El comité político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha
comenzado a “cernir” a los aspirantes a la nominación de esa
organización, para que, en el caso de que el presidente Medina no busque
la reelección, tener una especie de plan B que mantenga el poder.
Ya salieron al ruedo el doctor Francisco Domínguez Brito y el doctor Carlos Amarante Baret, exprocurador
general de la República y ministro de Medio Ambiente y exministro de Educación y de Interior y Policía, entre otras posiciones derivadas de su puesto en ese comité.
Los dos eran integrantes del Gabinete y los informes que se tienen es que el presidente Medina se reunió con los que habían manifestado sus aspiraciones, para dispensarlos de seguir en los puestos y evitar que su campaña dañara la imagen del régimen.
El doctor Reinaldo Pared Pérez, quien oficializó el pasado 14 de mayo que buscará la postulación presidencial por el PLD, prefirió mantenerse en el cargo, una especie de propiedad política suya, porque no estaba obligado a salir, ya que fue elegido.
Lo de Domínguez Brito, Amarante Baret y Pared Pérez, se sabía desde hace tiempo. Ninguno ocultó privadamente su interés de presentarse como aspirante a la nominación y cada uno ha tenido su equipo de asesores políticos que han incluido también los de prensa.
Quizá los tres son los más flojos del grupo que aspira a presentarse si el presidente Medina no lo pretendiera por el mandato constitucional. A Domínguez Brito, tenido como noble y escrupuloso en el manejo de sus puestos, le perjudica ser un acólito católico.
Con el poder que reclama la Iglesia Católica para mejorar sus activos e influir en la política, no es extraño que haya puesto la vista en uno de comunión diaria y fiestas de guardar, que podría, ya en el poder, complacer en lo más mínimo a esa confesión, más que ahora.
Amarante Baret arrastra los errores de su desempeño en el Ministerio de Educación, donde, entre otras cosas, estampó su firma en un cheque de RD$47 millones para la compra de un solar que necesitaba el departamento y que se adquirió sin título.
Se dice que cuando se aireó el caso en uno de los programas de televisión, el presidente Medina se agarró el pecho por la brutalidad cometida, cuando había sido el artífice del 4% para la educación y el apoyo a esa columna que tantas simpatías le ha concitado.
A Amarante Baret lo acusan sus adversarios de haber ayudado de manera muy generosa a su hijo, quien fuera postulado a una diputación por la provincia Espaillat en las pasadas elecciones. Al joven Amarante, de haber movido helicópteros y jeepetas para conseguir su elección.
Todo saldrá en la campaña electoral y eso se sabe aunque no se estime relevante. Pared Pérez tendría que presentar en la campaña la lista de proyectos de ley, si los tiene, por los pobres, los ancianos y por San Carlos, su barrio, donde muchos moradores pagan centavos a la Alcaldía por sus ranchos. Debieron recibir sus títulos hace tiempo.
Como senador casi eterno de la capital, cuando estalló el escándalo de Odebrecht, Pared Pérez pareció sabio al ofrecerse a ser investigado, cosa que no ocurrió y que, en su momento, lo liberó de sospechas, como no ocurrió con su colega de San Cristóbal, Tommy Galán.
Navarro y Castillo
Entre los que saldrán pronto a la lucha por la nominación del PLD, está el ministro de Educación, Andrés Navarro, que hace tiempo dejó caer de soslayo sus propósitos, alentado por el desempeño en el Ministerio de Relaciones Exteriores y ahora en la “revolución educativa”.
Navarro es un novato de la política. Al parecer, cuando tomó el puesto luego de poco tiempo en la Cancillería y para dar espacio a un acuerdo político con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), pensaría en seguir los pasos de Joaquín Balaguer, quien de secretario del ramo saltó como excepción, a la Presidencia.
De quien muchos esperan que haga su ingreso a ese círculo estrecho de aspirantes es Gonzalo Castillo, el más activo de los ministros que están afuera del Palacio Nacional. Su obra por todo el país en la construcción de obras públicas de diverso tipo, no tiene comparación.
Actual ministro de Obras Públicas desde principios del gobierno del presidente Medina, Castillo ha tenido sus aspiraciones “in péctore”, esperando un aviso del gobernante y sin cometer errores que lo lleven a perder de manera anticipada sus posibilidades.
