Yo El Supremo (2 de 2)
Por Carlos Darío Sousa S.*
“Los pasquineros
consideran indigno que yo vele incansablemente por la dignidad de la República
contra los que ansían su ruina. Estados extranjeros. Gobiernos rapaces,
insaciables agarradores de lo ajeno. Su perfidia y mala fe las tengo de antiguo
bien conocidas”.
Las
imágenes del gobernante pueden repetirse hasta la perpetuidad o hasta la
geografía más recóndita o hasta los lugares comunes en que la vida política se realiza
sin una ética o simplemente con la vista puesta en la perpetuidad. “La
costumbre de ver a un gobernante acompañado de guardias, tambores,
oficiales,
armas y demás cosas que inclinan al respeto y al temor, hace que su rostro, aún
si alguna vez se ve solo, sin cortejo alguno, imprima en sus súbditos temor y
respeto, porque nunca el pensamiento separa su imagen del cortejo que
ordinariamente lo acompaña”.
La
novela –según el análisis de Lilia Dapaz Strout- “incluye portentos y fenómenos
inexplicables para rebelarse contra la supremacía cartesiana de la razón. Se
trata de la huida del mundo real, de un estado de excepción psíquica en el que
se esfuma la conciencia realista hacia el entorno material para dar paso a
fantasías que son vividas subjetivamente como si fuera realidad”. “Al
atribuirle al personaje características de dioses que mueren y renacen, -influencia
romana- vemos la intención del escritor de comparar a su protagonista con
alguien que busca y logra la inmortalidad”.
Eduardo
Becerra en “Yo, el Supremo. Escrituras del poder, poderes de la escritura”,
dice “ ...solo puede concebirse el poder absoluto en la posibilidad del control
total de los discursos o, yendo aún más allá, en la posibilidad de que ese
discurso del poder aparezca como único posible”.
La
historia que describe Bastos es trascendente y nunca agota las posibilidades de
ser inagotables, repetitivas, como si fueran necesariamente nuestra forma de
ver la vida y estar inserto en la realidad de nuestras sociedades. “La
operación pillaje se convirtió en una empresa política. Vista la facilidad con
que un puñado de hombres decididos, sin exagerados escrúpulos, se apoderó del
botín…”. Esa es la realidad, esa es nuestra historia.
Pienso
que esta novela solo queda parcialmente señalado su contenido. Sé que quedan personajes e instituciones fuera de este
artículo, sea Iglesia, funcionarios, militares, el alma, Dios, la Revolución y
los revolucionarios, la copula, los hijos bastardos, y la necesidad de mantener
a ésta pérfida gente, nada de competidores, o de intenciones “A racha de hacha
voy a talar este bosque de plantas parásitas. Tiempo no me sobra. Más tampoco
ha de faltarme….”. “Cuando recibí este desdichado gobierno, no encontré en
cuenta de Tesorería dinero, ni una vara de género, ni armas, ni municiones,
ninguna clase de auxilios. No obstante, estoy sosteniendo los crecidos gastos,
la provisión, el apresto de artículos ...la seguridad nacional, a más de costosas
obras, a fuerza de arbitrios, de maña, faenas, diligencias. Incesantes trabajos
desvelos ...todo esto por hallarme en un país de pura gente idiota, donde el
Gobierno no tiene a quien volver los
ojos, siendo preciso que yo lo haga, industria, aministre hasta el menor de los
detalles, en afán de sacar (al país) de la infelicidad, del abatimiento, de la
miseria en la que ha estado sumido por siglos”.
“Además
de Dictador Perpetuo, debo ser al mismo tiempo Ministro de Guerra, Comandante
en Jefe, Supremo Juez, director de la Fábrica de Armamento. Suprimidos los
grados de oficiales superiores hasta el de capitán, yo solo constituyo la Plana
Mayor completa en todas las armas. Director de Obras Públicas, debo vigilar
personalmente hasta el último artesano, la última costurerilla, el último
albañil, el último peón caminero, todo sin contar el trabajo, los disgustos,
las contrariedades que me dan ustedes, jefes, funcionarios civiles/militares,
de todo el país en las guarniciones, en las fortalezas más lejanas”. “¡Ya los
quisiera ver! Les ofrezco el cargo. Vengan a tomarlo si todavía les parece vago
lo que hago. Háganlo ustedes mejor que yo, si es que pueden”.
Las
aristas del libro son infinitas en su aplicación. Si bien Paraguay es la
referencia principal, pero si usted suprime esa referencia, verá que puede
poner el nombre de otro país, y las historias, como es lógico, con sus
variantes y las idiosincrasias particulares, encajarán en el desarrollo y el
contenido de la obra, como encajan en todos las jaurías depredadoras.
*El autor es catedrático universitario.-
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