13 de febrero de 2017

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 13 de febrero, 2017)

Yo El Supremo (2 de 2)

Por Carlos Darío Sousa S.*

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“Los pasquineros consideran indigno que yo vele incansablemente por la dignidad de la República contra los que ansían su ruina. Estados extranjeros. Gobiernos rapaces, insaciables agarradores de lo ajeno. Su perfidia y mala fe las tengo de antiguo bien conocidas”.

Las imágenes del gobernante pueden repetirse hasta la perpetuidad o hasta la geografía más recóndita o hasta los lugares comunes en que la vida política se realiza sin una ética o simplemente con la vista puesta en la perpetuidad. “La costumbre de ver a un gobernante acompañado de guardias, tambores,
oficiales, armas y demás cosas que inclinan al respeto y al temor, hace que su rostro, aún si alguna vez se ve solo, sin cortejo alguno, imprima en sus súbditos temor y respeto, porque nunca el pensamiento separa su imagen del cortejo que ordinariamente lo acompaña”.

La novela –según el análisis de Lilia Dapaz Strout- “incluye portentos y fenómenos inexplicables para rebelarse contra la supremacía cartesiana de la razón. Se trata de la huida del mundo real, de un estado de excepción psíquica en el que se esfuma la conciencia realista hacia el entorno material para dar paso a fantasías que son vividas subjetivamente como si fuera realidad”. “Al atribuirle al personaje características de dioses que mueren y renacen, -influencia romana- vemos la intención del escritor de comparar a su protagonista con alguien que busca y logra la inmortalidad”.   
   
Eduardo Becerra en “Yo, el Supremo. Escrituras del poder, poderes de la escritura”, dice “ ...solo puede concebirse el poder absoluto en la posibilidad del control total de los discursos o, yendo aún más allá, en la posibilidad de que ese discurso del poder aparezca como único posible”.

La historia que describe Bastos es trascendente y nunca agota las posibilidades de ser inagotables, repetitivas, como si fueran necesariamente nuestra forma de ver la vida y estar inserto en la realidad de nuestras sociedades. “La operación pillaje se convirtió en una empresa política. Vista la facilidad con que un puñado de hombres decididos, sin exagerados escrúpulos, se apoderó del botín…”. Esa es la realidad, esa es nuestra historia.

Pienso que esta novela solo queda parcialmente señalado su contenido. Sé que quedan  personajes e instituciones fuera de este artículo, sea Iglesia, funcionarios, militares, el alma, Dios, la Revolución y los revolucionarios, la copula, los hijos bastardos, y la necesidad de mantener a ésta pérfida gente, nada de competidores, o de intenciones “A racha de hacha voy a talar este bosque de plantas parásitas. Tiempo no me sobra. Más tampoco ha de faltarme….”. “Cuando recibí este desdichado gobierno, no encontré en cuenta de Tesorería dinero, ni una vara de género, ni armas, ni municiones, ninguna clase de auxilios. No obstante, estoy sosteniendo los crecidos gastos, la provisión, el apresto de artículos ...la seguridad nacional, a más de costosas obras, a fuerza de arbitrios, de maña, faenas, diligencias. Incesantes trabajos desvelos ...todo esto por hallarme en un país de pura gente idiota, donde el Gobierno no tiene  a quien volver los ojos, siendo preciso que yo lo haga, industria, aministre hasta el menor de los detalles, en afán de sacar (al país) de la infelicidad, del abatimiento, de la miseria en la que ha estado sumido por siglos”.

“Además de Dictador Perpetuo, debo ser al mismo tiempo Ministro de Guerra, Comandante en Jefe, Supremo Juez, director de la Fábrica de Armamento. Suprimidos los grados de oficiales superiores hasta el de capitán, yo solo constituyo la Plana Mayor completa en todas las armas. Director de Obras Públicas, debo vigilar personalmente hasta el último artesano, la última costurerilla, el último albañil, el último peón caminero, todo sin contar el trabajo, los disgustos, las contrariedades que me dan ustedes, jefes, funcionarios civiles/militares, de todo el país en las guarniciones, en las fortalezas más lejanas”. “¡Ya los quisiera ver! Les ofrezco el cargo. Vengan a tomarlo si todavía les parece vago lo que hago. Háganlo ustedes mejor que yo, si es que pueden”.  


Las aristas del libro son infinitas en su aplicación. Si bien Paraguay es la referencia principal, pero si usted suprime esa referencia, verá que puede poner el nombre de otro país, y las historias, como es lógico, con sus variantes y las idiosincrasias particulares, encajarán en el desarrollo y el contenido de la obra, como encajan en todos las jaurías depredadoras.

*El autor es catedrático universitario.-

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