La lista de los viejos aspirantes se ha reducido, por la presencia en el caso de Odebrecht de al menos dos de los que pretendían, uno de los cuales, Temístocles Montás, ha seguido discretamente con su ilusión, tal vez asumiendo que ese caso “no pasará de ahí”.
El PLD tendría que escoger al mejor de los aspirantes, por cuanto se enfrentaría a la guerra abierta de la oposición y, naturalmente, al desgaste que produce en el poder un régimen que tendrá ocho años para cuando las elecciones se celebren.
Los pesos pesados
Los que aspiran a la Presidencia y son considerados pesos pesados, según revelan las encuestas que se han publicado este año, son el expresidente Leonel Fernández y su esposa, Margarita Cedeño. Él nunca ocultó su empeño, sino que se cobijó en la prudencia.
Detrás de Fernández, quien gobernó el país durante tres períodos, hay una legión de políticos de su partido y no políticos; están empresarios, militares retirados y activos y muchos de los que lo consideran la tabla de salvación, aunque no ha explicado bien para qué quiere volver a gobernar.
La señora Cedeño, según las encuestas, tiene más popularidad que él y los otros, entre los electores, prevalida de que las mujeres son la mayoría de los votantes, de su sagacidad, y de que es dominadora de los bonos de Solidaridad, Luz, Gas y las menudencias en efectivo.
El doctor Fernández tuvo señales de aliento, al divulgarse que la prestigiosa publicación británica The Economist, en su Unidad de Inteligencia reporta: “Esperamos que el expresidente Leonel Fernández gane las elecciones presidenciales como candidato del PLD en el 2020”. Esa Unidad es una vieja compañera del expresidente. Los anales incluyen la celebración de la Mesa Redonda Respondiendo a la Crisis Económica Global en mayo de 2009, que fuera auspiciada por la Fundación Global y el ex gobernante.
FUNGLODE ha sido la atalaya del ex gobernante, quien ha constituido allí un espacio de discusión de las ideas políticas y sociales, de conceptualización, una expresión muy suya, pero también un punto juntero para partidarios y adversarios del régimen de Medina con sentido de oportunidad.
The Economist fue una de las pocas publicaciones que vaticinó el triunfo de Donald Trump en el 2016. Su anticipo sobre las elecciones dominicanas perjudica a Luis Abinader, presunto candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), a quien asesora uno del círculo íntimo de Trump: Rudy Giuliani.
Ya salieron al ruedo el doctor Francisco Domínguez Brito y el doctor Carlos Amarante Baret, exprocurador
general de la República y ministro de Medio Ambiente y exministro de Educación y de Interior y Policía, entre otras posiciones derivadas de su puesto en ese comité.
Los dos eran integrantes del Gabinete y los informes que se tienen es que el presidente Medina se reunió con los que habían manifestado sus aspiraciones, para dispensarlos de seguir en los puestos y evitar que su campaña dañara la imagen del régimen.
El doctor Reinaldo Pared Pérez, quien oficializó el pasado 14 de mayo que buscará la postulación presidencial por el PLD, prefirió mantenerse en el cargo, una especie de propiedad política suya, porque no estaba obligado a salir, ya que fue elegido.
Lo de Domínguez Brito, Amarante Baret y Pared Pérez, se sabía desde hace tiempo. Ninguno ocultó privadamente su interés de presentarse como aspirante a la nominación y cada uno ha tenido su equipo de asesores políticos que han incluido también los de prensa.
Quizá los tres son los más flojos del grupo que aspira a presentarse si el presidente Medina no lo pretendiera por el mandato constitucional. A Domínguez Brito, tenido como noble y escrupuloso en el manejo de sus puestos, le perjudica ser un acólito católico.
Con el poder que reclama la Iglesia Católica para mejorar sus activos e influir en la política, no es extraño que haya puesto la vista en uno de comunión diaria y fiestas de guardar, que podría, ya en el poder, complacer en lo más mínimo a esa confesión, más que ahora.
Amarante Baret arrastra los errores de su desempeño en el Ministerio de Educación, donde, entre otras cosas, estampó su firma en un cheque de RD$47 millones para la compra de un solar que necesitaba el departamento y que se adquirió sin título.
Se dice que cuando se aireó el caso en uno de los programas de televisión, el presidente Medina se agarró el pecho por la brutalidad cometida, cuando había sido el artífice del 4% para la educación y el apoyo a esa columna que tantas simpatías le ha concitado.
