen compañía sus amigos de infancia y de colegio y tienen casi las mismas inquietudes y las mismas aficiones, y las mismas escaceses que sufren, y hace referencia, la sociedad cubana. Pero como decíamos hace años, aquí, para un Carta Real siempre alcanza. Siempre aparecía para la botella de ron y la comida. 

Siempre hay referencias a la vida, el ambiente, el estado de sus edificios, de sus vehículos, de sus barrios, de los nuevos negocios, los paladares, el cómo viven los que están enchufados, serán los miembros de la nomenclatura, la sociedad de consumo donde hay de todo, y de cómo piensan que las cosas van a cambiar…..a pesar de las libretas de abastecimiento, que les impedía morir de hambre y no les permitía vivir sin hambre.. 

No importa el resultado final, a pesar de los golpes, los asesinatos, la comunidad gay, los traficantes de arte, de libros viejos, de joyas, (cuanto valía un Lam) los familiares que están en otros países, de Tamara el amor de Mario, del Conejo y Palomo, de Josefina, sus amigos del alma que se juntan, también, para escuchar los discos de Creedence Cleawater Revival y su Proud Mary (les recomiendo que lo oigan y vean su letra (Dejé un buen empleo en la ciudad donde trabajaba noche y día para el jefe….)

Como toda novela tiene que tener una conclusión, y uno una valoración, al final la virgen aparece y queda en manos de la policía a fin de ver si patrimonio español la reclama. 

Padura es un magnifico relator, creador de personajes y de argumentos verosímiles, complejos, creíbles, adorables, imaginativos, sentimentales, o comunes, como los existentes en cualquier sociedad compleja como la cubana.

La Transparencia del tiempo es una novela arrebatadora. Se la recomiendo.

*El autor es catedrático universitario.-
      

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