Planta de carbón de la Barrick Gold
Por Rafael Matos Féliz
En el 2002, el Gobierno Dominicano había hecho
un contrato con la empresa Placer Dome para explotar las Minas de Oro de Cotuí.
Dicho contrato, daba un 25% de las ganancias netas al país. Señalaba que
después que la empresa sacara el capital de inversión (unos 350 millones de
dólares), el Estado Dominicano quedaba con el 51% de las acciones. Además, las
tierras expropiadas a los campesinos para la explotación, al igual que las
remediaciones ambientales, debían ser cubiertas por la empresa minera.
Las expropiaciones y las remediaciones
ambientales, ahora tenía que pagarlas el Estado, es decir, el pueblo dominicano.
Este leonino contrato, fue enviado por el Presidente con la recomendación de
que lo aprobaran de inmediato. Para lo cual, “los congresistas” no tuvieron
que leerlo, ni siquiera para saber de qué se trataba. Solo tenían que
aprobarlo.
El desprecio del gobernante y de los
congresistas contra este país, no se paraba ahí y, a seguidas se da el permiso
para que la empresa instale una planta energética con carbón de petróleo a
cielo abierto en la zona del Cayo de Barahona. Dicha planta produciría la
energía que la empresa demandaba para las minas de Cotuí. Y para llevar la
energía desde Barahona a Cotuí se tenía que construir una “avenida eléctrica”
desde Barahona, pasando por Azua, Ocoa, Bonao y atravesando las carreteras
Sánchez y Duarte.
De inmediato, “los loquitos” que estamos en
Barahona, los que nos oponemos a los que los buscavidas llaman “desarrollo”,
buscamos informaciones acerca de este tipo de plantas energéticas y encontramos
que en los Estados Unidos, esas plantas
habían sido prohibidas, porque se comprobó que el carbón de petróleo que
se usaba, producía gases y partículas muy toxicas y que en esa nación eran las
causantes, de por lo menos el 19% de los abortos o nacimientos anormales de
niños y del aumento, en un 150%, de las muertes por cáncer en adultos, en las
zonas donde estaban ubicadas.
Esos datos los encontramos en trabajos escritos
por la Agencia para la Protección del Ambiente (EPA) y Earth Policy Institute,
ambas de Estados Unidos. Dimos nuestra voz de alerta y nos opusimos a ese
crimen contra esta empobrecida provincia y ahí mismo aparecieron los
“desarrollistas de pacotilla”, y nos acusaron de enemigos del desarrollo.
Algunos
“dirigentes políticos y sindicalistas del partido de gobierno” decían a todo
pulmón, ¡que venga ya la planta de
carbón!, que con ella llegará el
desarrollo a Barahona! Más tarde se corrió la voz de que esos personajes
habían recibido pago por su “trabajo” y luego los mismos personajes fueron
usados por la Barrick Gold para la “entrega de mochilas y cuadernos a niños”,
especialmente en lo que hoy es Villa Central.
En
otras palabras, Barahona sería usada como centro productor de energía barata
para la empresa minera y nosotros recibiríamos las cenizas volátiles (Fly ash)
y así nos ganábamos los abortos, las anormalidades de nacimientos de nuestros
niños y el aumento de las enfermedades cancerígenas, y no olvidemos que también
algunos apologistas del “buscavidismo” iban a ganar el cobro por su venta y
prostitución.
Otro
aspecto que ganaríamos, era lo referente a que las aguas lixiviadas al mojarse
las pilas del carbón depositadas en el Cayo (acción que se debía hacer
constantemente), irían a drenar como aguas servidas al mar Caribe en la zona detrás
del depósito; lo que implicaba envenamiento masivo de peces por la ingesta de
mercurio y otros químicos contenidos en los carbones de petróleo. Peces que
nosotros comeríamos también.
Ese
crimen, solo se pudo evitar, cuando en un “encuentro” organizado por la Barrick
Gold en Costa Larimar, las voces más comprometidas con el Desarrollo Sostenible, hablaron y mostraron copias de los daños que a la salud hacen esas plantas.
Esas voces acallaron los cantos de sirenas de los allí “pagados”, y al final,
el Obispo Felipe Núñez, dijo: “señores de la Barrick, recojan que ya Barahona habló y aquí, no los queremos”.
Es
muy lamentable que en Cotuí se muere y se enferma la gente contaminada, se les
dañan sus aguas, se disminuye su vida y los cuartos que gana la empresa, el
gobierno los pone como parte del Crecimiento Económico y como desarrollo de
nuestro país. ¿Ustedes han visto al
diablo?
Seguimos
en otra ocasión mis estimados amigos.
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible
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