A Amarante Baret lo acusan sus adversarios de haber ayudado de manera muy generosa a su hijo, quien fuera postulado a una diputación por la provincia Espaillat en las pasadas elecciones. Al joven Amarante, de haber movido helicópteros y jeepetas para conseguir su elección.
Todo saldrá en la campaña electoral y eso se sabe aunque no se estime relevante. Pared Pérez tendría que presentar en la campaña la lista de proyectos de ley, si los tiene, por los pobres, los ancianos y por San Carlos, su barrio, donde muchos moradores pagan centavos a la Alcaldía por sus ranchos. Debieron recibir sus títulos hace tiempo.
Como senador casi eterno de la capital, cuando estalló el escándalo de Odebrecht, Pared Pérez pareció sabio al ofrecerse a ser investigado, cosa que no ocurrió y que, en su momento, lo liberó de sospechas, como no ocurrió con su colega de San Cristóbal, Tommy Galán.
Navarro y Castillo
Entre los que saldrán pronto a la lucha por la nominación del PLD, está el ministro de Educación, Andrés Navarro, que hace tiempo dejó caer de soslayo sus propósitos, alentado por el desempeño en el Ministerio de Relaciones Exteriores y ahora en la “revolución educativa”.
Navarro es un novato de la política. Al parecer, cuando tomó el puesto luego de poco tiempo en la Cancillería y para dar espacio a un acuerdo político con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), pensaría en seguir los pasos de Joaquín Balaguer, quien de secretario del ramo saltó como excepción, a la Presidencia.
De quien muchos esperan que haga su ingreso a ese círculo estrecho de aspirantes es Gonzalo Castillo, el más activo de los ministros que están afuera del Palacio Nacional. Su obra por todo el país en la construcción de obras públicas de diverso tipo, no tiene comparación.
Actual ministro de Obras Públicas desde principios del gobierno del presidente Medina, Castillo ha tenido sus aspiraciones “in péctore”, esperando un aviso del gobernante y sin cometer errores que lo lleven a perder de manera anticipada sus posibilidades.
La lista de los viejos aspirantes se ha reducido, por la presencia en el caso de Odebrecht de al menos dos de los que pretendían, uno de los cuales, Temístocles Montás, ha seguido discretamente con su ilusión, tal vez asumiendo que ese caso “no pasará de ahí”.
El PLD tendría que escoger al mejor de los aspirantes, por cuanto se enfrentaría a la guerra abierta de la oposición y, naturalmente, al desgaste que produce en el poder un régimen que tendrá ocho años para cuando las elecciones se celebren.
Los pesos pesados
Los que aspiran a la Presidencia y son considerados pesos pesados, según revelan las encuestas que se han publicado este año, son el expresidente Leonel Fernández y su esposa, Margarita Cedeño. Él nunca ocultó su empeño, sino que se cobijó en la prudencia.
Detrás de Fernández, quien gobernó el país durante tres períodos, hay una legión de políticos de su partido y no políticos; están empresarios, militares retirados y activos y muchos de los que lo consideran la tabla de salvación, aunque no ha explicado bien para qué quiere volver a gobernar.
La señora Cedeño, según las encuestas, tiene más popularidad que él y los otros, entre los electores, prevalida de que las mujeres son la mayoría de los votantes, de su sagacidad, y de que es dominadora de los bonos de Solidaridad, Luz, Gas y las menudencias en efectivo.
El doctor Fernández tuvo señales de aliento, al divulgarse que la prestigiosa publicación británica The Economist, en su Unidad de Inteligencia reporta: “Esperamos que el expresidente Leonel Fernández gane las elecciones presidenciales como candidato del PLD en el 2020”. Esa Unidad es una vieja compañera del expresidente. Los anales incluyen la celebración de la Mesa Redonda Respondiendo a la Crisis Económica Global en mayo de 2009, que fuera auspiciada por la Fundación Global y el ex gobernante.
FUNGLODE ha sido la atalaya del ex gobernante, quien ha constituido allí un espacio de discusión de las ideas políticas y sociales, de conceptualización, una expresión muy suya, pero también un punto juntero para partidarios y adversarios del régimen de Medina con sentido de oportunidad.
The Economist fue una de las pocas publicaciones que vaticinó el triunfo de Donald Trump en el 2016. Su anticipo sobre las elecciones dominicanas perjudica a Luis Abinader, presunto candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), a quien asesora uno del círculo íntimo de Trump: Rudy Giuliani.
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