Por Alejandro Santana
Esta es
una de las expresiones más difundidas, que nos dejan en claro que profesionales
de la misma área deben apoyarse, protegerse entre sí.
Pero también está la expresión que
tiene que ver con la Geometría: Los ángulos de un triangulo se protegen entre
sí, y en sociedades como la nuestra se ha establecido que los sectores de
poder se protegen también entre sí.
Esos conceptos los identifico como
solidaridad y ser solidario con los demás, es un ejemplo de unidad y
coherencia en las acciones.
Yo quiero diferir de ese concepto
concebido de esa manera tan simple y acomodada, porque yo puedo estar
solidarizado contigo, en la medida en que tus acciones estén centradas en la
honestidad, la ética y una serie de reglas pre establecidas en el ejercicio.
No en un ejercicio enfermizo,
interesado, codicioso y manipulador, que dé pie a que a todos nos
juzguen mal.
Mi postura la enarbolo en el hecho de
que en los últimos años, en esta ciudad hay algunos colegas que
ejercen la labor de periodistas y comunicadores, amparados en el chantaje, en
la manipulación, en la distorsión y la interpretación dañina de lo que es
noticia.
Yo puedo no simpatizar con alguien, y
es normal, puedo no estar de acuerdo con sus acciones, pero no por eso debo
manipular notas para dañar, eso no es periodismo.
Y entre notas dañinas esta la
interpretación de un hecho, que para todos está bien, pero para mí no lo está, porque ya no recibo beneficios de esa persona o institución y por eso destaco
el lado malo de esa información.
Entre un ejercicio dañino está el
desconocimiento a la dignidad de otras personas, el calificar de ladrones a
otros por el simple hecho de que a mí me parezca, sin hacer caso a
un concepto periodístico y de abogados, ¡hablar con las pruebas en las
manos!.
Difundir una denuncia sin la debida
identificación del lugar de los hechos, sin la debida verificación de la
verdad, no es correcto, aunque algunos la defiendan.
En materia de matrimonio siempre se
ha criticado el que uno de los conyuges, luego de distanciados, salga a decir
barbaridades del otro con quien convivió muchos años y nunca se quejó de
él o de ella.
En periodismo hay ese matrimonio
fallido, disfrutamos de las mieles, sacamos beneficios, nos pasamos los
años de puro amoríos y cuando todo llega a su fin, salimos diciendo
diabluras de ese con quien mantuvimos una amistad o alianza cerca del
romanticismo.
Yo no puedo estar de acuerdo con ese
ejercicio mal infundado, manipulado y resentido, el periodismo que he aprendido
en las escuelas, en los medios en el ejercicio, durante tantos años, no es el
que algunos colegas están ejerciendo.
Claro que los tiempos han cambiado, que el periodista de los años del romanísimo, hoy es una especie en
peligro de extinción, pero en esencia, quienes lo ejercen fuera de las reglas y normas, no deben ser llamados periodistas, comerciantes le sentaría mejor.
Así como entiendo que luego de
disolver un matrimonio es feo salir a hablar del ex, ese mismo concepto tengo de quienes
luego de perder una publicidad o un favor, salgan a destacar todo lo negativo
que vean, sin tomar en cuenta que los lectores están al asecho de
esas malas artes en el ejercicio.
No pido que se callen las cosas, ni
que el ejercicio sea como yo digo, sencillamente entiendo que se debe hacer una
labor apegada a las buenas prácticas.
Los ciudadanos saben leer.
También interpretar las notas, y cuando hacemos un trabajo en beneficio
de alguien, el lector se da cuenta si de por medio hubo dinero o hay rencor y
venganza.
El periodismo podría no ser el
llamado cuarto poder, pero es una herramienta de primer orden, en las dictaduras
como en las democracias, su ejercicio con criterio de honestidad, impide abusos
del tirano y afianza los derechos en las democracias.
Un periodista no es el mejor porque
un día de un palo noticioso. Se puede llagar a ser buen periodista en la
medida en que nuestro ejercicio este centrado en la honestidad, la objetividad
y no acariciar la intención de dañar a los demás porque nos venga en
ganas.
He conocido a periodistas y
comunicadores que se baten el pecho diciendo que son honestos, pero tienen una
tremenda cola de malos hechos detrás de ellos.
No pisarse la manguera es un
concepto de solidaridad, pero, ¿donde quedaría mi supuesta honestidad
cuando sin pensar en perjuicios soy solidario con los deshonestos?
A partir de ahora, me centraré en
hacer mi trabajo y aunque muera por dentro, guardaré silencio frente a un
mal ejercicio del periodismo, porque no me formé para manipular, para el chantaje,
para el resentimiento ni las malas prácticas, sino para un ejercicio vinculado
a las buenas prácticas, cero critica, en el entendido de que a todos nos
juzgarán conforme a nuestro accionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.