Por Alejandro Santana
Estar
en contra de los explotadores, de los negadores de los derechos del
pueblo, de los malos gobernantes y de las oligarquías, es un
atrevimiento mayor.
El
Padre Rogelio Cruz, con su actitud rebelde a posiciones asumidas desde
los púlpitos eclesiásticos donde se insiste que Cristo ofreció su otra
mejilla para recibir un nuevo golpe, se convierte en un "atrevido
rebelde", del cual hay que salir.
Y
ahí está el resultado, trasladado a otro país, para que no esté
presente en la lucha que se avecina en contra de la explotación del Oro
de San Juan de la Maguana y Loma Miranda, bien lejos, donde su rebeldía
no se sienta.
Robo de nuestras riquezas, de nuestra salud, de nuestro derecho a la vida, de nuestro derecho a decir ¡¡NO!!, no estoy de acuerdo.
El
sacerdote Rogelio Cruz, es de esos curas que entendió que desde el
púlpito no sólo se debe predicar la sumisión simple y llana, sino que
también se debe predicar la rebeldía frente a sectores poderosos que
sólo les interesa nuestras riquezas y que deben usufructuarlas a como dé
lugar, sin importar que a nosotros nos toque morir o sufrir las contaminaciones y desastres.
Entendió desde temprano, que
no basta rezar y asumió la estrofa de una canción que hicieron muy
popular el grupo músico vocal Los Guaraguaos, que dice: No basta rezar ,
hacen falta muchas cosas para conseguir la paz.
Toda
lucha tiene su precio y consecuencia, más cuando se está en una
sociedad donde a los que nos gobiernan sólo les interesa nuestras
riquezas para su beneficio, sin importar el precio que el pueblo deba pagar, y
el padre Rogelio lo sabe.
Gracias
que las acciones y reacciones de los que nos gobiernan en la actualidad,
han cambiado, porque ayer nos desaparecían o mataban, hoy solo
nos destierran de la manera más delicada, trasladándonos a otra
latitud, bien lejos, donde nuestra voz y acción no sea la antorcha que
guie al pueblo.
El
Padre Rogelio es víctima de su Iglesia, del Estado y tiene que pagar su "Atrevimiento’’ por ser diferente a otros curas que desde el púlpito sólo nos hablan de ofrendar nuestra otra mejilla o de la sumisión de Job.
El Padre Rogelio entendió que desde el púlpito también se puede guiar al
pueblo por el sendero del reclamo de sus derechos, a emanciparse contra
los entreguistas, que a cambio de dinero nos condenan a la muerte por
explotaciones mineras que solo nos dejarán los cráteres, laceraciones,
enfermedades y el peligro de deslizamientos que nos extingan.
El
Padre Rogelio ha sabido ser diferente y eso para los poderosos es un "atrevimiento" que debe pagar, que ser luz en la oscuridad no es
prudente en estos tiempos de entreguismo de nuestras riquezas.
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