Ciudad Universitaria UASD-Barahona (1)
Por Rafael Matos Féliz
Un proceso traumático
que separó, en forma evidente, a los que propugnan por el desarrollo sostenible
y los que buscan “el dame lo mío”, lo fue la lucha y gestión para la
construcción de la Ciudad Universitaria de la UASD, aquí en Barahona.
Luego, el Comité de
Apoyo logró obtener, en calidad de préstamo, el edificio que sirvió como Casino
del Sur del Centro Sirio-libanés, que está contiguo al edificio de Aduanas.
Allí, el 26 de febrero del 1970, se inicia la actividad universitaria por primera
vez en la ciudad de Barahona. Así nace la primera Extensión de la UASD. Al día
siguiente, 27 de febrero, se inaugura la segunda extensión en San Francisco de
Macorís.
A partir de ese
momento, la educación universitaria se abre paso en la provincia, trayendo eso un
verdadero desarrollo en toda la región suroestana. En la medida que crece el
ingreso de estudiantes a las aulas, se hace necesario que en la misma medida se
amplíe la infraestructura académica. Se lograron espacios prestados, se
construyó un nuevo edificio y aun así, ello no fue ni era suficiente para la
población universitaria.
La Dirección del
CURSO del periodo 2002-2005, le da carácter a la necesidad de gestionar una
Ciudad Universitaria que pueda albergar, en proyección estratégica, a la
población académica que crece día a día. Es de ahí que, con las asociaciones de
profesores, de estudiantes y de empleados, la Dirección del momento inicia la
gestión para conseguir los terrenos que ocupaba la Quinta Brigada del Ejército
en esta ciudad.
Esta ruta se traza
como estrategia, debido a que la explosión del Polvorín de San Cristóbal, ocurrida
al final del 2000, llevó a la decisión gubernamental, en el 2001, de sacar
todos los recintos militares de las ciudades, a fin de evitar catástrofes y así
eliminar los riesgos para la población civil.
Se inician las
acciones desde el Centro-UASD para el logro de ese objetivo y se busca sostener
un encuentro con el Presidente de la República, que a la sazón lo era Hipólito
Mejía. Se logra hablar con el Presidente y a la solicitud del CURSO, él señala
su aceptación y disposición, pero nos recomienda hablar con el Secretario de las
Fuerzas Armadas, que lo era José Miguel Soto Jiménez.
Se logró hablar con el
Secretario, y al saber que el Presidente nos envió, señaló que si su comandante
en jefe estaba de acuerdo, él como respetuoso de los mandos, no tenía más opción
que acatar y dar cumplimiento; pero quería saber, si nos entregaba el recinto
militar, dónde iba a alojar a “los
efectivos” que en él se encontraban. Que para ese entonces (nos hizo saber),
eran unos 300 guardias.
Entre la Dirección y
el Presidente de la Asociación de Profesores, se acordó proponer que se
realizara una permuta entre los terrenos de la Quinta Brigada del Ejército y
los terrenos que la UASD poseía en la zona de Riochil (las 300 tareas donadas
por la familia Delmonte). Diseñamos la propuesta y la presentamos al Consejo
Universitario y la misma fue aprobada. Volvimos donde el Secretario con la
respuesta y acordamos una visita de él a los terrenos para conocer la realidad
en forma directa.
Ahí mismo se inició en
Barahona la oposición a ese proyecto de desarrollo. Sectores del partido de
gobierno se frotaron las manos y buscaron afanosamente que a sus partidarios se
les repartieran los terrenos de la Quinta Brigada. Desde la Gobernación local
se le pidió al Presidente que sólo le diera a la UASD las edificaciones y que
los terrenos se los repartiera a los perredeístas para proyectos de viviendas.
O sea, veían a la Ciudad Universitaria como un gueto, entre casas, colmados,
ganados, etc.
Desde la Gobernación
se les “apartó” un solar a todos los militantes del partido que dieran por
adelantado hasta 5,000 pesos. Eso llegó a llenar una alcancía de varios
millones de pesos, que aún hoy no se sabe adónde fueron a parar. Se tuvo el
tupé de pedir un Decreto que planteaba la ocupación de los terrenos de urgencia,
para lotificarlos y repartirlos a los militantes del partido, para “su proyecto
de viviendas”.
Seguimos más adelante
con este tema
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible
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