Por Alejandro Santana
“Dame sabiduría para gobernar mi pueblo”, fue
la petición que le hizo el Rey Salomón a Jesús, de acuerdo a lo que señala la
Biblia.
Pudo haberle pedido cosas materiales de aquellas
que enaltecen el ego de muchos políticos, mucho Oro, mujeres y otras tantas
cosas materiales que nos gusta tanto a los humanos.
Por ejemplo, escuché recientemente a un señor de
esos que hace relativamente muy poco tiempo eran de los activistas políticos
que se iba a los puños con cualquiera, defendiendo a sus líderes y
partido.
Me llamó mucho la atención el cambio radical que
ha ido asumiendo producto de las carestías, los malos servicios de agua y
luz en su sector, La Raqueta de Camboya.
Lo vi salir la noche del viernes 12 de
octubre del callejón que da acceso a su vivienda, con un envase
plástico en busca de agua para bañarse.
Al salir a la calle y ver la oscuridad reinante en
el sector, producto de los tantos apagones que se repiten en los barrios, más
en el de él, su exclamación no pudo ser otra que la del desaliento.
¡Yo que hasta ayer fui un enfermo en la política!
“Que en el 20 nadie me haga salir a votar, porque no lo haré”.
Eran aproximadamente las ocho de la noche,
regresaba de una dura jornada de trabajo sin horario, donde las labores
terminan cuando se acaba la mezcla (concreto para paredes y techo).
Sucio, cansado, muerto de hambre y con deseos de
bañarse, salió con su cántaro al hombro en busca de agua para amortiguar el
cansancio, pero no encontró.
Su frustración fue tal, que a voz en cuello
exclamó: ¡y total, para que voy a votar por nadie, si ya paso de los cincuenta
años y no me darán empleo y seguirá siendo imposible ser asumido por algunos de
esos programas sociales, destinados a los viejitos!
Ese tipo de desahogo lo he escuchado también en
amas de casa cuando se les va el gas para la estufa o tienen que acudir al
mercado a comprar lo de la comida y se encuentran con que todo ha aumentado de
precio.
Pero igual, en todos los sectores de esta Ciudad
se sufre de la carestía del agua para los quehaceres, incluyendo el aseo
personal y la limpieza de la casa, junto con el deficiente servicio eléctrico,
que cuando se tienen 6 horas con luz, hay que sufrir 18 horas apagados.
Son de las cosas que nuestros gobernantes
no han sabido resolver, pese a los años que llevamos reclamando y votando por
éste y por aquél, a ver si resuelven, pero todos han sido más de lo mismo.
Escasez de agua, falta de luz, malos servicios en
los hospitales donde van los pobres, programas solidarios que no funcionan
adecuadamente, porque desde el Estado se ha entendido que repartiendo una
fundita con productos comestibles de mala calidad, se le resuelve el problema a
los marginados de los pueblos.
Esos grandes problemas que como sociedad, como
pueblo, como ciudadanos nos afectan desde hace mucho tiempo, no han encontrado
a un Mandatario poseído de sabiduría para saberlos resolver.
Hablan de la erradicación de la pobreza, de las
bonanzas en la economía, pero cuando se miramos hacia los
tantos cinturones de miseria que tenemos, nos damos cuenta que
sólo es propaganda barata y engañosa.
¡Cuándo el pueblo despierte! Es lo que
he escuchado decir desde hace tiempo y parece que se está acercando ese
despertar y lo percibo por la manifestación de desaliento y frustración de
tantos dominicanos, que no ven en los políticos ni en los partidos, la solución
a sus tantos males.
Y es que tantas veces nos han engañado, que ya no
tenemos la esperanza en ningún político ni partido, porque ninguno ha sido
capaz de emular la sabiduría del Rey Salomón, porque ya no es necesario
encontrarse con Dios para saber de qué males adolecen los pueblos.
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