Por David Ramírez
La ciudad de Barahona conserva en su centro histórico, decenas de
inmuebles construidos con una bella arquitectura en madera y hormigón, los
mismos poseen un valor histórico incalculable. Cada año la ciudad pierde parte
de su identidad cultural por la destrucción de estos valiosos inmuebles para
darle paso a modernas viviendas, edificios o parqueos.
En el año 1986, el Centro de Inventario de Bienes Culturales, organismo
perteneciente al Ministerio Nacional de Patrimonio Cultural, realizó a la
ciudad de Barahona un inventario de lo que había sido su crecimiento por etapa,
determinando cual era el área que tenía más repercusión dentro de lo que podría
considerarse una arquitectura propia de la ciudad.
El levantamiento de ese inventario arrojó que el 70% de los inmuebles de lo
que se había enmarcado como centro histórico de la ciudad, estaba construido en
madera, aunque en muchos de ellos, con base de hormigón.
El centro histórico de Barahona, etapas de crecimiento. Las primeras casas
de la ciudad de barahona comenzaron a construirse en lo que hoy es conocido
como el barrio La Playa, una especie de caserío de pescadores en terrenos que
fueron utilizados, poco después, por sus primeros habitantes, para el corte de
madera de guayacán, caoba y roble como leña, convirtiéndose luego esta
actividad en el principal sostén económico de la zona por muchos años.
De estas primeras casas de pescadores, que fueron una especie de bohíos,
construidas con madera de palma o tabiques, no quedan rastros históricos.
Este primer asentamiento, fue originando un crecimiento de la población
hacia la zona noroeste, con viviendas con escaso valor arquitectónico, de las
cuales aún quedan pocos vestigios, como son las casas que se encuentran en los
alrededores de la zona del parque de los Sueros.
Para la arquitecta Gladys Leticia Tejeda, subdirectora técnica del
Ministerio Nacional de Patrimonio Monumental, (quien fue la persona responsable
de realizar el inventario en el 1986), el valor en que radica el centro
histórico de Barahona, al poseer una arquitectura en madera con base de
hormigón, es resultado de la conjugación de acontecimientos históricos,
políticos y sociales divididas por etapas.
La arquitecta Tejeda divide el surgimiento del centro histórico de la
ciudad, en dos etapas del crecimiento, las mismas comprenden los periodos de
1900 al 1930 y del 1930 al 1958.
La primera etapa, la de 1900 al 1930, es la representación más importante
de la arquitectura de la ciudad, por ser el periodo con el mayor porcentaje de
obras construidas, muestra signos del poder comercial de aquella época
representada con la llegada de los inmigrantes judíos, libaneses, sirios y
dominicanos, atraídos por el crecimiento económico de la zona.
En esta etapa se construyen los edificios esenciales para dar servicio a la
población, con materiales poco duraderos, como son madera, zinc y algunas casas
con mampostería u hormigón, (cabe destacar que la primera casa construida totalmente
con hormigón, fue la de Luis E. Del Monte).
Es una etapa con una rica arquitectura. Entre los edificios construidos en
esta etapa se encuentran, la gobernación (hoy biblioteca municipal), el primer
templo católico (hoy academia Franciscana), el Parque Central, el edificio del
Cuerpo de Bombero, el Cine Unión, el parque de los Sueros, entre otros.
Cabe mencionar también, que en esta etapa son trazadas las calles y algunas
de ellas pavimentadas, lo cual conllevó a que muchas casas, sus propietarios tuvieran
que anexarle una parte en hormigón para que sirvieran de escaleras (ejemplo de
estas casas son las que están ubicadas en las calles Jaime Mota o Nuestra
Señora del Rosario) y a otras se les construyeron galerías también en hormigón,
pero manteniendo su estructura en su totalidad en madera.
Para la arquitecta Tejeda, en la última etapa del crecimiento histórico de
la ciudad comprendido entre 1930 al 1958, aparecen nuevas formas que le dan un
aspecto diferente a la trama urbana de la ciudad, con el empuje socio- económico
que revistió la Era de Trujillo.
En esta etapa se construyen el local del Partido Dominicano (hoy Obispado), la Gobernación, el Ayuntamiento, el Correo, el cine Ercilia,
Aduanas, el cine Bahoruco, el parque infantil, entre otros.
En cuanto a las viviendas, según la arquitecta Tejeda, en esta etapa
aparecen nuevas formas que le dan un aspecto diferente a la trama urbana de la
ciudad, aunque hay ejemplos, como son algunas viviendas construidas con un
estilo neoclásico o chalé, muy frecuente en la zona de Gazcue de Santo Domingo.
El centro histórico de Barahona es madera y color. Aunque no se pueda
enmarcar como un estilo único, el centro histórico de Barahona posee una
arquitectura en madera apoyada en el color, principalmente en su primera etapa
de crecimiento.
Para la arquitecta Tejeda, las casas de madera de este centro histórico, mantienen una armonía en el color, en los elementos que se usan y pone como
ejemplo el marco de las puertas pintadas de blanco.
Ninguna de las casas que ella conoce del centro histórico de la ciudad, tiene un color agresivo. Cuando se transita por algunas calles del centro
histórico de Barahona, por ejemplo la 30 de Mayo, se puede notar la calidez del
material con la que fueron construidas algunas viviendas, propia de la
arquitectura de los inmigrantes antillanos, con su techo de zinc y
buhardillas (ventanitas o respiraderos) para que la vivienda no se calentara.
El centro histórico de la ciudad debe ser protegido. El centro de nuestra
ciudad es nuestro patrimonio cultural, lamentablemente se encuentra seriamente
amenazado, preservar la rica arquitectura de este lugar no quiere decir que
nuestra ciudad no pueda dejar de crecer o modernizarse.
No nos oponemos al progreso, pero ese crecimiento y modernización de la
ciudad debe ir acompañado con la protección de todo su patrimonio.
Por lo tanto, cada día se hace más urgente que la sala capitular del
Ayuntamiento se avoque a legislar para crear normas de protección, con miras a
detener la destrucción sistemática de lo más valioso de su patrimonio cultural.
Estos inmuebles del centro histórico (construidos en madera u hormigón),
son nuestra memoria arquitectónica, deben ser salvaguardados porque representan
en, gran medida, la identidad de nuestro pueblo. El centro histórico de la ciudad
conserva un pedacito de nuestro pasado, destruirlo sería perder la esencia de
lo que fuimos y somos como pueblo.
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