Por Hidalgo Rocha Reyes
La
búsqueda continua del ser humano por encontrar la perfección física, lo ha
llevado a explorar espacios nunca antes imaginado en las diversas aéreas
del quehacer médico–científico, o en el sometimiento de su cuerpo a
abstenciones normales para el sostenimiento del mismo.
Desde
el siglo pasado, la búsqueda de la mejoría de la apariencia física ha hecho, que tanto
hombres como mujeres, hayan pasado por el
quirófano para solucionar apariencias
que ellos consideran defectuosas para la aceptación social. Muchísimas veces, sin necesidad de ellos, puesto que quienes le rodean le han querido y valorado
por lo que siempre han sido.
Relaciones
personales de todo tipo, han sido rotas por esta búsqueda continua del
perfeccionamiento físico. Relaciones que nacen de la aceptación mutua, de la
magia del amor y del cariño, son echadas al abandono, tras uno de los componentes
entender que encontró o está cerca de la perfección que busca.
El
auge de la cirugía estética, donde hombres y mujeres son sometidos a arreglos
corporales, es hoy por hoy uno de componentes de las separaciones maritales y
personales de mayor frecuencia. La elevación del autoestima de los que son
sometidos a esta práctica médica, es digna de admiración. Los cambios hormonales
y la búsqueda de espejos y de atención, lo llevan a olvidarse de su
principal admirador, quien por años le aceptó.
Las
ropas chics, las muy ceñidas al cuerpo y las semi-desnudas, hacen que éstos, en
su búsqueda de admiración y aceptación, se olviden de la apariencia social de su
compañero de vida y al llegar a los lugares frecuentados, se vean en venta para
los demás y con ello llegan los fildeos y gardeos, sin importar que él o la
compañera esté presente.
Esos
cambios de actitud y aptitud de los que son sometidos a estas cirugías
estéticas, son normales, según personas consultadas. Inclusive, médicos cirujanos
les advierten a los sometidos, sobre el peligro de no saber manejar los cambios
hormonales y del autoestima, originados después de dichas operaciones, ya que
tras las transformaciones corporales, éstos, algunas veces sufren cambios
sicológicos que varían su manera de pensar y actuar.
Por
lo que podríamos agregar, que quizás las separaciones amorosas y maritales de
estas personas que buscan la perfección física a través de la cirugía estética, podrían estar relacionadas a deficiencias sicológicas o de necesidad de vida,
sean éstas de cansancio marital, cambio de pareja o búsqueda de aventuras para
sentirse vivo después de años de servicios.
Aunque
no se vea como una problemática social en sí, el auge de la cirugía estética
como fuente de disolución de relaciones amorosas, nos llama a la atención, puesto
que son muchos los casos que hemos observado, tanto de hombres que acuden a la
llamada cirugía bariátrica para ponerse
light, como de mujeres que utilizan casi todas las maneras para llegar a dicho
perfeccionamiento y en el camino van dejando relaciones amorosas y familiares, fundamentadas en el respeto, el cariño, la aceptación y el amor.
Por
lo que hay que concluir con que, lejos de entender que nuestra pareja
necesite realizarse algunas de las cirugías estéticas del momento, no menos cierto
es también que quien de la pareja no se la realice, debe ser ayudado o esta
tomar la iniciativa de adecuarse a la apariencia de la misma (tu pan y yo
casabe), a través del régimen que sea, porque de lo contrario, perderá su pareja
en el mercado, por como están las cosas y como están los cacos.
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