Por Dr. Eliscer Guzmán
New York.-Más de 300 mil muertes de repente o inesperadas ocurren cada año en
Estados Unidos, y a nivel mundial más de 5 millones de personas sucumben a este
fenómeno. Por definición, la persona estaba asintomática una hora antes de
desarrollar el episodio, casi siempre una arritmia cardíaca que le ocasionó la
muerte.
Es fácil de entender por qué y por muchos años se han tratado de establecer
indicadores que nos ayuden a definir, identificar los grupos poblacionales más
susceptibles a morir de repente, sobre todo si la futura víctima no presenta
síntomas y por tanto no sospecha estar a riesgo de morir repentinamente. Los
criterios que tradicionalmente hemos utilizado, están lejos de ser perfectos y
solo nos ayudan a proteger parte de esta población a riesgo.
Entendiendo que la causa más frecuente de muerte de repente es arritmia
cardiaca (fibrilación o taquicardia ventricular, paro cardíaco o asístole) se
han examinado las enfermedades cardíacas que se asocian más frecuentemente con
estas disrritmias para entonces tratar de desarrollar técnicas diagnósticas que
nos ayuden a predecir quien está a riesgo de morir de súbito.
Los elementos más importantes para este modelo de predicción son, el bombeo del
músculo cardiaco o fracción de eyección, enfermedad estructural del corazón
como dilatación o agrandamiento, historia de sincope o arritmias complejas en
el individuo, unida a la edad del paciente, historia de muerte de repente en un
familiar cercano y la presencia de problemas coronarios como angina de pecho, infarto
previo o revascularización coronaria anterior e historia de syncope.
Al presente contamos con la inserción o implantación del desfibrilador
intracardiaco, que debe de usarse en todo paciente que tenga un corazón grande y
un bombeo del músculo miocárdico de menos de 35% y con síntomas de corazón
débil.
Hasta en un 65% de los casos podemos prevenir la muerte de repente por
arritmias cardíacas, sobre todo si el daño al músculo cardíaco fue producido por
enfermedad coronaria (cardiomiopatía isquemia). Si el paciente tiene un corazón
normal estructuralmente, pero tiene historia familiar de muerte súbita con o sin
otros hallazgos electrocardiográficos, estudios electrofisiológicos más
profundos son recomendados.
Grabadores de eventos que se colocan por varias semanas y hasta por más de
1 año, a veces nos ayudan a detectar arritmias no percibidas por el paciente o
no detectadas en un simple electrocardiograma. Como pueden ver, nos falta mucho
por aprender y derrotar a esta causa de muerte tan común como inesperada.
Imagínense que se cree que hay más de 7 mil desórdenes genéticos que inducen
arritmias malignas y solo algunos de estos genes han sido identificados hasta
ahora.
Nuestro deber es tratar de identificar los que creemos más susceptibles y
tratarlos con desfibriladores intracardíacos, si el caso así lo requiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.