Por José Peláez
Desde hace ya
unos dos años o más, gran parte de la población ha estado observando con
legítima alarma y preocupación, como la violencia escolar ha ido creciendo, ahora adornado con vídeos, de manera que esas acciones violentas dentro del
aula escolar pasan a ser virales, llegando como todo un mal ejemplo a miles y
miles de adultos, jóvenes y adolescentes.
Otros agregan
que la expulsión actúa como un catalizador para ellos dar una respuesta más
violenta y conflictiva, que finalmente lo llevarán a ser populares pandilleros,
sicarios o narcos.
Por lo
general, la mayoría de los estudiosos de conducta, en mi opinión, creen que el
asunto en cuestión es un problema de consejería y tolerancia.
Cuando una
oveja está enferma, hay que separarla del rebaño. La expulsión debe ser una
medida extrema, pero necesariamente hay que seguir implementándola, cuando un
mismo estudiante es el impostor en un mínimo de dos o más actos
indisciplinarios.
Ocurre que en
muchas escuelas, aparecen estudiantes, los llamados bacanitos o papi champú, que
están en cualquier cosa, menos en seguir las reglas, el orden y el respeto a
sus profesores y compañeros. Es decir, no están en eso de ir aprendiendo,
incluso son tan agresivos que los profesores le temen, y no solamente eso, se
les permite ir con modas que explícitamente desnaturalizan el uniforme, no sólo
los varones, también las femeninas.
No es justo permitir
que un estudiante se convierta en un líder del irrespeto dentro de una escuela
o aula escolar, hay que expulsarlo.
Los
argumentos de pobreza y conflicto intrafamiliar, jamás deben ser asimilados para
permitir el caos en una escuela, dado que siempre se ha producido una que otra
acalorada discusión o pelea simple entre algunos estudiantes, eso pasa en
todas partes. Pero, cuando lo hacen con frecuencia, alevosía y figureos en las
redes, hay que tomar medidas drásticas.
Una solución
para paliar esa dramática situación escolar, es la creación de un Centro
Correcional por Región, administrado por técnicos especializados y la Iglesia,
vigilado y custodiado por fuerzas militares las veinticuatro horas al día, en
un lugar aislado y acondicionado para fines de enseñanza y conducta, de manera
que cualquier estudiante que sea expulsado, pueda ser remitido al Centro
Correccional de su Región, siempre y cuando sus Padres o un juez, den el visto
bueno. O prefieran que siga expulsado y que tenga la posibilidad de convertirse
en un consumado delincuente.
Es muy
posible que gran parte de la responsabilidad del Caos, tolerado en muchas
escuelas, sea del famoso MINERD, que ha introducido varias reformas al sistema
escolar que no han contribuido a un mayor índice de respeto, sino más bien, aceptando recetas extrañas a nuestra cultura, incluyendo la eliminación de
materias como Moral y Cívica, además de libros que trastocan nuestra real
historia Patria.
Tomado de El Birán NY.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.